Lourdes Oñederra (Donostia, 1958)
LOURDES
OÑEDERRA
Nació en San Sebastián, en 1958. Es licenciada en Filología Hispánica y doctora en Filología Vasca. Lingüista de profesión, trabaja como profesora de fonología en la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco. Entre sus obras sobre fonología pueden destacarseEuskal Fonologia: Palatalizazioa[Fonología Vasca: palatalización] (1990) yFonetika Fonologia Hitzez Hitz[Fonética y Fonología Término a Término] (2004).
Escribió un epílogo para la novela de Ramon SaizarbitoriaEhun metro[Cien metros], colaboró con infinidad de artículos en las revistasEre yOh, Euzkadi!, y fue columnista del diarioEuskaldunon Egunkaria y del Diario de Noticias de Álava. Ha colaborado también en las revistasArgia,Geu, Hika y Bake Hitzak.
Fue seleccionada para el Premio Nacional de Narrativa y, antes de recibir el Premio Euskadi del año 2000, le fueron adjudicados diversos premios como el de la Crítica (1999), elBeterriko Liburua (1999) y el Euskadi de Plata (2000).
Enamorada de la lengua
Lourdes Oñederra es una escritora enamorada de la narración; científica, viajera y equilibrada. Reconoce que su mundo es la lingüística, y también su inquietud y su compromiso; pero al hacer literatura es consciente de lo que hace: “una cosa es la lengua, y otra la literatura”.
Escribir en euskera fue para Lourdes Oñederra una elección científica. Desde pequeña le gusta jugar con la lengua, algo que le parece muy lúdico, y la atrapa la gente que relata anécdotas.
Sus principales preocupaciones son: la evolución del euskera, no caer en la artificialidad y apostar por la inteligibilidad, esto es, no perderse en cuestiones de forma despreocupándose del contenido. Dice que el euskera necesita lectores corrientes, y que hay que acertar a hacer literatura para el lector general.
Lourdes Oñederra cree que la mujer se queda más tranquila cuando le parece que su tiempo y aquello que hace es válido “también para los demás”. Por esa razón, tiende a dejar en segundo plano sus propios deseos y quehaceres personales o íntimos. Es por eso que proclama que la mujer debe decirse a sí misma: “me lo merezco”, y llevar al primer plano aquello que su interior realmente le solicita.
Denuncia que las que se mueven en el ámbito público son aún mujeres, no profesionales. Y que a menudo lo que dicen en conferencias y congresos no pasa a los titulares tal como lo declaran esas mujeres profesionales, sino según la interpretación de los periodistas.
Cara al futuro, defiende que la mujer ha de saber buscar la armonía entre su aspecto y las aportaciones que hace.
Se dice que el hecho de ser mujer no es algo que se perdone fácilmente, así que Lourdes opina que la mujer ha de crear en su imaginario su propia ciudad.
A la literatura vasca, entre otras cosas, ha aportado una imagen nueva de la mujer vasca.
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Enamorada de la narración
El placer de oír historias
Igual verdad que ficción
Escribir en euskera, una elección científica
“Consíguelo, y nunca lo sueltes”
Entre los primeros recuerdos infantiles que conservo, hay uno de la ikas