: Roman Simi?
: De qué nos enamoramos
: Baile del Sol
: 9788416320219
: 1
: CHF 4.00
:
: Gegenwartsliteratur (ab 1945)
: Spanish
: 252
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Con un estilo cristalino y envolvente, los cuentos de Roman Simi? bucean en la vida cotidiana de sus personajes para sacar a la superficie aquello que más les define: dudas, miedos, esperanzas, silencios... Como toda buena literatura, una vez cerrado el libro, sus historias te siguen acompañando y te reconfortan cuando más lo necesitas. adie como Roman Simi? para describir con dolor, rapidez e ironía el paisaje humano de postguerra en ese lugar que hasta hace algunos años llamábamos Yugoslavia. No sólo porque como todo croata ha vivido la guerra en primera persona (es decir, con suficiente lucidez como para después no-narrarla), sino, porque en De qué nos enamoramos ha sabido prescindir de todo odio y mostrarnos el momento en que el hombre se convierte en animal, sujeto extraño ante sí mismo. Y para esto, no sólo ha echado mano a experiencias propias, a personajes que se mueven perversamente entre Zadar y Nuevo Zagreb o a chistes sobre el reconocido arte naiv croata -tan elogiado por el nacionalismo político de los años 90-. Sino, que ha echado mano al estilo. Uno concentrado y ligero, que no se demora en concesiones, y muchas veces deja gran parte de la información debajo, tal y como le gustaba a Hemingway explicar su teoría del iceberg. Uno afilado, como si en un gesto de locura y delante de la madre de nuestra esposa, encajásemos con rabia un cuchillo en el centro de la mesa y después riéramos, riéramos...

Roman Simi? Licenciado en Literatura Comparada y Filología Española por la Universidad de Zagreb. Editor de la revista literaria Relations y la colección ?ivi jezici [Lenguas vivas], una antología de relatos cortos europeos. Organizador y editor del Festival del Relato Corto Europeo europeanshortstory.org/en. ; Ha sido incluido en varias antologías y relaciones de la prosa croata contemporánea y sus relatos han sido traducidos al francés, sueco, esloveno, alemán, polaco, checo, búlgaro, lituano, español e inglés. Ha publicado las poesías U trenutku kao u divljini [En el momento como en la selva; finalista premio Goran para poetas jóvenes, 1996], los relatos Mjesto na kojem ?emo provesti no? [Lugar donde pasaremos la noche, 2000] y U ?to se zaljubljujemo [De qué nos enamoramos, 2005]. Su obra Mjesto na kojem ?emo provesti no? ha sido traducida al polaco (2003) y esloveno (2004). U ?to se zaljubljujemo ha sido galardonado con el premio del diario Jutarnji list para el mejor libro croata de prosa en 2005. En 2007 fue publicado en Alemania y Serbia y a principios de 2008 también en lengua eslovena.

MARCO PARA EL LEÓN FAMILIAR


Para M.

«Maybe this flm is about growing older.»

Robert Frank,Conversations in Vermont

FOTOGRAFÍAS

Varias veces he imaginado que podemos recuperar cualquier recuerdo como si fuera una fotografía que entregamos para revelar después de, digamos, tres veranos. Los lugares y la gente son reconocibles, la foto todavía rememora el color del cielo, el mantel a cuadros, la ropa, sólo que ahora —al sacarla de un sobre de papel plasticado— es invierno u otoño, llueve y nos cuesta intuir por qué el dedo que la tomó apretó el botón precisamente en aquel momento, transformándola, más que en un recuerdo, en un testimonio claro y duradero del olvido.

 

Los recuerdos de la infancia que mi hermana y yo pasamos con mis padres, entre mudanzas de una ciudad a otra, los leo en las fotografías de mi padre, sorprendentemente numerosas para ese período irreal de nuestra vida. Son fotografías de pisos en los que vivíamos, de patios, entradas y ventanas que daban o no daban al mar; fotografías de perros y gatos, de parientes diversos, nosotros sus hijos y, por fin, de mi madre.

Laenfermedad de fotografiar e la debilidad para recordar, me escribe en el dorso de una fotografía en blanco y negro Anja, que al cumplir los quince años heredó de nuestro padre esa enfermedad, junto con una antigua cámaraKiev y algunos objetivos. Hace ya una década que Anja está en América y entre viajes y proyectos, varias veces al año, en lugar de cartas me envía fotos de gentes y ciudades que de un modo extraño llenan los espacios en blanco de nuestra memoria común.

En esta ocasión, liberada del sobre de correo aéreo, se trata de una escena tomada en algún nevado zoológico norteamericano: una fotografía que retrata a un león. Salpicado de copos de nieve, el rostro del león parece sosegado y manso, mientras al fondo, entre las rejas, se divisa el perfil congelado del guarda.El olvido enjaulado; está escrito al dorso.Naturaleza viva con guarda. En invierno. ¡No dejarlo salir!

Como tantas veces antes, en los álbumes de familia dispersos por la mesa busco entre un montón de fotografías una que pueda servir de respuesta. Al final elijo un retrato de Anja, sacado al estilo de las antiguas películas rusas, encima de un búnker italiano al atardecer, y le pongo:Nos gustaba este sitio los domingos, después del bosque. A la vuelta, una de las casas olía a patatas y pollo asado. Tú te sientas a la derecha y yo a la izquierda de la mesa. La mesa es un caballo tranquilo de aluminio. Sus patas, a diferencia de las nuestras, llegan hasta el suelo. Eso no está en la foto. El empapelado de la pared está hecho de líneas marrones y claras. Canto del jilguero en la jaula. Una fila de mamuschkasen la ventana. Mamá y la tele. Papá en el baño. El olor de la espuma de afeitar de él, el olor de la caricia de ella al acostarnos. La cama: tu lugar está en el medio, el mío juntoa la pared. Sombras en el techo. Ruidos de la calle. Tu sueño, ligero y confuso. Tu hermano, R.

Guardo la foto en un sobre preparado hace ya mucho tiempo y espero a que los recuerdos se calmen; se detengan, se queden tranquilos y congelados como el león de la fotografía de Anja. Quietos como el guarda, como la nieve atrapada en la foto. También pienso en quién guarda a quién, y de qué: ¿el león al guarda o el guarda al león? ¿El recuerdo como guardián del olvido, o el olvido como guardián del recuerdo? Al final pienso en lo que es ese león en realidad, dónde está ahora, de qué se alimenta y de dónde vienen pensamientos como éste.

Anja y yo, cada uno por nuestro lado, no lo sabemos.

Nuestras conversaciones a través de fotografías, al igual que el mundo que intentan construir, conllevan un desenlace fatal. Cuando agote la reserva de las palabras de mi padre, callaré, y cada palabra que mi hermana produzca la empujará más hacia el silencio. Así, la conquista del pasado propio, cada vez más lejano, nos llevará a los dos al silencio original, al vacío de una película todavía intacta que desconoce luz, fijador y revelador.

Aun así, o quizás a pesar de ello, la fotografía que pego con celo verde transparente en el tablero de corcho sobre mi mesa, se convierte en nuestro silencioso león familiar, enigma nevado que me observa desde el desayuno y hace que me acuerde de que también yo olvido y recuerdo, mientras espera pacientemente un desenlace.

HISTORIA

Cuando de los ojos cerrados comienzo a desenrollar nuestra historia familiar, las primeras palabras que intentan escapar de mi boca son