Presentación
Vida y obra de Alejandro Casona
Alejandro Casona, cuyo verdadero nombre era Alejandro Rodríguez Álvarez,1 nació el 23 de marzo de 1903 en Besullo, aldea situada cerca de Cangas del Narcea, en la montaña del occidente asturiano. Era el tercer hijo de Gabino Rodríguez Álvarez y Faustina Álvarez García, maestros que tenían la casa y escuela en una vieja casona solariega de la que el futuro dramaturgo tomó su nombre literario. En Besullo pasó los primeros cinco años de su vida, hasta que sus padres se trasladaron a Luarca y luego a otros lugares de Asturias hasta llegar a Gijón, donde Alejandro empezó el bachillerato y asistió por primera vez al teatro, experiencia que lo deslumbró.
Los siguientes destinos de sus padres lo llevaron a Palencia y a Murcia. Sin embargo, los recuerdos de Asturias, y especialmente sus primeros años en Besullo, lo marcaron definitivamente y están presentes en su obra literaria. En 1922 ingresó en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, donde se gradúa como Inspector de Enseñanza Primaria en 1926 con un trabajo tituladoEl diablo en la literatura y en el arte.
Su primer destino como maestro lo llevó a Les, en el valle de Arán, donde vivirá hasta 1931. En esta época se casa con Rosalía Martín Bravo y nace su primera hija, María Isabel.
En 1931 Casona gana una plaza de Inspector de Educación en Madrid, y se traslada a la capital con su familia. En este año se proclama la II República. Los dirigentes republicanos estaban convencidos de la necesidad de elevar el nivel cultural del pueblo español, de acuerdo con las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, que veía en la educación el mejor medio de conseguir ciudadanos libres. Entre otros proyectos educativos, se pusieron en marcha las “Misiones Pedagógicas”, ambicioso plan para difundir la cultura por toda la geografía española, especialmente a los pueblos y aldeas donde nunca había llegado una biblioteca, un teatro o una máquina de cine. Casona fue nombrado director del “Teatro del Pueblo”, incluido en estas Misiones Pedagógicas. Sus componentes eran estudiantes universitarios que actuaban gratuitamente. Durante cinco años, hasta su disolución en 1936, dirigió Casona este Teatro del Pueblo. Años después lo recordaría con emoción:
Durante los cinco años en que