El liderazgo humilde de los Mandos Intermedios…
Este libro no se escribió a lo largo de 2020. Fue realmente en el Año 0 D.Cv. (Durante el CoronaVirus). Y lo escribimos en el silencio de uno de esos momentos en los que la Historia pone el contador en posición de inicio. Seguro que todos, en algún momento, hemos tenido la consciencia de que la COVID-19 trazaba una frontera que aún no hemos cruzado del todo, una frontera no escrita hacia un futuro al que queremos llamar regreso, pero que tiene muy poco de retorno.
Así que nos pasó como al mundo. Las Arcix y este libro también entramos en crisis, en paréntesis, en estado de gravedad espacial. En Año 0, no solo de escritura también de visión profesional. Una cosa era el libro previsto (y nuestro desarrollo profesional) antes de marzo de 2020, y otra cosa lo que empezó a gestarse durante y tras el confinamiento. ¿Estábamos escribiendo para una escuela, para un mundo que ya no iba a existir? ¿Encajaría la ruta que queríamos compartir con lo que permaneciese? ¿Aceptaríamos de nuevo el vértigo de caminar sobre el aire? ¿Y si ya no hay Mandos Intermedios en la era postcovid? ¿Cambiaría todo para cumplirse la predicción deEl Gatopardo y seguir igual o peor?
Seguro que, mientras nos lees, se han puesto también a corretear por ahí todas las preguntas que ha movilizado, en cada una de vuestras escuelas, este falso estado de pausa, de imagen congelada, en el que nos quedamos. Por un lado, la imagen de las escuelas parecía una foto fija parada en el tiempo. Pero, si te acercabas (desde Twitter a Instagram, los blogs, las webs, en Linkedin) se escuchaba el bullir de los mejores. Profesores, padres, alumnos, Equipos Directivos, construyendo y sobreponiéndose a la perplejidad desde la escucha, el trabajo a distancia, la reflexión y la estrategia.
Para los profesionales más comprometidos este ha sido un tiempo lleno de interrogantes. Aquí van unos cuantos en el desorden natural que caracteriza lo que viene de la mano de la perplejidad y búsqueda:
¿Nuestra estructura, nuestro modelo de organización está preparado para esta escuela híbrida, flexible y con capacidad de respuesta ante lo imprevisible?
¿Cómo serán los nuevos tipos de vínculos que desarrollaremos para conectar a los alumnos con el aprendizaje, el conocimiento, con ellos mismos, con la realidad, con los otros?
¿Qué herramientas y estrategias necesitaremos para conectar y acompañar a los más frágiles o en situación más complicada si la escuela se transforma en un híbrido presencial y en línea?
¿Cómo deben ser las herramientas de evaluación, qué necesitamos que midan, en cuántos contextos tendrán que ser capaces de hacerlo, y cómo las convertiremos en eficientes compañeras de aprendizaje para los alumnos?
¿Qué nivel de comprensión y conocimiento sobre el Centro necesitan los padres de nuestros alumnos para que puedan acompañar a sus hijos en el modelo de aprendizaje que desarrollamos?
¿Cuántos escenarios, que hasta ahora no nos planteábamos, será necesario tener en cuenta en cada inicio de curso?
¿Dónde han estado nuestras fugas de agua como equipo? ¿Por qué han sucedido? ¿Qué debemos cambiar o mejorar?
¿Cuánto heroísmo, profesionalidad y talento han dejado al descubierto?
¿En cuántos aspectos educativos hemos cavado una fosa de mal hacer, de silencio y falta de comunicación? ¿Con qué actuaciones hemos provocado desconcierto y decepción en profesores, alumnos, padres por no asumir nuestro papel de referencia, de guías?
¿Qué nos ha preocupado más: acompañar, generar aprendizaje o cubrir el expediente con lo que sabíamos hacer?
¿Para cuántos profesores y equipos directivos 2020 ha sido un master de competencias? ¿Quiénes y por qué llegaron a 2021 sin haber entendido nada?
Alguno dirá que la lista de preguntas se ha terminado muy pronto. Es cierto. La intensidad, la confusión, la situación de inmediatez y de imprevisibilidad en la que trabajamos durante el confinamiento y en su salida posterior, darían para un libro exclusivamente interrogativo. Pensad en las que vosotros sumaríais. Cada una de ellas era el indicador de lo que la pandemia nos estaba haciendo descubrir, de en qué dirección necesitábamos crecer. Como profesores. Como directores. Como centros e Instituciones.
Para los que creen que la vida vuelve siempre a ser lo que fue, ha sido un tiempo de espera y pausa, no de transformación. Si alguno de los lectores se encuentra en este momento (a ver si vuelve Septiembre o Ene