Vilma N. Ponce Suárez
Entre las revistas cubanas de los años sesenta del sigloxx, conservadas en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, existe una publicación editada en idioma ruso con el nombre deKyba.Circuló por primera vez el 15 de septiembre en la Unión Soviética,43para que este pueblo conociera “[…]la belleza de la geografía cubana, el trabajo en las fábricas y el campo, las creaciones de los poetas y artistas, el valor de los soldados que defienden las costas de la Isla”.44El contexto era propicio para su elaboración, pues en esa época Cuba y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) fortalecían con celeridad sus vínculos diplomáticos y comerciales. Estas relaciones se afianzaron con la primera visita que Fidel Castro realizó a ese país en abril de 1963. La prensa cubana reportó ampliamente el suceso; y, en particular, la revistaCubapublicó un reportaje de 35 páginas, con anécdotas y numerosas fotografías que manifestaron la cordial bienvenida que le tributaron hombres, mujeres y niños soviéticos durante su recorrido por varias ciudades.45En enero del siguiente año, el líder de la Revolución Cubana regresó a la URSS en un viaje sorpresivo, en el cual se firmaron importantes acuerdos comerciales y de colaboración entre las dos naciones.46
En esta coyuntura, el escritor y periodista Lisandro Otero, una vez que asumió la dirección de la revistaCuba,en enero de 1964,inauguró en Moscú las oficinas que se encargarían de la edición mensual en ruso de esta publicación. Un convenio con la Editorial Progreso de Moscú garantizó que un equipo de esa entidad se ocupara de las traducciones.
El machón deKybareproducía los nombres del equipo editorial de su homóloga en español:Director: Lisandro Otero; Jefe de Redacción: Darío Carmona; Director de Diseño: José Gómez Fresquet (Frémez); Director de Fotografía: Federico Morales; Administrador: Roberto Pérez González y Jefe de Circulación: Raimundo Pérez. Sergio P. Alpízar, quien había sido hasta ese momento corresponsal de la revistaCubaen Moscú, se designó como jefe de Redacción de la edición en ruso, hasta febrero de 1965. A partir de marzo, lo sustituyó Ernesto González Bermejo. Un tiempo después, en febrero de 1967, la responsabilidad pasó a manos de José Jorge Gómez, quien también llevaba varios años vinculado con la publicación. Junto a ellos estuvo Dulcila Cañizares, como coordinadora. Por la parte soviética, el redactor responsable fue Yuri Vasilevich Goloviatenko, jefe de Redacción de la Editorial Progreso. Colaboraron además, como redactores-traductores, Olga Dimitrieva Sushko, Elena Ivanova Yakubovich y Olga Borisovna Oljovskaya.47
La revista se escribía y editaba en La Habana, y la impresión se realizaba en el poligráfico Kalinin. Lisandro Otero recordaba en su libroLlover sobre mojado. (Una reflexión personal sobre la historia),que al iniciar este trabajo editorial comprobaron la existencia en ese país de un evidente retraso en cuestiones tipográficas, lo cual provocó ciertas discrepancias entre el equipo dela revistaCubay los diseñadores soviéticos. Y añadió: “Era muy difícil lograr que se comprendieran los audaces diseños gráficos de la revistaCuba, nuestra manera novedosa de titular, emplanar, ampliar el material gráfico […]. Se argumentaba que derrochábamos espacio y el papel costaba caro […]”.48A pesar de esos desacuerdos, los cubanos lograron imponer con éxito su concepción de la revista.
Igual que la revistaCuba,Kybatenía cuatro portadas y varias hojas interiores en colores. El número de páginas era menor, solo 36; mientras que en la edición en español por lo general fueron 76. La mayor parte de su contenido constituía una selección de los reportajes ya publicados. Los diseños de ambas revistas eran similares, aunque existieron diferencias. Así, por ejemplo, algunas portadas deKybafueron inéditas, como la de junio de 1965; mientras que otras eran reproducciones de la revistaCuba.Tal fue el caso de la presentación de la primera edición, cuya fotografía de las muchachas con uniforme, de Alberto Korda, había sido publicada en abril de 1962.
Hubo también ilustraciones que solo aparecieron en la edición rusa, como “La modelo y la vietnamita”, de Frémez. Este dibujo se hizo famoso en 1967 por su mensaje político, al ser reconocido con una Mención Especial en el Concurso de Grabado, convocado por Casa de las Américas. Varios años después, el dibujante manifestó que la idea d