Escenario histórico cultural del desarrollo de José Antonio Portuondo
Raíces de la formación de la personalidad
José Antonio Portuondo Valdor nació en Santiago de Cuba, el 10 de noviembre de 1911, etapa histórica aún influenciada por los ardores de acontecimientos, que definieron el final del sigloxix cubano y marcaron en todos los órdenes la nación, donde se manifiestan especialmente frescas las huellas de la derrota de la metrópolis española ante el Ejército Mambí, pero también la injerencia en los asuntos de los cubanos del incipiente imperialismo yankee, sus reiteradas intervenciones, la Enmienda Platt, el nacimiento de la república mediatizada y la sucesión de gobiernos corruptos y entreguistas.
En lo económico, los años finales del sigloxix y el primer cuarto de siglo de existencia de la república, permitieron un auge de la industria azucarera con la explotación de millones de hectáreas de tierra para estos fines, y la construcción de industrias procesadoras de la caña de azúcar, que en su mayoría eran propiedad de compañías norteamericanas. Cuba se convirtió sin duda, en un país mono-productor y mono-exportador de azúcar y sus derivados.
Se explotaron otras zonas de negocios siempre bajo los espurios intereses norteamericanos: El tabaco, la minería, la ganadería, la tala de bosques y las comunicaciones esencialmente por el desarrollo el ferrocarril. Pero la atención principal estuvo dirigida a la caña de azúcar y toda la complejidad que por decenios envolvió a este noble alimento.
Este panorama económico trajo un cierto “desarrollo” para la sufrida Isla, lo cual es innegable, pero se trata de valorar sus costos en el orden humano, político y social y cómo influyó en toda la percepción cultural nacional, a lo que habría que adicionar el cambio de mentalidad que generó la nueva potencia político-militar, sobre el pensamiento de la burguesía cubana, sus gobernantes, algunos participantes en las guerras emancipadoras de finales del sigloxix y en las generaciones de hombres y mujeres de pueblo que, a contracorriente y desde las más diversas formas, impusieron una nueva manera de pensar y actuar.
En la década del 20 en Cuba se produjo un despertar, una nueva motivación, un reordenamiento de ideas de los jóvenes intelectuales, que accedían a la vida política y social del momento, que supieron ver y estructurar una forma diferente de decir y de hacer, decisiva, para los derroteros futuros de la sociedad cubana. Esto se traduce en una visión y un pensamiento que refuerzan el hecho real de revalorar esta etapa histórica de la nación cubana, por la impronta de la sucesión de eventos políticos, ideológicos y sociales, de gran riqueza y trascendencia tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
Todo ello conduce a valorar el proyecto político de la nueva generación, que carga en sus hombros la responsabilidad histórica de fijar los referentes sociopolíticos en la Cuba de inicios de sigloxx, que se articula a la que le antecedió, pero igualmente comprometida con la patria y, ambas tejen la imagen creadora en la cultura de una elevada fortaleza que ha trascendido hasta el presente.