Prólogo
Los textos reunidos en este libro y puestos a disposición de los lectores hispanohablantes agrupan un conjunto de obras de inmenso valor teórico y práctico. Aunque no son la obra completa de Isabel Monal —sus escritos no cabrían en un solo volumen, ni mucho menos—, lo que sí dejan entrever es una obra de inestimable valor. Por ello, quiero expresar mi más sincero agradecimiento al editor cubano deReflexiones marxianas por su iniciativa de sacar a la luz esta publicación, y por el honor de haber sido invitado a escribir el prólogo. Trataré de explicar, brevemente, cómo la disponibilidad de estos trabajos sobre Marx y el marxismo representa una oportunidad y un aporte considerable para todos nosotros, pero también relacionarlos y ponerlos en diálogo con otros escritos importantes de la autora, en particular los que dedicó a José Martí y a Cuba, para mostrar su valor general y su profunda coherencia.
Situada en el contexto de su obra, esta selección de textos de Isabel Monal inspira una serie de lecciones que considero muy importantes para los estudiosos del pensamiento marxista (progresistas) de todo el mundo y para las luchas actuales. Cuatro son las lecciones fundamentales, que, en mi opinión, se derivan de esrtos textos. La primera es que el marxismo, una producción colectiva que ha sobrevivido a su fundador e iniciador Karl Marx, y su estrecho colaborador, Friedrich Engels, sigue siendo hoy una herramienta absolutamente esencial de análisis científico —conceptual, teórico y metodológico— y, añadiría yo, el arma intelectual más eficaz de que disponen los pueblos y los trabajadores para conquistar su emancipación. La segunda es que, en el caso de Cuba y su Revolución, el marxismo solo ha desplegado su poder transformador al fundirse con el espíritu liberador de José Martí. La tercera es que el pensamiento y la acción revolucionarios de Marx y Martí se sintetizaron y, se fundieron con las ideas del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien, como Lenin había hecho antes, pero en un contexto completamente diferente, permitió realizar las potencialidades de justicia, igualdad y fraternidad, sino que reveló a la humanidad la grandeza de la Cuba socialista al poner en primer plano la ética revolucionaria y la solidaridad internacionalista. Una cuarta lección es que, con la estricta condición de que la búsqueda de la verdad y la honestidad intelectual, el rechazo de dogmatismos y simplificaciones, y la consideración de las evoluciones y contradicciones, contribuyó a impulsar el espíritu revolucionario, el socialismo, como esfuerzo prometeico de las masas populares unidas y orientadas hacia la realización del proyecto comunista —que hay que llevar lo más lejos pos