Contra toda convencin de aquello que solemos llamar comunicabilidad, la obra de Bernstein destaca por realzar su contracara, utilizando aquello que se filtra por las vas de escape: pone en jaque ese clich de que un poema necesariamente debe decirnos algo (como si pudiramos ponerlo en la bolsa de valores o cuantificarlo). Para Bernstein, lo que queda fuera y lo que queda dentro del texto vale por igual. Para l, se debe mostrar el material con que se trabaja, poner el ojo en qu y el cmo se hace todo un arsenal lingstico (eso que llamamos poema). Son textos que no pretenden seducirnos (a pesar de que originalmente estn confeccionados con un cuidado notable desde su msica) mas s nos cuestionan y nos dejan incmodos. Esta antologa muestra este panorama: que cuanto se transa en un lenguaje se somatiza no por aquello que se enuncia, sino por lo que est? fuera, que enfrentamos da a da y que la letra apenas toca. Son los pliegues de un relieve que cuesta digerir, un montaje que devela lo que pasa tras bambalinas. O un callejn por el que transitamos saturados de sustancias, de interferencias, una especie de nonsense, una broma aguda que se traduce en un extraamiento mltiple, donde lo que se nos dice nunca es. |