| David Hume, cansado de ese cario reverencial y de respeto casi m?gico hacia las corrientes idealistas, la metafsica y el racionalismo dominantes en los estamentos oficiales, se lanza a la arena filosfica con un discurso lapidario, incendiario y destructivo que se revela en esta premisa: Si tomamos en la mano cualquier volumen de teologa o de metafsica escol?stica, por ejemplo, preguntemos: contiene algn razonamiento abstracto sobre cantidad o nmero? No. Contiene algn razonamiento experimental concerniente a cuestiones hechos y existencia? No. Entonces, arrjelo al fuego, pues no contiene m?s que sofistera e ilusin. Hume defiende un empirismo crtico, desprecia esos cielos prstinos y ofrece el volver a la tierra con la experimentacin como fundamento para recuperar un verdadero espritu cientfico en la filosofa. Con este mtodo se lanza a investigar todo el quehacer intelectual humano, negando el Yo, la causalidad, la religin e incluso los orgenes de la moralidad. Son tiempos revueltos y de revoluciones polticas. Su xito es moderado, pero despierta conciencias. Su mensaje llega a Kant, quien es conmovido y despertado de un largo sueo racionalista dogm?tico. No se derrumba, acoge sus escritos con paciencia, sin esc?ndalo. En dcadas de trabajo arduo y minucioso, consigue una reformulacin nica, da la vuelta como un guante a la filosofa de la poca y a la antigua. El genio de Kant se convierte en una retroexcavadora intelectual que remueve toneladas de conocimiento acumulado en dos mil quinientos aos de filosofa, construyendo un nuevo y elegante edificio. No desperdicia los fragmentos tiles de los escombros y lo llama: Idealismo trascendental. All, seala claramente los lmites de la razn y el conocimiento, y pone a remojo crtico todas las concepciones metafsicas sobre el alma, Dios y el mundo elaboradas hasta la fecha. Y no solo eso, intenta dar un criterio definitivo y, para siempre, sobre los principios de la conducta tica humana, libre de tonalidades teolgicas. |
