1. INTRODUCCIÓN: DEFINICIÓN, OBJETO, PERSPECTIVAS
La psicopatología en la encrucijada
Difícil situación la de la psicopatología actual. Por obra y gracia del desarrollo de una perspectiva médica de la misma, tras varios siglos de evolución como disciplina científica, su futuro se amplió enormemente; sin embargo, de manera paradójica, esa misma evolución está amenazando con llevarla a la implosión.
En efecto, como ya atisbábamos junto con Carlos Castilla en nuestro libro introductorio sobre epistemología de la psicopatología (Castilla, 1978), las confusiones epistemológicas y teóricas han dado lugar a versiones tan reduccionistas de la «psicopatología oficial», a menudo rozando el esperpento, que no queda más remedio que replantearse de arriba abajo el edificio. Porque, a pesar de todos los avisos, la perspectiva reduccionistamente biológica, elbiologismo, de la mano de intereses declarados y no declarados de la industria farmacéutica y de los profesionales que siguen de manera acrítica sus designios o posiciones ideológicas y de poder, ha llevado a nuestra disciplina a un auténtico callejón sin salida. Muchos pensamos que poco podemos esperar en el futuro de tal perspectiva de la psicopatología, en realidad purataxonomía biologista, con sus más de 300 ítems o síndromes —que otros llaman «enfermedades» en un salto o pirueta biologista extrema—, salvo que siga contribuyendo a la medicalización y heteronomía de la población y proporcionando pingües beneficios a los grandes accionistas de las empresas deBig Pharma.1 Por eso, a menudo la hemos designado como «psicopatología (o psiquiatría) biocomercial».
Amplios desarrollos teóricos, técnicos y clínicos, o modelos asistenciales completos —como, por ejemplo, el de lasalud mental comunitaria—, y aún más los modelos y estrategias preventivas, han sido barridos por la unidimensionalización de las perspectivas: detrás de cada síndrome se piensa en una «enfermedad». Detrás de cada «enfermedad», en una «causa genética» y/o «bioquímica» y en un medicamento más o menos específico (Kinderman, 2014; Readet al, 2006, 2017). La pobreza y ramplonería de ese doble biologismo, al duplicar los peligros del organicismo y el biologismo de los que hablábamos ya en 1978, han multiplicado de manera exponencial los efectos perjudiciales de tales reduccionismos epistemológicos y teóricos. Ya entonces recordábamos que el organicismo y el biologismo no eran las únicas posibilidades para el desarrollo de la psicopatología y la psiquiatría; que Ionescu (1994) ya hablaba de cuarenta modelos teóricos de psicopatología y que, desde luego, existían otros muchos programas en evolución, en particular a partir de la psicología y de la psicología del desarrollo.
El resultado global, desde nuestra perspectiva, es esa paradoja de la que hablábamos: por un lado, hoy asistimos al dominio dogmático y sectario extremo de la psicopatología biologista y, al mismo tiempo, a la clara manifestación de sus radicales insuficiencias y desnudeces. Ciertamente, también aquí¡el rey va desnudo! Su poder, su influencia y sus negocios son múltiples y poderosos… casi tanto como la pobreza de sus bases, fundamentos, modelos y construcciones, aunque sigue prometiendo que es la única línea para el futuro, un futuro de luminosos y transparentes «cielos azules».
Esa psicopatología biologista ya es dominante en la medicina y, al menos hasta la eclosión de la reciente crisis social, lo era entre la población de los países del norte «posindustrial». Pero eso no quita que, como decíamos, se hayan desarrollado otros modelos de psicopatología y otras perspectivas de esta: la psicopatología psicoanalítica, en particular con el advenimiento de sus nuevos modelos y enfoques, tales como los relacionales e intersubjetivos; la psicopatología que aventuradamente podríamos llamar «cognitivo-conductual»; la psicopatología estratégica y constructivista y, en general, todas las basadas en la teoría de la comunicación; la psicopatología evolucionista, la psicopatología narrativista, la psicopatología sistémica y, cada vez más, la psicopatología cognitivista, al menos en e