La ineludible actualidad de la filosofía según Hegel
Miguel Giusti
Más que un atributo circunstancial de dudoso significado, la «actualidad» es una dimensión esencial de la concepción hegeliana de la filosofía. Por lo general, atribuimos «actualidad» al pensamiento de un filósofo de la tradición cuando nos percatamos de su relevancia para la comprensión de los problemas del presente, aun siendo conscientes de que dicha relevancia puede verse ocasionalmente ocultada por urgencias fugaces o por convicciones estereotipadas en la agenda pública. Ocurre, como es bien sabido, que la inactualidad fáctica de un pensamiento puede también delatar la conveniencia, o acaso la necesidad, de su actualización. Estos matices no nos son ajenos cuando reflexionamos sobre la pertinencia de las concepciones de algún pensador del pasado, y por ello hacemos bien en mostrar cautela frente a los vaivenes de la discusión filosófica que goza de «actualidad».
Lo que digo se aplica al pensamiento de todos los filósofos de la tradición, incluyendo, por supuesto, a Hegel. También de él y de algunas de sus tesis o intuiciones centrales puede decirse que están muy presentes en los debates actuales, o que no lo están, pero que su eventual omisión no es necesariamente un indicador de su falta de vigencia, sino a lo mejor de lo contrario. No obstante, esta genérica y saludable perspicacia hermenéutica nos obliga, en el caso específico de Hegel, a adoptar una perspectiva diferente o adicional. Ello se debe a que el problema de la «actualidad», con la diversidad de matices que hemos evocado, fue abordado por él de manera directa y considerado como una dimensión esencial de la actividad filosófica misma. En su formulación más conocida, aunque no por ello más clara, nos dice que «la filosofía essu tiempo aprehendido en pensamientos».1 Dejo por el momento la sentencia traducida de este modo —aunque más adelante haré algunas observaciones al respecto— porque lo que me importa destacar desde el inicio es la convicción y la firmeza con las que Hegel sostiene que la filosofía está ineludiblemente ligada altiempo o a laépoca en la que vive, es decir, asu actualidad.
En lo que sigue, trataré de explicar cómo creo que debería entenderse este vínculo esencial al que aludo. Me parece oportuno, en primer lugar, hacer algunos comentarios sobre la sentencia citada, porque —como ha sido ya materia de estudio ampliamente entre los especialistas— está lejos de ser evidente su sentido y parece prestarse más bien a muchos malentendidos. Será relevante identificar en qué contextos aparece, con qué matices y con qué proyecciones futuras. En segundo lugar, recordaremos algunos momentos centrales de la obra de Hegel en los que él mismo despliega su concepción de laactualidad de la filosofía al emitir un juicio sobre el desafío que representan los graves problemas imperantes en su época. Veremos, en fin, en tercer lugar, que dicha visión de la tarea de la filosofía implica asumir con toda seriedad lahistoricidad de la razón o la relevancia de una «conciencia histórica» y que eso mismo puede darnos luces sobre la persistencia de un movimiento dialéctico entrecrítica ycomprensión hermenéutica. Laactualidad obliga a la filosofía a recrearse incesantemente en la interpretación de su época y de la tradición cultural de la que proviene.
I. LA FILOSOFÍA COMO COMPRENSIÓN DE SU PROPIA ÉPOCA
La fórmula más conocida de esta sentencia, aunque no la única, es la que se encuentra en el «Prefacio» de laFilosofía del derecho. Así como