PARTE SEGUNDA
DESINFORMACIÓN
El orden es la ley suprema del cielo (Alexander Pope).
Es la teoría la que determina lo que podemos observar (Albert Einstein).
Nos hemos venido ocupando hasta ahora de situaciones en las que un comunicado no llega a sus destinatarios en la forma intentada por el comunicante, bien porque las perturbaciones de transmisión o traducción lo hicieron imposible, o bien porque el comunicado mismo se había desfigurado hasta tal punto que estaba en contradicción con su significación propia (es decir, se había desvalorizado y descalificado a sí mismo) y resultaba, en consecuencia, paradójico. En los dos casos se producía una confusión. Hemos visto también que la incertidumbre creada por la confusión desencadenaba una inmediata búsqueda de orden.
En esta segunda parte del libro comprobaremos que este estado de incertidumbre puede producirse no sólo debido a fallos o a paradojas involuntarias, sino también en virtud de unos determinados experimentos, cuya finalidad es investigar el comportamiento de los organismos en su búsqueda de orden. Se demostrará que pueden surgir muy notables perturbaciones en las concepciones de la realidad en aquellos casos en que resulta difícil comprender el orden, o cuando éste ni siquiera existe.
A partir de estos experimentos, volveremos nuestra atención a las situaciones reales de la vida en las que el «director de la prueba» no es ya una persona, sino un concepto vago y genérico, que el lector llamará, de acuerdo con sus ideas metafísicas, realidad, naturaleza, destino o Dios. Las citas de Pope y Einstein que nos han servido para introducir esta sección del libro pretenden ser un primer toque de atención sobre la radical diferencia de resultados a que pueden llegar, en esta búsqueda, los distintos investigadores, de acuerdo con su previa y personal concepción de la realidad.
Estas reflexiones nos llevarán a ciertos contextos perfectamente determinados en los que, de una parte, la comunicación es prácticamente imposible y, de otra,es preciso tomar una decisión común. ¿Cómo se comportan los seres humanos en esta disyuntiva? Una parte de esta investigación consistirá en un excurso a la esencia de la amenaza.
Se hablará, finalmente, de algunos problemas relacionados con la retención consciente y voluntaria de información o con la intencionada comunicación de informaciones falsas, tal como se practica, por ejemplo, en el contraespionaje o como acostumbran hacer los agentes dobles.
Todas estas muestras de comunicación se agrupan en esta sección del libro bajo el epígrafe (tomada de la práctica de los servicios secretos) dedesinformación. En las páginas que siguen se examinará más de cerca el significado exacto de este concepto.
LA NO CONTINGENCIA, O EL ORIGEN DE LAS CONCEPCIONES DE LA REALIDAD
Hay un gran número de situaciones en la vida a las que debemos hacer frente fiándonos únicamente de nuestra propia inventiva y perspicacia, porque son situaciones nuevas para cuya solución no se dispone de experiencias precedentes, o éstas son insuficientes. Esta falta de experiencias directamente aprovechables y la consiguiente incapacidad de abarcar a primera vista la naturaleza de la situación (es decir, este estado de desinformación) lleva a todos los seres animados a aquella búsqueda inmediata de orden y clarificación de que ya hemos hablado en la primera parte de este libro. Ahora bien, si la situación se ha estructurado de tal modo que no tiene ningún orden interno, pero el que está inserto en ella ignora esta circunstancia, la búsqueda de un sentido admisible llevará a unas concepciones de la realidad y a unas formas de comportamiento que revisten gran interés filosófico y psiquiátrico. Estas actuaciones