ÉTICA Y ÉTICA EMPRESARIAL |
Se suele decir que la fecha de inicio de la ética empresarial, tal como hoy la entendemos, es 1974. Su origen se sitúa en la Universidad de Kansas porque allí se celebró el primer congreso internacional que abordó esta materia. El cónclave se convocó para reflexionar y discutir acerca de una serie de acontecimientos de carácter político y económico que se habían producido en Estados Unidos y que habían causado una cierta conmoción en la sociedad norteamericana, lo que había llenado páginas de diarios y generado mucha controversia. Seguramente, lo que mejor se recordará de aquella sacudida política, económica y social tuvo que ver con el llamado «Caso Watergate», que finalmente desembocó en la renuncia del presidente Richard Nixon. En aquellos años también se hicieron presentes otros escándalos empresariales: los casos de Lockhead y Gulf Oil salpicaron a los que entonces eran sus máximos dirigentes a causa de prácticas poco éticas en la gestión. A partir de ahí se experimentó una tendencia a vincular la ética con el mundo empresarial que llega hasta nuestros días, y que, dado el impacto de la globalización, ya recorre el mundo entero.
La tendencia corroborada en estos años, en distintos países y por distintos casos, es la siguiente: la ética empresarial emerge cuando se produce algún escándalo, se producen comportamientos o actuaciones poco honrosas o, sencillamente, cuando se cometen tropelías entre los gestores o directivos de empresas que son desastrosas para sus propias compañías y para el conjunto de la sociedad. Cuando emergen a la luz pública todo tipo de despropósitos fruto de la codicia o del afán de lucro desbocado, o con motivo de una gestión nefasta, es cuando la ética se pone en boca de todo el mundo. Cuando no acontecen estos desmanes parece que la ética no existe.
Nosotros decimos que es humano, muy humano, hablar de ética empresarial cuando vienen mal dadas, pero que sería aún mejor referirse a ella cuando las cosas se hacen bien. Pero como decía un buen amigo periodista, las buenas noticias no son noticia, a lo que yo siempre le preguntaba para incordiarle: «pero ¿por qué?».
Por fortuna, es cada vez más frecuente que en el mundo empresarial se ponga el acento en las buenas prácticas, lo que a la postre serían las respuestas a la pregunta de «¿qué hacemos bien como empresa?». Porque la ética empresarial, si es ética, tiene que ver con hacer las cosas bien, lo mejor que se pueda y se sepa. Mas no adelantemos acontecimientos y preguntémonos qué es la ética y en concreto qué es la ética empresarial. Para contestar estas dos preguntas, iremos de la mano de algunos pensadores clásicos y de otros autores contemporáneos.
¿Qué es la ética?
Decimos que la ética es una rama de la filosofía y, como tal, es un saber. Por tanto, y esto no es una cuestión baladí, se puede estudiar, se puede profundizar en ella porque forma parte del conocimiento. Se podría empezar en la Antigüedad clásica —en el mundo grecolatino— y, tal y como se hace un recorrido por la historia del pensamiento o de las ideas, también se podría hacer con la historia de la ética a través de sus distintos autores, corrientes y temáticas.2
Son muchos los grandes filósofos que se dedicaron a la ética, bien como parte a tratar en uno o varios de sus libros, o bien con tratados específicos de ella. Por ejemplo, Aristóteles escribió laÉtica a Nicómaco oÉtica nicomaquea —a mi entende