capítulo 2
Vuestros puntos fuertes y vuestras virtudes
Belleza, inteligencia, etcétera
¿Qué nos atrae de alguien? No conocemos en absoluto a la persona que está sentada al otro lado de la sala y, sin embargo, nos interesa: los demás, a su alrededor, parecen de repente «anodinos», sin ninguna razón evidente. A menudo es una mirada particular, la forma de una boca, un cierto sentido del humor, o nada en absoluto, solo algo en su apariencia. Todos tenemos también nuestros «tipos» favoritos: el deportista, el empollón con gafas, el vividor, el estilo pijo o el estilo campesino. Algunos de ellos nos atraen, otros no... ¿Por qué? Esta cuestión preocupa mucho a los investigadores, que constatan que nuestras elecciones no son nada inocentes y que no se producen por casualidad. La belleza, el aspecto físico, las expresiones, las bromas, la conversación e incluso los olores son mensajes sobre la viabilidad de nuestros cuerpos y, por tanto, sobre su deseabilidad para formar una pareja.
El valor de ser bello
¿Qué es lo que determina nuestra estética corporal? ¿Por qué nos parecen bellos ciertos cuerpos y ciertos rostros? ¿De dónde provienen nuestros criterios de belleza, si no del valor de la información que proporcionan sobre la calidad de una posible pareja? ¿Podría ser que a lo largo de las generaciones hayamos aprendido a asociar un aspecto físico con ventajas para nosotros o para nuestra futura descendencia, ventajas inmediatas ligadas a la calidad de los recursos proporcionados, o ventajas más lejanas relacionadas con la calidad de los genes transmitidos al niño y que garantizan su supervivencia? Esta hipótesis ya se ha puesto a prueba y se ha podido comprobar que la apreciación de los aspectos físicos de nuestras potenciales parejas está directamente correlacionada con su valor para engendrar y educar a un hijo.
Lado femenino, lado masculino
Hemos visto que los signos físicos de la juventud de una mujer constituyen un claro indicio de su fertilidad, por lo que, para los hombres, la quintaesencia de la belleza se resume en los labios rojos, los ojos y el pelo brillantes, y las mejillas sonrosadas (habréis comprendido, a partir de este catálogo de los activos femeninos esenciales, el origen de la fortuna de L’Oréal). Los hombres también prestan mucha atención a la anchura de las caderas, que es un indicador evidente de fertilidad, y prefieren una relación cintura-cadera de 0,7 en todas las culturas analizadas. Las mujeres que aún no han alcanzado la pubertad o que por el contrario ya han superado la menopausia, o que tienen niveles elevados de hormonas sexuales masculinas, o que padecen diversas enfermedades, tienen una relación cintura-cadera superior a 0,7.32
Del mismo modo, varios criterios de belleza masculina son indicativos de las cualidades que las mujeres buscan en una pareja potencial. Las mujeres se interesan menos por la fertilidad –un espermatozoide, según la ley del abaratamiento de los bienes producidos en serie, es muy fácil de obtener– y se preocupan más por los recursos ap