: Begoña Román
: Ética de los servicios sociales
: Herder Editorial
: 9788425437885
: Éticas Aplicadas
: 1
: CHF 6.90
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: Allgemeines, Lexika
: Spanish
: 168
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Este estudio desea contribuir a un mejor conocimiento y comprensión de la labor de los servicios sociales en el siglo XXI, así como ofrecer a los estudiantes y profesionales herramientas para la toma de decisiones. El libro se estructura en torno a tres preguntas clave: ¿Qué ética para los servicios sociales? No basta con que cada profesional asuma su responsabilidad. Una ética de los servicios sociales debe explicitar unos valores rectores y el papel que desempeñan las personas atendidas. Más allá del asistencialismo, se propone un modelo de participación y empoderamiento centrado en las personas, que además sea capaz de anticipar las posibles circunstancias de vulnerabilidad. ¿A quiénes van dirigidos los servicios sociales? Desprendiéndose del estigma de 'beneficencia' para indigentes o marginados, los servicios sociales deben atender a cualquier persona que corra el riesgo de exclusión social y/o de dependencia, ya sea por causa de enfermedad, diversidad funcional, violencia en el hogar, pobreza, u otras adversidades sobrevenidas. ¿Cuáles son los principios que guían la toma de decisiones y cuáles las virtudes que se requieren en los servicios sociales? Se propone una serie principios y valores que pueden ser útiles a la hora de deliberar sobre las mejores acciones y políticas a llevar a cabo, y una serie de virtudes sin las cuales sería difícil la acogida y el acompañamiento de las personas por parte de los profesionales.

Begoña Román Maestre es doctora en Filosofía y profesora en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona. Es miembro del grupo consolidado de investigación de la Generalitat de Cataluña 'Aporía: Filosofía contemporánea, Ética y Política'. También es presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales de Cataluña y vocal del Comité de Bioética de Cataluña. Su ámbito de especialización es la ética aplicada a entornos profesionales y organizativos.

ÉTICA APLICADA EN LOS SERVICIOS SOCIALES: ACLARACIONES CONCEPTUALES

 

Los servicios sociales

Los servicios sociales son fruto del desarrollo del Estado democrático y de derecho en los que este deposita el deber de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas. Por ello se habla del derecho a los servicios sociales. Aunque el Estado es el que ofrece esos servicios, con frecuencia lo hace mediante la subsidiariedad con el llamado «tercer sector», dedicado a causas sociales sin ánimo de lucro, y con la empresa privada.

Los servicios sociales no solo reaccionan y actúan en casos de emergencia para paliar el sufrimiento; su función también incluye la prevención y la anticipación, a fin de impedir que aumente la vulnerabilidad de las personas a las que se dirigen. Lo que estos servicios procuran es facilitar la funcionalidad de todas las personas en la vida cotidiana, a partir de su inclusión social en un entorno cohesionado y con redes de apoyo.

Los principales objetivos de los servicios sociales son la justicia social, la integración y la cohesión social. En último término, su intención es promover un modelo de sociedad en la que quienes la integran tengan, sin distinción, la oportunidad de vivir con dignidad y autonomía.

La variedad de colectivos que los servicios sociales atiende es amplia: adultos mayores; niños y adolescentes; víctimas de violencia de género; discapacitados (o con diversidad funcional); personas con trastorno mental, adictos a las drogas; inmigrantes sin papeles; personas dependientes; personas sin hogar, entre muchos otros. La principal causa de la atención es el alto grado de vulnerabilidad, que se presenta en clave de exclusión, pobreza, violencia o dependencia.

Los servicios sociales reflejan una determinada antropología y un modelo de sociedad. Nuestra sociedad ha sufrido el exceso de una antropología hobbesiana, propia de individuos potentes y prepotentes(self made men) que se mueven para maximizar su propio interés, y sus sociedades, creadas a golpe de contratos, son desconsideradas con la fragilidad. Se trata de lo que ha sido denunciado como «el rapto del mundo de la vida por parte de la razón económica». Son sociedades que han alcanzado ya las grandes contradicciones del capitalismo: a la vez que causan pobreza, buscan remediarla.

La crisis de este paradigma antropológico y social nos impele a sustituir la metáfora delcowboy por la del astronauta que vive en un mundo tecnificado y que tiene que trabajar en equipo. Elcowboy no necesita a nadie, es joven, con una gran capacidad de resistir las adversidades; siempre encuentra tierra para su ganado, también alimentos; vive en un planeta exuberante donde siempre tiene a su alcance lo que se necesita para vivir. En cambio el astronauta se sabe dependiente de la nave; necesita de las relaciones con los otros astronautas con quienes convive y cuida de ellas; cuidar el entorno donde a cada cual le ha sido encomendada una función y en el que el buen entendimiento es fundamental para que la nave funcione y la vida en ella sea amable no representa la simple necesidad de supervivencia a lo «sálvese quien pueda».

En este sentido, es propio de la economía productiva de esas sociedades apartar la atención del mundo de la vida cotidiana al ámbito privado, desconociendo el inmenso papel de los vínculos, los afectos, los mimos en la calidad de vida. Con la incorporación de la mujer a esa economía se deja sin cuidado el cuidado, eternizándose la opresión de las mujeres, ahora también por ellas mismas (es elcare drain, por el que unas, que dejan el cuidado de sus hijos a otras mujeres, cuidan a los familiares de aquellas que han de ir a trabajar). En ese ámbito nuclear de intimidad no se pone de relieve la autonomía del hongo hobbesiano, elself made men, sino el nosotros, al sabe