: Karl Rahner
: La Gracia como libertad
: Herder Editorial
: 9788425427084
: Biblioteca Herder
: 1
: CHF 12,30
:
: Religion/Theologie
: Spanish
: 344
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Los artículos teológicos y espirituales aquí reunidos fueron escritos por Karl Rahner para muy diversas circunstancias -conferencias, artículos, emisiones televisivas, entrevistas, meditaciones y alocuciones- y reunidos por él mismo en forma de libro. En ellos, Rahner se enfrenta con mirada positiva y actitud optimista a uno de los más intrincados problemas de la teología: el de la exposición de la cooperación de Dios y el hombre para la salvación, de modo que se salvaguarde por un igual la omnipotencia de la acción divina y la autonomía de la libertad y de la responsabilidad humana. O, con un planteamiento más bíblico, cómo precisar la función que desempeña la libertad humana cuando el cristiano sabe y confiesa que es la gracia de Dios 'la única que justifica'. Sobre estas cuestiones, de tan abierta actualidad, se deslizan claras, penetrantes, serenas, las reflexiones del gran teólogo del siglo XX, Karl Rahner. Pero no a modo de fórmulas científicas, sino desde la óptica de la libertad como 'el acontecimiento personal y espiritual, único e irrepetible, de cada hombre en su valor definitivo delante de Dios'.

Karl Rahner (Friburgo, 1904 - Innsbruck, 1984) es uno de los teólogos católicos más influyentes del siglo xx. Su pensamiento, fruto de una apropiación creativa de diversas fuentes teológicas y filosóficas, contribuyó a crear un innovador marco de referencia para el entendimiento moderno de la fe católica y las antiguas teologías neoescolásticas. Fue teólogo consultor del Concilio Vaticano II y miembro de la Comisión Teológica Internacional. De su extensísima obra cabe destacar Oyente de la palabra (1945), Escritos de teología (1954-1975) y Curso fundamental sobre la fe (1977).

Capítulo primero
DIOS, UNA PALABRA BREVE


MEDITACIÓN SOBRE LA PALABRA «DIOS»


Lo que pudiera decirse en una breve reflexión sobre lapalabra «Dios» no sería sino una pequeña introducción al campo, inmenso de suyo, del problema de Dios. Tal meditación es un quehacer lleno de sentido a la vez difícil. Y ello porque, al fin y al cabo, no se puede pensar sobre una palabra más que dejándose arrastrar por lo que en realidad quiere decir. Pues, si bien la palabra posee una realidad autónoma, estudiada por las diversas ciencias del lenguaje, con todo, sólo descubrirá su íntima esencia quien, dejándola de lado, vayano hacia lo que ella es, sino más bien hacia lo que ella significa. Si esto es verdad, una meditación sobre lapalabra «Dios» tendría que ser una meditación sobre Dios mismo; lo cual sobrepasa, ciertamente, las posibilidades y objetivo de estas reflexiones.
Es evidente también que no se nos debe echar en cara el que, pensando sobre lapalabra «Dios» vayamos más allá de sus límites y consideremos la realidad misma expresada en la palabra.
A pesar de ello, me parece un cometido razonable emprender una meditación sobre lapalabra «Dios». Y esto no sólo, como bien podría suceder, porque a diferencia de tantas otras experiencias, que aun sin palabra llegan a hacerse oír, ennuestro caso únicamente la palabra es capaz de hacer patente su significado. Pero ya volveremos sobre esto. Por un motivo mucho más simple se puede y se debe empezar a pensar con la palabra en Dios mismo.
De Dios no tenemos, desde luego, ninguna experiencia como podríamos tenerla de un árbol, de otro hombre y de otras realidades parecidas, exteriores a nosotros, que aunque tal vez nunca estén completamente mudas ante nosotros, poraparecer en un lugar «espacio-temporal» determinado, dentro del campo de nuestras experiencias, fuerzan por sí mismas la aparición de la palabra. Por eso se puede decir que en el problema de Dios lo más simple e ineludible para los hombres es el hecho de que se dé esa palabra en su existencia espiritual.
No podemos escapar a este hecho sencillo, aunque ambiguo, preguntándonos si en un futuro posible podrá existir una humanidad en la que, en el peor de los casos, ya no aparezca lapalabra «Dios», y así la cuestión de si tiene algún sentido y significa una realidad fuera de sí misma ya no surja, o bien brote en un lugar totalmente nuevo en el que lo que antes le había dado origen tendría que hacerse presente con un nuevo contenido y con u