UMBRAL
Aunque de modo perfectible y necesariamente provisional, dada la envergadura del asunto que aborda y su carácter proteico,Sociedad mediática y totalismo completa el proyecto de antropología de la comunicación cuyas premisas planteamos hace ahora cuatro años, cuandoUn ser de mediaciones llegó a las librerías. Como el lector de aquel primer volumen quizá recordará, en él tratamos de poner los cimientos teóricos para el estudio del polifacético fenómeno comunicativo desde una perspectiva humanística, y por ello mismo integradora, en la que confluían diversos afluentes antropológicos, lingüísticos, semióticos y filosóficos. Entre ellos, actuando como ejes de nuestra propuesta, cabría destacar dos, ante todo: por un lado, la antropología filosófica y simbólica de estirpe germánica, heredera de Ernst Cassirer y Max Scheler; y por otro, la tradición filosófica hermenéutica inaugurada por Wilhelm Dilthey—fundador y vindicador de las «ciencias del espíritu»— y continuada con distintos acentos por autores como Paul Ricœur, Gilbert Durand o Hans Georg Gadamer.
Tal como a la sazón explicamos, los dos volúmenes que componen laAntropología de la comunicación que este libro cierra han sido concebidos para poner remedio a una doble relegación: en primer lugar, la que la comunicación y los estudios comunicológicos padecen en el contexto de las ciencias sociales y de las humanidades, cuyos paradigmas dominantes les atribuyen un estatuto ancilar(ancilla scientiae), abiertamente subordinado a los objetos de estudio y a los enfoques sancionados por sus respectivas ortodoxias; y después, invirtiendo los términos, el postergamiento que las ciencias humanas sufren en el contexto de la comunicología ortodoxa —mayoritariamente señalada en nuestros días por la hegemonía del neopositismo en sus múltiples variantes, y de una racionalidad instrumental cuya médula es un nada disimulado tecnocentrismo, y cuya consecuencia mayor, una estupefaciente tecnolatría—.
EnUn ser de mediaciones argüimos, y sostenemos ahora, que la comunicación constituye una dimensión cardinal de la condición humana, en todo tiempo y lugar, junto con el mito, el rito, la religión, el arte, el poder, el lenguaje o la técnica, y que su estudio requiere dos aproximaciones distintas aunque coimplicadas: por un lado, a lo que el hecho comunicativo tiene de estructural, constitutivo y eviterno, dado que es inherente alanthropos desde el inicio del proceso civilizatorio; y por otro, a lo que tiene de contingente, mudable y por ende histórico, ya que sus praxis y productos solamente se plasman en espacios y tiempos concretos.
Asimismo argüíamos, y lo seguimos haciendo, que nuestra mirada es inveteradamente antropológica, en el sentido más comprehensivo que a este término cabe dar, puesto que rehúye «la hiperespecializacion que hoy preside las ciencias sociales y humanas en favor de un punto de vista integrador, consciente de que tanto lahumana conditio como sus incontables expresiones están siempre entreveradas de mediaciones».1 Ello quiere decir que buscamos
sentar las bases de una antropologíade ypara la comunicación; pero también, a la inversa, llamar la atención de los antropólogos y los filósofos en concreto—y de los humanistas y científicos sociales en general— acerca de la determinante función que ejerce el comunicar en todos los planos de la existencia.2
En virtud de este planteamiento, con tono y estilo más cercanos al tratado que al ensayo,Un ser de mediaciones sentaba las premisas y principios teóricos de nuestra propuesta, y examinaba algunas de las mediaciones humanas primordiales ––la semiosis, el simbolismo, el lenguaje, la imaginación, la memoria, la narración, la dialécticalogos/mythos y la tecnología. Mientras que ahora, con maneras más ensayísticas que sistemáticas,Sociedad mediática y totalismo busca esclarecer la intrincada y a menudo vidriosa problemática de la comunicación mediática de nuestro tiempo, vista a la luz de la perspectiva antropológica y hermenéutica dibujada en aquel primer volumen. En esta ocasión, por consiguiente, prima la atención a los múltiples modos en que esa dimensión constitutiva de lo humano que es la comunicación se da, en la época que vivimos, como comunicación no solo med