: Bernhard Uhde
: Por qué creen lo que creen La comprensión de las cinco grandes religiones
: Herder Editorial
: 9788425441875
: Biblioteca Herder
: 1
: CHF 9.70
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: Religion/Theologie
: Spanish
: 240
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
El desarrollo de la historia de la humanidad es también una historia del desarrollo de las religiones. Estas han desplegado, paralelamente a la praxis ritual, estructuras de pensamiento que fundamentan reflexiones en sí mismas diferentes y, a la vez, coherentes. Sin embargo, la diversidad de religiones constituye un desafío para 'los que tienen una creencia diferente', especialmente cuando aparecen como reforma, perfeccionamiento o corrección de religiones anteriores. Por qué creen lo que creen presenta a cada una de las grandes religiones -judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismo- desde su estructura interna para hacerlas comprensibles en su relación. De esta manera, la presente obra despliega lo que podrían ser los temas esenciales del diálogo interreligioso ofreciendo a este, a su vez, una espléndida contribución. Tanto para quienes reflexionen sobre el fenómeno religioso como para aquellos que profesen una creencia, la lectura de este libro brinda las claves para entender los diversos presupuestos conceptuales que sirven como fundamentación consecuente y posible de los pensamientos religiosos.

Bernhard Uhde (1948, Augsburg) es doctor en Filosofía y Teología. Ha sido profesor del Instituto de Estudios Religiosos de Teología Sistemática de la Universidad de Friburgo de Brisgovia, director del Institut West-Östliche Weisheit an der Universität Freiburg (2011-2015) y actualmente dirige el Institut für interreligiöse Studien Freiburg. Es autor de numerosas publicaciones científicas en el campo de la historia religiosa, teología católica y filosofía; en especial, sobre la comprensión de las religiones universales, así como sobre el Islam, el misticismo y la filosofía de la religión.


INTRODUCCIÓN

SOBRE LA HISTORIA DE LA CIENCIA OCCIDENTAL

La exposición de las religiones según su propia autocomprensión, incluso el intento de exponer las religiones como posibilidades del pensamiento humano, corresponde a la concepción occidental y moderna de las ciencias. Esta concepción presupone un desarrollo particular de la historia de la ciencia(Wissenschaft). Por eso hay que aclarar en qué consiste la particularidad de este pensamiento occidental moderno, distinguiéndolo tanto de las tradiciones anteriores del pensamiento, como de otras tradiciones del pensamiento extraeuropeas. De esta manera se muestra con claridad que la pregunta por la religión y las religiones, así como el intento de ofrecer una exposición no valorativa o peyorativa de aquellas religiones que no son la propia, solo es posible en el contexto del pensamiento de la época moderna en Occidente. Ni en la Antigüedad ni en la Edad Media de la tradición europea es común o siquiera deseable investigar o describir las religiones y culturas «ajenas». ¿Por qué?

La respuesta a esta pregunta se aclarará mediante una mirada a la historia de la ciencia occidental, una mirada que, aunque breve, es necesaria. Pues esta mirada ha de permitirnos aclarar además que los principios del pensamiento reconocibles en las grandes épocas de esta historia de la ciencia y del espíritu occidental —antigua, medieval y moderna— tienen un parentesco con los principios del pensamiento en las grandes religiones. Así pues, en la medida en que consideremos cada una de estas religiones como una posibilidad del pensamiento, la comprensión de estos principios es imprescindible para la comprensión de las grandes religiones.

Ahora bien, ¿cuál es el móvil de esta historia de la ciencia occidental? Es la pregunta por un saber seguro, un saber que no solo le parezca seguro a un individuo, sino que es tal que ha de ser compartido por todo hombre que sabe. Sin embargo, todo saber tiene presupuestos, y si estos presupuestos no son seguros, ¿cómo podría entonces constituir un saber? En consecuencia, los presupuestos primeros de todo saber deben conocerse como presupuestos seguros y necesarios para todo saber subsecuente: son, pues, principios. Es solo a partir de ese conocimiento seguro que se desarrolla un saber accesible para el hombre y que los hombres pueden compartir entre sí. «¿Qué podemos conocer con seguridad?». Esta es la pregunta que mueve la historia de la ciencia occidental.

¿Cuál es el sentido y la necesidad de esta pregunta? ¿Cuál el sentido y la necesidad de una respuesta? ¿Cuándo deseamos o cuándo necesitamos los hombres un saber seguro y comunicable? Un saber semejante no es solo teoréticamente interesante, sino que también es de suma importancia para la praxis de la comunidad humana. Un saber seguro y comunicable es completamente deseable en la búsqueda de la verdad ante los tribunales, así como para el diagnóstico y la terapia en la medicina. Un saber seguro sería ciertamente deseable en la confrontación con el enigma sobre el origen y el fin de los hombres, un enigma que concierne a todos los hombres y afecta a la mayoría: «¿Qué es el hombre, cuál es el sentido y el fin de nuestra vida, [qué es] la muerte [...]? ¿Cuál es, finalmente, aquel último e inefable misterio que envuelve nuestra existencia, del cual procedemos y hacia donde nos dirigimos?».1 Al respecto «los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta»,2 y justamente su diferencia muestra que estas religiones ofrecen como respuestas diversas posibilidades del pensamiento. De ahí resulta que ellas exponen un saber que no es compartido del mismo modo por todos los hombres, un saber que se basa en distintos principios y que, por eso mismo, es por principio diverso.

Pero, además, los hombres requieren un saber seguro que sea comunicable a todos y que no se pueda cuestionar. Semejante saber concordante podría fundar un «ethos mun