Después...
Enric Berenguer
Pierre Dardot y Christian Laval son autores de algunas contribuciones muy significativas a debates importantes de nuestro tiempo. En el año 2013 publicaron suLa nueva razón del mundo. Ensayo sobre la racionalidad neoliberal (Gedisa), en 2015Común. Ensayo sobre la revolución del sigloXXI (Gedisa) y en 2017La pesadilla que no acaba nunca (Gedisa).1
En la primera de estas dos obras, llevaron a cabo un exhaustivo análisis del neoliberalismo, entendido no como una ideología, sino como una racionalidad que se impone más allá de las ideologías políticas explícitas, a través de una serie de supuestos compartidos por la mayoría de partidos con representación parlamentaria en Europa. Por otra parte, mostraron de un modo muy preciso que las bases mismas del proyecto europeo contienen premisas neoliberales desde su origen. En consecuencia, la Unión Europea se ha convertido en uno de los vectores fundamentales de la lógica neoliberal, con la complacencia de los partidos de lo que en su día constituyó la izquierda socialdemócrata. Por otra parte, basándose en buena medida en los análisis de Michel Foucault, así como en algunos elementos tomados del psicoanálisis, Laval y Dardot plantean que el modo de producción económico neoliberal es inseparable de la producción de una subjetividad de un nuevo tipo. Esto los lleva a otorgar un lugar importante al examen de los síntomas contemporáneos, efecto de la imposición de nuevas metáforas en la concepciónde la vida, sin dejar de lado ningún aspecto de la intimidad.
En cuanto a la segunda de estas obras, se puede decir que aborda el examen de los intentos que, en torno a la noción de «lo común», han constituido en los últimos años los intentos más serios de responder a la revolución neoliberal con un nuevo discurso. De este último puede decirse que trata de ir más allá de ciertos callejones sin salida históricos en los que las políticas de izquierdas quedaron atrapados. Se trata de un examen que no ahorra críticas, puesto que a su modo de ver el uso de la noción de «común» se hace a menudo sin un suficiente análisis de sus condiciones para un uso propiamente político, que ellos desearían revolucionario. Por un lado, muestran deun modo esclarecedor los límites de los análisis de Negri y Hardt (en particular, su forma de concebir el «capitalismo cognitivo» y su dinámica); por otro, señalan que muchas veces la noción de lo común queda impregnada de un naturalismo que la hace confusa y que corre el riesgo de hacerla poco eficaz en muchos debates fundamentales.
Es de destacar que Dardot y Laval, filósofo el uno de formación, profesor de sociología el otro, ponen en práctica constantemente algo que constituye una característica de su forma de pensar y de su forma de concebir los temas de los que se ocupan: buscan la conversación, el debate, las aportaciones más diversas. Porque consideran que la formas académicas habituales, el encierro en campos estancos del saber, no es adecuado para pensar la complejidad de los problemas cruciales de nuestro tiempo.
La lectura deLa nueva razón del mundo y, en particular, el énfasis que allí se hace en la producción de una nueva subjetividad como elemento clave de la propagación del neoliberalismo me interesó particularmente. Tanto más por la referencias breves aunque significativas a Jacques Lacan. Referencias que, por otra parte, tienen la originalidad de provenir de una lectura directa, no filtrada por la interpretación y el uso que Žižek ha hecho de algunos términos lacanianos.
¿A qué viene una conversación entre un psicoanalista,