: Giorgio Nardone
: Psicosoluciones Cómo resolver rápidamente problemas humanos imposibles
: Herder Editorial
: 9788425430039
: Problem Solving
: 1
: CHF 7.80
:
: Angewandte Psychologie
: Spanish
: 166
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Cómo resolver rápidamente problemas humanos imposibles. En el centro de esta breve obra se encuentran abundantes casos clínicos, agrupados por los tipos corrientes de síntomas. Las exposiciones se centran en el síntoma y son breves, claras en la lógica de la estrategia y siempre van acompañadas de una ironía amable que manifiesta el espíritu de este enfoque de la terapia breve: tomar plenamente en serio el síntoma que hace la vida imposible al paciente, pero mostrando al mismo tiempo que no es más que una construcción inadecuada que puede ser desmontadas para dar lugar a otra mejor.

Giorgio Nardone es director del Centro di Terapia Strategica de Arezzo, que fundó junto con Paul Watzlawick. Dirige la Escuela de Especialización en Psicoterapia Breve Estratégica y la Escuela de Comunicación y Problem Solving Estratégico, con sedes en Arezzo, Milán, Madrid y Barcelona. Reconocido internacionalmente como el máximo exponente de los investigadores que impulsaron la evolución de la Escuela de Palo Alto, es autor de numerosos trabajos que se han convertido en una referencia teórica y práctica para estudiosos, psicoterapeutas y managers de todo el mundo.

1. La teoría


Construir realidades patológicas


«Soy como una marioneta rota, con los ojos caídos hacia dentro».

Esta frase de un enfermo mental dice más que la totalidad de los textos sobre la introspección.

E.M. Cioran,
Silogismos de la amargura

Con el fin de introducir mis argumentaciones acerca de la forma en que los seres humanos «construyen» sus propias patologías, creo que puede ser útil basarme en una anécdota real que no viene directamente de la práctica clínica, ya que opino que los terapeutas deberíamos aprender mucho no solo de aquello que acontece en nuestras consultas sino sobre todo de lo que sucede en las usuales interacciones humanas; observar cómo cambia la naturaleza de las cosas; cómo los fenómenos sociales e interpersonales, según sus diferentes manifestaciones, producen patologías o estrategias para resolver patologías; y aprender de estas observaciones cómo afrontar los problemas para los cuales los pacientes nos piden soluciones.

Hace algunos años, en Estados Unidos, un hombre tenía un miedo muy grande a volar, casi una obsesión, simplemente porque temía encontrar una bomba en su avión (nos encontrábamos en la época de los atentados aéreos) y, al mismo tiempo, sentía un amor infinito por las capitales del arte europeo, que no podía ir a visitar a causa de su indomable miedo.

Después de muchas reflexiones, el hombre, que era un apasionado de los cálculos de probabilidades, quiso saber cuántas eran verdaderamente las probabilidades de encontrar una bomba en su propio avión.

Comenzó a llamar a agentes de viajes esperando que estuviesen informados y preguntó:

–Disculpe: ¿me puede decir cuántas probabilidades tengo de encontrar una bomba en el vuelo de Nueva York a París?

Como se puede suponer, la mayoría de los agentes de viaje le contestó:

–¡No tengo tiempo de pensar en esas estupideces!

Hasta que, casualmente, por cuestiones del azar, encontró a un agente de viajes tan apasionado como él del cálculo de probabilidades, que le respondió prontamente:

–Una probabilidad entre cien mil.

Él pensó un poco en esto, y después preguntó:

–Pero permítame, ¿cuántas probabilidades tengo de encontrar dos bombas en el mismo avión?

Y el agente de viajes dijo:

–Pues se tendría que hacer un cálculo exponencial, llámeme dentro de media hora y lo habré hecho.

El hombre llamó después de media hora exacta, y el agente afirmó:

–Bien, he hecho el cálculo exponencial: hay una probabilidad entre 100.000.000 de que usted pueda encontrar dos bombas en el mismo avión.

El hombre respondió:

–Bueno, entonces reservo un billete para el vuelo de la próxima semana de Nueva York a París.

El hombre fue arrestado en la puerta de embarque de la TWA: llevaba una bomba dentro de su maletín, y sostenía que obraba de ese modo por el bien de todos porque reducía así, en gran medida, las probabilidades de encontrar otra bomba en el avión.

Esta anécdota extravagante introduce claramente un concepto de fondo, ya bien conocido por el filósofo Locke, quie