I. LAS CIENCIAS DE LAS RELIGIONES
1.1. INTRODUCCIÓN
La reflexión en torno de las relaciones de las ciencias humanas con la religión ha de tener muy presente que a principios del sigloXX se dio una fuerte «sociologización» de todos los aspectos de la cultura humana, mientras que, más adelante, ha tenido lugar una intensa «psicologización» de la cultura actual que ha caracterizado Helena Béjar con el términopsicomorfismo.[1] No hay duda de que tanto la «sociologización» como la actual «psicologización» contrastan vivamente con la «teologización», que fue el clima característico de otras épocas.[2] Los antropólogos y sociólogos clásicos (Tylor, Lubbock, Weber, Durkheim, Frazer, Lang, etc.) se ocuparon intensamente de los fenómenos religiosos, probablemente porque, de una manera u otra, deseaban sustituir la visión religiosa del mundo —que, para ellos, era sencillamente la cristiana— por otra que les parecía más «científica» y más adecuada para los tiempos modernos.[3] Se sabe que Émile Durkheim se impuso la misión, por medio de sus trabajos sociológicos y pedagógicos, de dotar a Francia de un nuevo orden moral, social. y cultura que fuera capaz de sustituir el orden que quería imponer la Iglesia católica con sus dogmas y sus prescripciones morales, el cual, según su opinión había quedado obsoleto porque la sociedad había superado el Antiguo Régimen y había instaurado un régimen de libertades públicas.[4] Se puede afirmar lo mismo de las tentativas de Roger Caillois, discípulo de Marcel Mauss y de Georges Dumézil,[5] el cual con su sociología de lo sagrado se propone «la restitución a la sociedad de un sagrado activo, indiscutible, imperioso, con la finalidad de destacar los profundos resortes de la existencia colectiva».[6]
De todas formas, es necesario ser muy cauto con relación a estas cuestiones, sobre todo una va superadas las euforias provocadas por la «ideología del progreso», es decir, después de que los efectos del «darwinismo social» han perdido la enorme fuerza e intensidad que tuvieron hasta mediado nuestro siglo. No deja de ser interesante la siguiente toma de postura del etnólogo alemán A. E. Jensen: « Las diferencias entre las culturas primitivas y la nuestra no se miden con el patrón del progreso ni derivan de unas bases espirituales totalmente heterogéneas (por ejemplo, de carácter prelógico y lógico). Más bien estas diferencias aparecen exclusivamente en función de los contenidos de las plasmaciones culturales […] El hombre ha estado siempre en condiciones de percibir y de representar la grandeza y el carácter sublime del universo».[7]
Son innumerables los métodos que se han empleado para estudiar los fenómenos religiosos, porque la religión —cualquier religión posee un polifacetismo que exige unas aproximaciones metodológicas complementarias si es que se quiere captar el sentido en la vida de los individuos y de las colectividades. Se sabe que, tradicionalmente, un cierto «imperialismo metodológico» (a menudo en forma de «moda») se ha impuesto no solamente en el estudio de las religiones, sino, de una manera mucho más amplia, en todas las ciencias humanas. Además, con frecuencia, unas determinadas metodologías han sido descalificadasa priori y consideradas como irrelevantes para el análisis e interpretación del ser humano, en general, y de los universos religiosos, en particular. De esta forma, sin embargo, las premisas y los prejuicios de un investigador determinado o de una escuela se erigen como las únicas perspectivas válidas y «científicas» para acercarse al polifacético mundo de las religiones. Actualmente, quizá como consecuencia de la fuerte crisis de identidad que en la actualidad experimenta la «razón occidental» de origen ilustrado, es posible un diálogo fecundo entre posiciones ideológicas y metodológicas distintas, anteriormente consideradas sencillamente incompatibles, lo cual permite en este campo un fructífero intercambio de ideas entre los investigadores y un mejor conocimiento de las religiones como magnitudes que nunca serían examinadas y evaluadas desde una sola perspectiva metodológica. La religión, como el mismo ser humano, esinteresante ysignificativa a partir de múltiples puntos de vista porque puede observarse, describir e interpretar desde ópticas distintas, las cualescomplementariamente nos ofrecen —o al menos, lo intentan— una «visión de conjunto» de la magnitud compleja llamadareligión.[8]
1.1.1. ALCANCE DE LOS FENÓMENOS RELIGIOSOS
En uno de sus últimos trabajos (1947), Marcel Mauss se propuso esquematizar los fenómenos religiosos. Según su opinión, existen: 1) manifestaciones religiosasstricto sensu; 2) manifestaciones religiosaslato sensu; 3) supersticiones.[9] Los fenómenos refer