: Boris Cyrulnik
: Carles Capdevila
: Diálogos
: Gedisa Editorial
: 9788416572922
: 1
: CHF 5.20
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: Allgemeines, Lexika
: Spanish
: 112
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Nos ocurre a veces con los grandes investigadores: reducimos la complejidad de su mirada sobre la condición humana a una sola gran idea. En el caso del neuropsiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik, sería sin duda la noción de resiliencia. Pero más allá de sus fascinantes trabajos sobre cómo hacemos frente al trauma, Cyrulnik ha ido elaborando toda una visión del mundo y nuestro lugar en él que es interesante e inspiradora por derecho propio. Cuestiones éticas, pedagógicas y epistemológicas van apareciendo de manera natural en esta conversación, que constituye una excelente introducción al conjunto de su obra, a la vez que una precisa exposición de sus ideas filosóficas, científicas y sobre la propia vida.

Boris Cyrulnik (Burdeos, 1937) es uno de los grandes referentes en la psicología moderna. Neurólogo, psicoanalista, psiquiatra y etólogo de formación, está considerado como uno delos padres de la resiliencia, es decir, la capacidad de las personas de sobreponerse a períodos de dolor emocional y a las situaciones adversas. Editorial Gedisa ha publicado algunas de sus obras más influyentes, como Los patitos feos (sobre la superación de los traumas infantiles), Me acuerdo (donde narra su experiencia resiliente escapando de los campos de concentración) y Las almas heridas (sobre los mecanismos de la memoria y su decisión de ejercer la psiquiatría). Carles Capdevila (Barcelona, 1965) es licenciado en filosofía, escritor, periodista y profesor de comunicación en la Universidad de Barcelona. De su larga andadura en los medios (prensa, radio y televisión) cabe destacar sus trabajos en Catalunya Radio y la fundación del Diari ARA.

UNO
Infancia y memoria

CARLESCAPDEVILA: Usted es neuropsiquiatra, fundador de la etología, uno de los especialistas quemejor han trabajado el concepto de resiliencia, y un ejemplo personal de supervivencia. Y su vida profesional se ha desarrollado a partir de la búsqueda deexplicaciones a una infancia muy dura y difícil.

¿De pequeño decidió que quería ser psiquiatrapara comprender la condición humana?

BORISCYRULNIK: A los once años decidí convertirme en psiquiatra porque perdí a mi familia durante la guerra, me encarcelaron con casi seis años y me condenaron a muerte. Comprendí que los nazis querían matar. Me metieron en un grupo de judíos, éramos1.700 personas y sólo quedamos dos supervivientes.Me escondí bajo el cuerpo de una señora que había recibido varios disparos en la barriga y se estaba muriendo. Me escondí bajo su cuerpo. Y como casi toda mi familia desapareció en Auschwitz, hasta los once años nunca fui a la escuela, porque me habrían asesinado, y fui directamente al liceo. Pensé que tenía que ser psiquiatra para comprender cómo era posible una locura así.

C. C. ¿Y hoy lo comprende?

B. C. No es la psiquiatría la que puede explicar esto, es la sociología, la cultura, las novelas, los cineastas, los periodistas, los creadores de humor, los filósofosque pueden explicar esta tragedia o la reparación deuna tragedia, pero no la psiquiatría. Y cuando erapequeño me decía que todo esto era una locura: «¿Por quémataron a mi familia? ¿Por qué mataron a tanta gente? ¿Por qué me han querido matar?». Tenía seis años, no había tenido el tiempo de cometer tantos crímenes... Entonces estudié psiquiatría y me convertí en psiquiatra. Aprendí muchas cosas, pero no es la locura la que puede explicar el nazismo, ni tampoco los conflictos en Oriente Próximo, o en Francia, y que se están expandiendo en el mundo. No es la psiquiatría la que puede explicar esto, son los fabricantes de relatos, la cultura, lo que puede explicarlo.

C. C. George Steiner está preocupado porque la cultura no es ninguna garantía de bondad.

B. C. Es como la lengua de Esopo, la cultura puede ser una maravilla o un horror, es ambas cosas. Podemos hacer relatos magníficos, obras de teatro, películas apasionantes, y todo lo contrario. Pero pienso que hay una explicación. Cuando se instaura una dictadura, hay únicamente un solo discurso, el de la cabeza. Este fin puede ser religioso, ideológico, laico, científico..., y a todos aquellos que no piensan como dicta la cabeza, se convierte en moralmente correcto matarlos, deportarlos, torturarlos; es moral, es por el bien de la humanidad que se cometen crímenes contra la humanidad. Pero cuando hay más culturas, y podemos pasar de la una a la otra, y cuandopodemos comparar estas culturas, es una maravilla. Cuando podemos hacer la comparación entre culturas del mundo, cada una puede enseñar algo al resto, pero cuando hay una sola cultura es la tragedia. Una cultura se quiere imponer a otra y aparece el régimen totalitarista, que en Francia hemos conocid