La fábrica de ídolos
En este mundo, hay más ídolos que realidades.
– Friedrich Nietzsche,El crepúsculo de los ídolos
Una curiosa melancolía
Después de que empezase la crisis económica mundial a mediados de 2008, se produjo una trágica serie de suicidios de personas que anteriormente habían sido adineradas y tenían amplios contactos. El director financiero Freddie Mac, de la Federal Home Loan Mortgage Corporation, se ahorcó en su sótano. El director general de Sheldon Good, una compañía de subastas inmobiliarias de Estados Unidos, se pegó un tiro en la cabeza sentado tras el volante de su Jaguar rojo. Un director financiero francés, que había invertido el capital de muchas familias reales europeas y otras familias destacadas, y que había perdido 1400 millones de dólares del dinero de sus clientes debido al fraude de Bernard Madoff Ponzi, se cortó las venas y falleció en su despacho de Madison Avenue. Un alto ejecutivo danés, que trabajaba para el banco HSBC, se ahorcó en el armario ropero de su suite en un hotel de Knightsbridge, Londres, que costaba 500 libras la noche. Cuando un directivo de Bear Stearns se enteró de que no le iban a contratar en JPMorgan Chase, que había absorbido a su compañía en bancarrota, tomó una sobredosis de drogas y saltó del piso 29 del edificio donde estaba su despacho. Un amigo dijo: “Este asunto de Bear Stearns… quebrantó su espíritu”.1 Las circunstancias recordaban desagradablemente a los suicidios que se produjeron tras el hundimiento del mercado de valores en el año 1929.
En la década de 1830, cuando Alexis de Tocqueville escribió sus famosas observaciones sobre América, destacó “una extraña melancolía que invade a sus habitantes… aun en medio de la abundancia”.2 Los estadounidenses creían que la prosperidad saciaría su sed de felicidad, pero semejante esperanza era ilusoria, porque, como añadió de Tocqueville, “los gozos incompletos de este mundo nunca satisfarán el corazón [del hombre]”.3 Esta extraña melancolía se manifiesta de muchas maneras, pero siempre conduce a la misma desesperación nacida de no encontrar lo que se busca.
Existe una diferencia entre la tristeza y la desesperación. La tristeza es un dolor para el que existen maneras de aliviarlo. La tristeza es fruto de la pérdida de una cosa buena entre otras, de modo que, si uno padece un revés profesional, puede encontrar consuelo en su familia para sobrellevar la situación. Sin embargo, la desesperación es inconsolable, porque nace de perder algoesencial. Cuando usted pierde la fuente esencial del sentido de su vida o de su esperanza, ya no hay otras fuentes a las que recurrir. Esto quebranta nuestro espíritu.
¿Cuál es la causa de esta “extraña melancolía” que invade nuestra sociedad incluso durante esas etapas de expansión y crecimiento en las que hay una actividad frenética, y que se convierte en una desesperación flagrante en cuanto disminuye la prosperidad?. De Tocqueville dice que es el resultado de escoger “un goce incompleto de este mundo” y convertirlo en el eje de la existencia. Esta es la definición de la