: Empar Fernández
: El instante en que se encienden las farolas
: Editorial Alrevés
: 9788410455184
: Narrativa
: 1
: CHF 6.20
:
: Krimis, Thriller, Spionage
: Spanish
: 284
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Un accidente de tráfico, un semáforo en rojo que alguien no ha respetado, un coche que se da a la fuga, una mujer herida sin nombre en un hospital; un inmigrante que hace su ronda esa misma noche de tormenta resistiéndose a perder la poca dignidad que le queda, rebuscando en la basura, bajo la lluvia, algo que vender para sobrevivir. Al día siguiente, un hombre aparece muerto dentro de un camión de basura, la mujer sin nombre recupera poco a poco su identidad y el inspector Tedesco deberá averiguar la verdad oculta tras esos dos sucesos: qué mató al hombre sin nombre; qué intención criminal late tras lo que parece un fortuito accidente de tráfico y, sobre todo, cómo avanzar cuando las pistas hablan más con su corazón que con su razón. De nuevo, Empar Fernández, ganadora del Premio Hammett de la Semana Negra de Gijón a la mejor novela negra escrita en español en 2023, nos sobrecoge con una trama precisa y emociones contenidas que apelan a nuestra conciencia y a una realidad social que no por cotidiana es menos trascendente.

Empar Fernández (Barcelona) es autora de novelas que abordan la historia europea contemporánea (Mentiras capitales, Hotel Lutecia, Irina, La epidemia de la primavera -finalista del Premio Espartaco de Novela Histórica-), de obras de divulgación histórica de carácter local, de ensayos humorísticos y de numerosas novelas de género negro escritas en solitario (Sin causa aparente, La mujer que no bajó del avión, La última llamada y Maldita verdad -Premio Tenerife Noir, Cubelles Noir y finalista del premio Hammet-) o a cuatro manos junto a Pablo Bonell (Las cosas de la muerte, Mala sangre, entre otras). También ha escrito la novela juvenil Som uns pringats. En 2022 publicó Será nuestro secreto (Alrevés) y recibió el Memorial Antonio Lozano del Festival Granada Noir por el empeño en evidenciar la desigualdad y la injusticia social presente en toda su obra, y en julio de 2024, el Premio Hammett de la Semana Negra de Gijón a la mejor novela negra publicada en 2023 por El miedo en el cuerpo, la segunda entrega de la serie protagonizada por el inspector Mauricio Tedesco e igualmente publicada por Alrevés. Su última publicación hasta la fecha es, en 2024, Contra el dolor.

DESCONOCIDA

X continúa durmiendo cuando el doctor, tras echar una ojeada a los monitores y comprobar que sigue estable, abandona el box y se acerca al mostrador de la planta. Le pregunta a una auxiliar muy joven cuya cara no le resulta familiar por Carme Pons, la enfermera jefe. La chica, una recién llegada, se levanta y se apresura a llamarla.

Carme Pons es una mujer de cincuenta y muchos a la que los doctores jóvenes aprenden a respetar de inmediato, los veteranos nunca han dejado de hacerlo. En su caso la experiencia acumulada es un tesoro. Nadie recuerda haberla visto sin la bata y sin los zapatos bajos de enfermera. Tampoco nadie la ha oído hablar de su familia. Al parecer, no tiene pareja, ni hijos, ni hermanos… Tampoco se le conocen amigos. Es una mujer competente y extremadamente reservada. No se le escapa nada. Los ojos oscuros e inquietos, los dientes algo adelantados, el cabello cano bien sujeto con horquillas, las manos siempre en movimiento y en la cabeza erguida todos los datos que un ser humano puede retener.

De un cuartito diminuto en el que las enfermeras pasan algunos ratos, sale Carme Pons con el semblante grave, bolsas oscuras bajo los ojos y cara de necesitar urgentemente un soplo de aire libre. En las manos, una taza de té humeante.

—¿Sabemos algo?

El doctor acaba el turno a medianoche y prefiere dejar el asunto algo más atado. Considera que notificar a la familia lo sucedido es una prioridad. No puede evitar pensar que si se tratase de su propia hija desearía saber lo ocurrido cuanto antes.

—¿De la chica rubia del accidente? —inquiere la enfermera jefe, comprobando un impreso.

—Sí —responde el doctor con cierto cansancio en la voz, mientras con el faldón de su bata intenta limpiar sus gafas. Tiene los ojos cansados y la mirada lánguida del que ya no puede prescindir de sus lentes.

Carme Pons escoge una de las carpetas bajo el mostrador, la abre y carraspea antes de proseguir.

—Sí, algo más sí que sabemos, doctor. La Policía llamó hace unos minutos, yo misma atendí la llamada.

El doctor se coloca de nuevo las gafas y guiña los ojos. No parece satisfecho con el resultado de su esfuerzo. Una especia de bruma sigue enturbiando su mirada. Resopla.

—Por la documentación que han podido rescatar de su bolso dicen que se llama Marina Tedesco Mercader, que tiene treinta y un años y que todo hace pensar que vive sola en el barrio de Les Corts, frente a la Maternidad. Muy cerca de donde ocurrió el accidente. Al parecer, llegaba a casa procedente del aeropuerto. Su maleta también se quedó en el maletero del taxi.

—Marina Tedesco… —repite el doctor sin dejar de guiñar un ojo para localizar la nube adherida al cristal.

—Muy cerca del Camp Nou —añade Carme Pons con una leve sonrisa, es bien sabido que el doctor es un culé apasionado y tiene asiento propio en el estadio—. Si quiere…

La enfermera le tiende una toallita húmeda y le acerca un paquete de pañuelos de papel.

—¿Nada más? —pregunta el doctor, quitándose de nuevo las gafas y frotándolas con la toallita.

—Por el momento, no. La Policía ha recuperado su móvil, si la chica no habla intentarán recuperar algún dato y contactar con alguien. Pero hemos avanzado algo, ya podemos dejar de llamarla X, ahora ya debemos llamarla Marina.

El doctor corresponde con una sonrisa de compromiso. Antes de marcharse habría querido explicarle a algún pariente cercano el alcance de las lesiones, la recuperación esperada, el tratamiento… Si no lo hace, tiene la sensación de que deja el trabajo a medias.

La enfermera jefe cierra la carpeta, eleva la vista y le ofrece un té o un café que el médico rechaza.

—Gracias, Carme, pero si tomo otro café no dormiré hasta el día del Juicio Final. Me voy dentro de nada. No puedo más. Estoy muerto.

—Sí, yo también estoy hecha polvo, pero sigue lloviendo a cántaros y una no sabe si es mejo