: Dante Alighieri
: La Divina Comedia Infierno, Purgatorio y Paraíso
: Century Carroggio
: 9788472545427
: Literatura universal
: 1
: CHF 4.50
:
: Erzählende Literatur
: Spanish
: 565
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Considerada una de las obras maestras de la literatura italiana y universal, Dante resume en ella todo el amplio conocimiento acumulado durante siglos, desde los antiguos clásicos hasta el mundo medieval; su fe religiosa y sus convicciones morales y filosóficas. El protagonista es el propio autor, Dante, quien acompañado por su musa Beatriz y Virgilio inicia un apasionante viaje al Infierno, Purgatorio y Paraíso. La presente edición incluye un profundo estudio de la obra y su contexto realizado por Dionisio Ridruejo, así como numerosas notas que ayudan a entender quiénes eran los personajes mencionados.

Dante Alighieri, (1265-1321), fue un poeta y escritor italiano, conocido por escribir la Divina comedia, una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista y una de las cumbres de la literatura universal. Participó en las luchas políticas de su tiempo, y fue un activo defensor de la unidad italiana. Escribió sobre literatura, política y filosofía. Defendió la necesidad de la existencia de un Sacro Imperio Romano y la separación de la Iglesia y el Estado. Apodado «el Poeta Supremo», también se le considera el «padre del idioma italiano». Su primera biografía fue escrita por Giovanni Boccaccio (1313-1375).
PRESENTACIÓN

LASITUACIÓN HISTÓRICADEL DANTE Y PETRARCA
por
Dionisio Ridruejo

Entre el nacimiento de Dante Alighieri (1265) y la muerte de Francesco Petrarca (1374) transcurre un siglo y una década. En el comedio de este lapso se suelen situar la plenitud, ya crítica, de la Edad Media y el comienzo del antepórtico renacentista que precede a la Edad Moderna, fechada, con óptica europea, en 1453, año de la ocupación de Constantinopla por los turcos. Lo que equivale a decir que la Edad Media discurre entre la disgregación del Imperio Romano en Occidente y su liquidación completa en Oriente. Si bien el Renacimiento la concebirá también como una cesura entre la antigüedad modélica y su deseada restauración. Que ello no sea del todo convincente lo demuestra el hecho de que las llamadas «historias nacionales» suelen corregir aquella fecha sustituyéndola por algún acontecimiento propio decisivo para su constitución interior, con lo que dan a entender que la Edad Media no ha sido para cada pueblo europeo una cesura sino un periodo constituyente. Todo ello nos induce a una saludable relatividad sobre el valor del comodín historiográfico que es la división del proceso histórico por Edades (Antigua, Media, Moderna y Contemporánea) que, por otra parte, no parece idóneo para dar cuenta de la evolución histórica de la humanidad tomada en su conjunto. Pero este último escolio hemos de dejarlo aparte a pesar de su gran interés. Porque tiene interés saber si la historia es, de suyo, universal. Las ideas de atraso, puntualidad o adelanto histórico que todos los días aplicamos en cada país a una porción de él, en cada grupo cultural a uno u otro de sus pueblos y en el Planeta a las diversas culturas, parecen responder a esa pregunta con un apriorismo afirmativo. Pero la intensificación de las comunicaciones en nuestro siglo está produciendo ante nuestros ojos fenómenos de mutación -no ya de aceleración-  en la secuencia histórica y así vemos saltar culturas que imaginamos primitivas al nivel de culturas actuales, mientras contemplamos también situaciones policrónicas donde coexisten estructuras y vigencias que presentan notas de todas las edades teóricas de nuestra propia cultura; quiero decir, de la cultura que reivindica una «antigüedad común». El hecho es, sin embargo, irrelevante para nuestro objeto: que es el de fijar los rasgos de la época o, dicho con más precisión, de la situación histórica en que vivieron los dos grandes poetas italianos con cuyos nombres hemos iniciado este escrito. Estos creyeron, pensaron, esperaron y obraroncomo siel mundo que reivindicaba la doble tradición «antigua» (la hebraica y la grecolatina sinoptizadas en la tradición romana) fueratodoel mundo y los hombres conformados por ella fuerantodoslos hombres. Para ese mundo y esos hombressoñó Danteun orden y Petrarca un humanismo. Si queremos entenderlos no podremos salir del círculo que ellos mismos se trazaron, aunque nos sea imposible ajustarnos rigurosamente a él. Me explicaré.
Como quiera que se considere, la sucesión de situaciones (y no unidad de duración) que es la Edad Media es la que va configurando la realidad de los que llamamos hoy pueblos europeos. Cuando más tarde estos pueblos hayan descrito, con más o menos precisión, su espacio propio, la imaginación renacentista (no importa repetirlo) pensará la Edad Media como una especie de invierno penitencial que separa lo que murió de lo que resucita. Será el momento en que el pensamiento naturalista de los griegos (ciclos, retornos) dominará, contradiciéndolo, al historicista hebraico (linealidad