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EL CUENTO DE LA CANCIÓN
GRABADA EN LA PIEDRA
Mi intención con este libro es familiarizar al lector con lo que a mí me gusta llamar «enfoque de habilidades». Es una forma alegre y creativa de facilitar el desarrollo de los niños y niñas, y ayudarles a superar dificultades a través del aprendizaje de nuevas habilidades. La idea básica del enfoque de habilidades es fácil de comprender y si, al terminar de leer este libro, queda la sensación de que este enfoque encaja con los valores y las ideas del lector, podrá empezar a ponerlo en práctica inmediatamente con su propio hijo o con los niños que tenga a su cuidado.
Antes de pasar a explicar con detalle lo que quiero decir con «enfoque de habilidades» y cómo se utiliza con los niños, me gustaría comenzar contando un cuento a modo de introducción. Si no se es un gran admirador de este tipo de relatos alegóricos, es mejor sentirse libre de saltarse estas primeras páginas y empezar a leer el capítulo 2.
Había una vez una aldea muy lejana en la que empezaron a suceder cosas muy extrañas. Los niños de la aldea empezaron a desarrollar toda clase de problemas misteriosos. Algunos se habían vuelto de repente tan tímidos que eran incapaces de pronunciar una sola palabra, mientras que otros se habían vuelto tan irritables que andaban deambulando por ahí sin rumbo agrediendo a los demás. Algunos habían empezado a tener miedo a cosas cuando no había nada que temer y otros habían desarrollado unos peculiares hábitos muy persistentes de los que, pese a todos los esfuerzos que hacían sus padres, no podían librarse, como tirarse del pelo o chuparse el dedo.
Se reunió a los ancianos de la aldea para hablar de la situación.
—Tenemos que averiguar cuál es la causa de este espinoso problema —dijo uno de los ancianos.
Aquello desencadenó una larga conversación que se prolongó mucho tiempo. Muy pronto, toda la aldea andaba deliberando acaloradamente qué era lo que causaba los problemas de los niños.
Al principio, los aldeanos sospecharon que la causa era la contaminación del agua. Por ello, empezaron a acarrear agua desde la aldea vecina. Sin embargo, esto no sirvió de nada. La siguiente sospecha llevó a pensar que la causa era que tal vez los propios niños se habían asustado por algo cuando eran bebés. Apoyándose en esta idea, los aldeanos empezaron a hacer todo lo posible por proteger a los niños para que no se asustaran nunca, pero resultó una labor muy difícil porque en aquellos tiempos la vida era peligrosa y evitar que los niños se asustaran era prácticamente imposible. Algunos intervinieron para sugerir que los numerosos problemas de los pequeños quizá estuvieran causados por la incompetencia de sus padres. Se insinuó que, por alguna razón desconocida, los padres habían perdido la capacidad de criar a sus hijos. Amparándose en esta idea, se ordenó a los padres que recibieran clases en las que los ancianos les enseñaran a criar adecuadamente a sus hijos. Al cabo de poco tiempo, aquello también resultó ser decepcionante. Los ancianos que enseñaban a los padres discrepaban tanto acerca de cuál era la forma adecuada de criar niños que sus enseñanzas no sirvieron más que para acrecentar la confusión general.
Siguieron apareciendo aldeanos con nuevas explicaciones acerca de lo que podría estar causando los problemas de los niños, pero el misterio aún no se resolvía. Muchos aldeanos empezaron a sospechar que, en realidad, las numerosas explicaciones que se habían ido aportando no servían más que p