: Bernard Cornwell
: El festín de Uhtred
: Edhasa
: 9788435049771
: 1
: CHF 10.80
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: Historische Romane und Erzählungen
: Spanish
: 312
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
EL MUNDO ANGLOSAJÓN La historia de Uhtred no ha acabado. Si bien la serie de 'El último reino' (o 'Sajones, vikingos y normados') concluyó con la batalla final de El señor de la guerra, queda mucho por contar. Y hay demasiados hechos aún desconocidos... Desde que comenzó a escribir la historia de Uhtred, el pagano, Bernard Cornwell se imbuyó por completo, con una tal fascinación en el mundo anglosajón; por sus gentes, su cultura y su vida cotidiana, por todo aquello más allá, incluso, del campo de batalla. Y sigue ahí. Y, por eso, cuando conoció a la reconocida chef Suzanne Pollak, decidió que era el momento de continuar con Uhtred. Y así nació El festín de Uhtred, donde se combinan maravillosos relatos de nuevas aventuras de Uhtred de Bebbanburg, en las que Cornwell nos muestra al hombre detrás del escudo, como cuando era asesor de un joven príncipe Alfredo de Wessex, junto con una elaboración detallada de todo ese mundo anflosajón, aderezado con deliciosas recetas de la época de nuesro ya tan querido protagonista. Los fans de Uthred, además de disfrutar de la otra visión del protagonista, podrán sorprender a sus amigos con unas recetas culinarias de la época anglosajona, por ejemplo en la mesa de Navidad...

Bernard Cornwell nació en Londres en 1944 y vivió su infancia en el sur de Essex. Después de graduarse en la Universidad de Londres, trabajó para la cadena de televisión de la BBC durante varios años, hasta que se hizo cargo del departamento de información en Irlanda del Norte, y en 1978 pasó a dirigir el programa Thames at Six para la Thames Television. Actualmente reside en Estados Unidos. Su serie dedicada a Richard Sharpe lo convirtió en uno de los escritores más leídos y de mayor éxito en el género de la novela histórica de aventuras, condición que volvió a poner de manifiesto con la trilogía formada por 'Arqueros del Rey' (2001), 'La batalla del Grial' (2002) y 'El sitio de Calais' (2004) o la tetralogía sobre Starbuck, situada en la guerra civil americana. También son buena muestra de su talento las novelas 'Stonehenge' (2000), 'El ladrón de la horca' (2003), 'Azincourt' (2010) o 'El fuerte' (2011), así como las «Crónicas del Señor de la Guerra», trilogía compuesta por 'El rey del invierno' (2008),'El enemigo de Dios' (2009) y 'Excalibur' (2010), de la que se ha estrenado serie televisiva en 2024. En su haber consta también una obra de no ficción o ensayo histórico: 'Waterloo' (2015). Sin embargo, ha sido el ciclo de trece novelas sobre la confluencia de sajones, vikingos y normandos, iniciado con 'Northumbria. El último reino' (2006), el que lo ha elevado a la cumbre de los mejores novelistas históricos y lo ha convertido en un auténtico best-seller. Por ello, entre otras cosas, ha sido llevada a la pantalla (BBC y Netflix), bajo el título de 'El último reino', con una serie de cinco temporadas y película de cierre final. Pero la historia de Uhtred no ha acabado... 'El festín de Uhtred' (2024) nos muestra el hombre tras el escudo.

 

Me crie en la costa de Essex, un lugar de marismas, estuarios y ríos. Desde el tejado de mi casa podía ver cómo el Támesis se ensanchaba en su enorme estuario y cómo los barcos navegaban río arriba hacia Tilbury o hacia los muelles de Londres. Las embarcaciones de vela eran habituales, sobre todo aquellas barcazas que cruzaban el Támesis con sus enormes velas cangrejas de color marrón rojizo transportando productos agrícolas a la ciudad. Pero también recuerdo que me cautivaba la visión de un barco alto, con todas las velas desplegadas, haciendo la misma travesía.

Lo que contemplaba era un reflejo del pasado. El Támesis, por supuesto, fue durante mucho tiempo una de las principales vías navegables de Inglaterra. Barcos romanos de vela cuadrada entraban y salían de él, mientras que, mucho más tarde, algunos de nuestros buques de guerra más famosos, como elHMS Victory, se construyeron en sus orillas y navegaron triunfantes en los océanos del mundo.

Sin embargo, de niño, me interesaban más otros barcos que habían frecuentado el estuario, embarcaciones que habían sembrado un verdadero pánico: los barcos de asalto de los famosos vikingos. Recuerdo que, cuando tenía seis años, el príncipe Georg de la casa real danesa visitó el pueblo cercano de Ashingdon y regaló a sus habitantes una bandera danesa y una maqueta de un barco vikingo, que todavía se exhibe en la iglesia parroquial de San Andrés. El motivo de este gesto de generosidad era conmemorar la batalla de Assandun entre el rey Canuto de Dinamarca y el rey Edmundo II de Inglaterra, conocido como Edmund Ironside. Los daneses ganaron, y Canuto se convirtió en rey de Inglaterra. Ya desde pequeño, me apasionaba la historia, y la presencia del barco suspendido en la nave de San Andrés despertó mi imaginación y curiosidad.

Una década más tarde, descubrí el poema anglosajónLa batalla de Maldon, que describía un combate entre Byrhtnoth, líder de un ejército de sajones del este, y un ejército vikingo que se había instalado en la isla de Northey, en el río Blackwater, no muy lejos de Ashingdon. Una vez más, los vikingos ganaron, pero recuerdo que un profesor me dijo que el poema era «fantasioso», porque los sajones, ubicados en la orilla del río, nunca podrían haber oído un desafío clamado en voz alta desde la isla; estaba demasiado lejos. La duda nos llevó a mí y a unos amigos hasta Maldon, donde demostramos que dicho llamado sí era audible. Esta expedición se transformó en la única investigación original importante que he llevado a cabo.

Fue ya en mi infancia cuando se despertó en mí un interés constante por el periodo anglosajón, aunque pronto me di cuenta de que era un completo ignorante al respecto. En algún momento entre la retirada de los romanos de Britania y la llegada de los normandos, se había creado un país llamado Inglaterra, y, a pesar de que había recibido una educación más que suficiente, no tenía idea alguna de cómo había podido suceder tal cosa. También me di cuenta de que no era el único: un currículo escolar inglés afirmaba que la historia de Inglaterra empezaba en 1066. Es casi como si no hubiera existido historia antes de la llegada de Guillermo el Conquistador, salvo por los relatos en la escuela primaria sobre Alfredo quemando los pasteles de una campesina y el rey Canuto fracasando en su intento de hacer retroceder la marea.

En 1939, una canción grabada, entre otros, por Dame Vera Lynn, se hizo muy popular. Se llamabaThere’ll always be an England, y hacía referencia a que Inglaterra siempre había existido, aunque, en 1939, apenas tenía algo más de mil años. Su creación ocurrió durante esa historia previa al año 1066. Por desgracia, no podemos establecer una fecha exacta para ese acontecimiento trascendental, mas, en algún momento del otoño del año 937, el ejército anglosajón dirigido por el rey Æthelstan derrotó a un ejército combinado de vikingos y escoceses en un lugar llamado Brunanburh. La batalla de Brunanburh fue una de las más importantes de la historia de Inglaterra, y durante años recibió el nombre de «la gran batalla» e inspiró a laCrónica anglosajona a incluir pasajes poéticos en verso:

Nunca hubo tanta matanza

en esta isla, nunca antes tanta

gente fue abatida

por el filo de espada, como los libros y viejos sabios

confirman, desde que los anglos y sajones

navegaron hasta aquí desde el este,

buscando a los britones por los anchos mares.

Aquellos orgullosos forjadores de guerra

vencieron a los galeses,

señores hambrientos de gloria,

y se hicieron dueños de esta tierra.*

Puede que realmente fuera una gran batalla, pero, sin embargo, pronto fue olvidada e incluso el lugar donde se libró también cayó en el olvido. Ahora sabemos que el enfrentamiento tuvo lugar en Wirral, y, aunque es tentador afirmar que fue el momento en que Inglaterra nació, es más acertado verlo como una parte del p