Unlibro de texto omanual escolar —términos que trato como sinónimos— es, ante todo, un libro. Puede ser impreso o digital, pero es un libro. En otras palabras, es una obra bien definida, una pieza que tiene una vida independiente. No es un panfleto, un folleto o una colección de páginas impresas. Tiene principio, nudo y fin. Tiene un objetivo claro, expresado ya en la portada y las primeras páginas, y continuado a lo largo del texto.
Todo esto puede parecer obvio, pero merece la pena enunciarlo y caracterizarlo, porque este primer atributo de un libro de texto lo distingue de otros elementos de apoyo, como las colecciones de ejercicios o las selecciones de lecturas, por no hablar de las fotocopias dispersas o las piezas digitales sueltas que se distribuyen a los alumnos.
Finalmente, ¿cómo podemos caracterizar un libro de texto?
UNA CARACTERIZACIÓN DEL LIBRO DE TEXTO
En primer lugar, un libro de texto es un libro que cumple con una finalidad curricular. El currículo en cuestión puede ser oficial, es decir, recomendado y escrito; puede interpretarse a partir de contenidos recomendados, o puede basarse en exámenes u otros tipos de evaluación (Glatthorn, 2000, p. 83 y ss. y Valverde et al., 2002, p. 5 y ss.).
Según algunos investigadores, los libros de texto “traducen la política en pedagogía”, siendo “mediadores entre las intenciones de los autores del plan de estudios y los profesores” (Valverde et al., 2002, pp. 1-2).
En segundo lugar, un libro de texto es un instrumento destinado a organizar el aprendizaje de los estudiantes en una secuencia de estudios, ya sea de un semestre, de un año o de un ciclo de varios años1 . Esto significa que no es solo un texto de apoyo, o una colección de referencias o lecturas. Tiene una estructura y una secuencia que sirven al aprendizaje de los alumnos en una determinada materia bien definida (Seguin, 1989, p. 18).
Un buen libro de texto no enumera los temas arbitrariamente. Desde el principio, el texto se dirige a un estudiante que leerá el libro, lo seguirá y lo utilizará a diario o casi a diario. No se limita a incluir lo que se considera indispensable. Está escrito de forma que ayude al lector a seguirlo y aprender de él.
Por poner un ejemplo, un libro de texto de matemáticas de educación secundaria que introduzca las funciones no se limitará a definirlas, sino que intentará introducir gradualmente ejemplos de correspondencias que no son funciones y de otras que sí lo son, desde las más elementales a las más complejas, dará ejemplos numéricos y presentará ejercicios para que los alumnos comprueben sus conocimientos y progresen. Un diccionario de matemáticas no hará esto; aportará una definición lo más rigurosa y completa posible, remitiendo naturalmente a otras entradas. Lo mismo podría decirse de una herramienta digital como Wikipedia, que presentaba la siguiente definición:
Tomemos los conjuntosA, B, una relaciónf: A →B y el conjunto de pares ordenadosP={(a,b) ∈A × B;a se relaciona conb porf}. Decimos quef es una función si, y sólo si, para todob1 ≠b2 ∈B con (a1,b1), (a2,b2) ∈P, tenemos a1 ≠a2
ε
¿Acaso cualquier joven estudiante de secundaria avanzada, cuando las funciones deberían estudiarse con más rigor, entendería inmediatamente una definición como esta? Imagino que incluso muchos lectores que hayan estudiado estos temas tropezarán con esta definición, aunque tengan una idea más o menos clara del concepto. Sin embargo, podrán entender fácilmente el concepto de “función” como una regla que hace que a cada elemento de un conjunto de partida le corresponda uno y solo uno elemento de un conjunto de llegada. Un buen libro de texto de primaria suele dar una idea intuitiva, luego se trabaja sobre ella y se pasa a la definición formal.
Del mismo modo, sería extraño que un libro de texto de primaria, al hablar de la poesía lírica, comenzara con definiciones formales de lo que es una estrofa, un verso, un estribillo, un esquema rítmico… Naturalmente, comenzará con ejemplos, ejemplos de contraste, que lleven a los alumnos a reconocer progresivamente estos conceptos.
Por supuesto, las definiciones y la progresión dependen del nivel escolar, de donde procedeel tercer rasgo distintivo de un libro de texto: tiene en cuentael grupo de edad al que va dirigido, los conocimientos y destrezas adquiridos y los que deben alcanzarse, así como el contexto social de los alumnos.
Estas características son más o menos obvias, ya que los libros de texto están diseñados para distintos niveles escolares. Pero hay dos elementos importantes que destacar.
La consideración que el libro de texto debe tener por el nivel de los alumnos es una preocupación que debería extenderse a toda la enseñanza. Los conocimientos se organizan y