Escribir un libro no es fácil. Los que hemos pasado por eso lo sabemos bien. Sin embargo, no es esa la sensación que da Juan José Vergara a lo largo de este trabajo. Se diría que es tan buen comunicador y tiene tanta experiencia en el trabajo por proyectos que las ideas fluyen solas. Y así, el libro te va atrapando con sus preguntas, sus sugerencias, las menciones constantes a asuntos de la vida cotidiana en las aulas por los que todos hemos pasado. El lenguaje es próximo, suasorio, seductor. Probablemente porque se le ve convencido de las cosas que dice y de las iniciativas que propone para mejorar la calidad de la educación.
La idea que subyace en el fondo del discurso sobre el enfoque de proyectos es justamente eso, laidea de proyecto, el hecho de que en educación trabajamos siempre, sea cual sea la metodología empleada, bajo la mentalidad de estar llevando a cabo proyectos. Y eso, porque lo propio de toda acción educativa formal es, justamente, laintencionalidad. Los sujetos nos educamos en muchos entornos y a través de la acción de muy diversos agentes (desde nuestras familias al entorno social en que vivimos, los medios de comunicación social, la religión que profesemos, las actividades culturales en que participemos, etc.), pero lo propio de la educación escolar es que se trabaja (o debería hacerse) con proyectos formativos claros y compartidos. Esto es, lejos de la improvisación o del espontaneísmo.
Mi espacio de trabajo didáctico ha estado ligado siempre al concepto de currículo. Y lo primero que siempre he querido destacar ante estudiantes y profesores es que cuando hablamos de currículo estamos hablando de eso, de un “proyecto formativo integrado”. La filosofía curricular fue incorporada a nuestra cultura pedagógica con la LOGSE, al inicio de los años 90 y muchos creímos que poseía tal potencia innovadora que sería capaz de transformar