INTRODUCCIÓN
El libro que el lector tiene en sus manos es fruto del trabajo de un equipo de profesores e investigadores que se reunieron para reflexionar sobre la temática “cielo”. El que llegó a ser conocido como “Proyecto Cielo” en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) fue un proyecto de investigación propio de esta institución que, con el títuloVisiones del Cielo: espiritualidad, política y cultura, se desarrolló entre los años 2012 y 2016. Estas páginas constituyen su resultado final.
¿Por qué el cielo? ¿Qué interés tiene en el contexto académico y en el mundo de hoy? Se trata, indudablemente, de una cuestión central para la fe cristiana. Ámbito de lo trascendente y de la vida futura, el cielo ha concretado el horizonte de la esperanza. Esperanza múltiple que es deseo y anhelo: de Dios, de vida después de la muerte, de plenitud y de gloria, de perfección, armonía, felicidad y belleza. Todo lo bueno que, en principio, se presenta como un ideal inalcanzable en la vida terrena, limitada por el tiempo, el pecado y la muerte. La humanidad siempre ha estado en búsqueda de algo más allá y lo está, incluso, en un mundo tan secularizado como el de hoy. ¿Quiere esto decir que se trata de una cuestión de fe y de trabajo pastoral? Indudablemente, pero no sólo. Como diría Ignacio de Loyola y nos recuerda en su trabajo José García de Castro, el cielo es pensable y sensible, es decir, es tema de reflexión además de una experiencia. Para los cristianos, gracias en parte a la celebración litúrgica, se pone continuamente de manifiesto que no es algo imaginario, sino real y alcanzable, aunque sí sea profundamente imaginativo, como subrayan Bert Daelemans y Lino Emilio Díez. Estas dimensiones –pensamiento, experiencia, imaginación–, entre otras posibles, constituyen materia de estudio y pueden ser objeto de análisis multidisciplinares.
Los sujetos del discurso sobre el cielo han sido tanto los individuos como los colectivos porque aquel es pensado, experimentado e imaginado desde “aquí abajo”, la realidad humana contingente y con sus categorías. Su estudio ilumina desde ángulos nuevos muy diversas cuestiones. Sin duda, analizar la relación humana con el cielo ofrece dimensiones inéditas al estudio del vínculo con Dios y, por consiguiente, a la teología espiritual y la mística. De ello dan cuenta estas páginas. Pero también nos ha interesado aplicar el potencial de estudio a otras dimensiones que, como la antropológica o la social, resultan especialmente beneficiadas si se emplea una perspectiva histórica. Como afirma Juan Antonio Marcos, el ser humano busca una parte de su identidad en un destino que le supera y le da a su vez un sentido. La revisión de estos contenidos identitarios por épocas, lugares sociales y eclesiales o diferenciando entre mujeres y varones, brinda un conocimiento amplio de la antropología subyacente o que la noción “cielo” ha podido contribuir a construir. El tema también lleva a comprender de otro modo la construcción de lo social y lo político, así como diversas fenomenologías de lo humano, entre ellas la imaginación y los procesos de creación, tal como nos ilustra en clave artística Francisco José López Sáez.
Imaginar y pensar cómo es ese “más allá” ha llevado a construir modelos de lo celestial deudores de las peculiares condiciones de sus protagonistas y que, por consiguiente, arrojan luz sobre las realidades humanas contextuales. Ha sido pauta habitual lo que podríamos denominar “fuga escatológica”, la construcción de modelos perfectos e inalcanzables como manifestación de posturas de disconformidad o escapismo respecto a la vida terrena y sus problemas. Sin olvidar que por eso mismo resultan de suma importancia para entender esas situaciones y valorar los anhelos de cambio que propiciaron, no podría afirmarse que esta pauta haya sido omnipresente o dominante. Antes bien, las claves