: Stefano Micali
: Fenomenología de la ansiedad
: Herder Editorial
: 9788425451072
: Fenomenología
: 1
: CHF 28.10
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: Allgemeines, Lexika
: Spanish
: 424
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
La ansiedad es un fenómeno afectivo que puede protegernos del peligro y ser un peligro en sí misma. ¿Pero cuándo está justificada? ¿Cuándo deja de funcionar como señal eficaz y razonable para prevenir amenazas inminentes y se convierte en una proyección invasiva de nuestros propios fantasmas? Este libro muestra a través de un exhaustivo análisis fenomenológico cómo la ansiedad produce una alteración de las dimensiones de encarnación, conciencia del tiempo y fantasía. Partiendo de la metodología polifónica de Bakhtin y apoyándose en las voces de pensadores de la talla de Kierkegaard, Husserl, Freud, Blumenberg, Heidegger, Sartre, Adorno, Derrida y Lévinas, Stefano Micali elabora nuevas categorías para comprender la ansiedad y ofrece un análisis fenomenológico de sus rasgos esenciales. Micali explora nuevas perspectivas sobre la compleja relación entre ansiedad, miedo y trauma, a la vez que hace dialogar a la historia del arte y la antropología cultural, la psicopatología y la teología, la literatura y la filosofía política.

Stefano Micali es profesor en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica y director del Centro de los Archivos Husserl: Centro de Fenomenología y Filosofía Continental. Ha publicado más de 50 artículos en los principales idiomas en áreas de investigación que abarcan la psicopatología, la religión, la filosofía política y la estética. Es autor de cuatro libros monográficos: Überschüsse der Erfahrung (2008), Esperienze temporali (2008), Tra l'altro e se stessi (2020) y Fenomenología de la ansiedad. Además, ha coeditado varios libros sobre la relación entre filosofía y psicopatología.

Introducción


1. LA RELEVANCIA ANTROPOLÓGICA DE LA ANSIEDAD


En su estudio monográficoLa Peur en Occident (El miedo en Occidente), Jean Delumeau cuenta un interesante caso judicial que tuvo lugar en 1586: una persona se niega a pagar la renta completa de su vivienda porque está habitada por fantasmas (Delumeau, 1978). Podríamos decir irónicamente que esa cohabitación forzada justifica una compensación. Pierre Le Loyer, el consejero del tribunal presidencial en Angers en aquella época, decidió zanjar la disputa. Cito el pasaje de Le Loyer porque esta sentencia muestra de una manera vívida la ambigua naturaleza del miedo (y la ansiedad): «Solo si el miedo[peur] no es infundado y el inquilino ha tenido ocasión de estar asustado quedará exento de pagar la renta requerida y no de otro modo, cuando la causa del miedo no se haya considerado justa ni legítima» (Le Loyer, 1608, p. 658).1 La retorcida sintaxis de esta sentencia señala un problema fundamental: ¿cuándo está justificado el miedo(peur)? ¿Cuándo es «justo» y «legítimo»? ¿Cuándo, por el contrario, deja el miedo de funcionar como una señal efectiva y razonable que previene amenazas inminentes? En los términos de Freud: ¿cómo definir los límites entre el desarrollo de la ansiedad(Angstentwicklung) y la preparación-de-la-ansiedad(Angstbereitschaft) (Freud, 1920/1998)? ¿Cuándo se convierte el miedo en una proyección invasiva de nuestros propios fantasmas? ¿Hasta qué punto son nuestros miedos introyecciones de los fantasmas de otro?2

Estas preguntas tienen una evidente relevancia política. Nuestras respuestas o reacciones al miedo —la diferencia entre ellas es cualquier cosa menos marginal si consideramos que esos términos (respuesta y reacción) marcan los límites entre «lo humano» y el dominio de lo que se dice que es «lo animal»— tienen consecuencias cuyo alcance se nos escapa con mucha frecuencia. Incluso las medidas preventivas que parecen neutrales influyen profundamente en nuestra imagen del mundo. Si adoptamos medidas defensivas, el miedo y la ansiedad tienden a incrementarse. Los sistemas de vigilancia nos hacen sentir seguros; sin embargo, refuerzan la convicción de que el mundo es un lugar peligroso, como observa Altheide (Altheide, 2002). No es sorprendente, por tanto, que la percepción del miedo se haya convertido en una cuestión central en los debates de política nacional e internacional: una sensación de seguridad, incluso más que la propia seguridad, se ha convertido en la sede del conflicto político.3

¿Cómo empezar una investigación sobre la ansiedad de un modo riguroso? ¿Es posible incluso tratar «rigurosamente» una afección tan sobredimensionada, caótica y aguda como la ansiedad? El camino que me parece menos inadecuado es el de introducir una diferenciación regulativa entre el miedo, la ansiedad y el terror.

En el debate filosófico contemporáneo se ha dedicado, desde luego, una gran atención al análisis de la conexión entre el miedo y la ansiedad. En diversos marcos teóricos, la definición de la relación entre el miedo y la ansiedad sirve de criterio para establecer la diferencia entre los seres humanos y los animales. No es, por tanto, inadecuado resumir brevemente elstatus quaestionis al respecto.

Permítaseme, primero, una breve observación preliminar: establecer diferencias entre humanos y animales es tan difícil de evitar como imposible de lograr. Esa situación se debe en gran medida al concepto de animalidad. La noción de «lo» animal es inadecuada en sí misma porque es un concepto residual, como Derrida muestra enL’animal que donc je suis (The Animal Therefore I am, Derrida, 2006/2008). Todas las especies animales se «co