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Había una vez… un canon
Luisa Santamaría Ramírez
Hábitos lectores
Según los datos delInforme de resultados de Hábitos de lectura y compra de libros en España (2018)1, de la Federación de Gremios de Editores, el 99,3% de los niños y niñas entre 10 y 14 años y el 91,6 % de los jóvenes entre 15 y 18 años lee libros. Además de libros, estos jóvenes son el segmento de población con mayor número de lectores de páginas web o de artículos o textos largos en redes sociales. De todos los datos nos interesan especialmente los de lectura en tiempo libre, por lo que eso significa en la adquisición de hábito lector.
Del total de lectores de 10 a 14 años, el 70,8% lo hace frecuentemente; es decir, leen al menos una vez a la semana; mientras que el 15,2% lo hace de manera ocasional.
Estas cifras descienden a partir de los 15 años hasta el 67,4%, de los cuales el 44,7% es lector frecuente y el 22,7% es lector ocasional, llegando hasta el 32,6% el porcentaje de los que se declaran no lectores. Este dato es preocupante y nos da indicios de que la lectura, cada vez más, se va convirtiendo en algo obligado por cuestiones meramente prácticas, olvidando la fuerte relación existente entre el rendimiento académico y el índice de disfrute con la lectura.
En relación con el Informe PISA,España se sitúa 12 puntos por debajo (477) de la media europea (489), en lo que respecta a la comprensión lectora. Además, preguntados sobre su forma de leer, se aprecia un aumento de la lectura superficial y práctica en detrimento de la lectura profunda y por placer.
El informe mide la competencia lectora entendida como la capacidad de los estudiantes de comprender, emplear, valorar, reflexionar e interesarse por los textos escritos para alcanzar unos objetivos, desarrollar el conocimiento propio y poder participar en la sociedad.
En la actualidad la competencia lectora no puede quedarse anclada en la comprensión de textos individuales y continuos; sino que debe ampliarse con la lectura y manejo de textos múltiples, de manera que se adquieran estrategias complejas para el procesamiento de la información, así como el análisis, integración e interpretación de los textos. En este marco conceptual los textos se han clasificado atendiendo a estas cuatro dimensiones:
▶Fuente: la unidad está compuesta por un texto (fuente simple) o por varios (fuente múltiple).
▶Estructura y navegación: textos estáticos (lineales) o dinámicos (interactivos).
▶Formato del texto: continuo, discontinuo o mixto.
▶Tipo de texto: descriptivo, narrativo, expositivo, instructivo, argumentativo o transaccional. Según el propósito para el que se escribe el texto.
La competencia lectora en el siglo XXI no se limita a la competencia literaria, ya que las personas necesitaremos información procedente de diversos ámbitos de conocimiento, tanto científicos como matemáticos, a la vez que tendremos que utilizar tecnologías de búsqueda, almacenamiento y organización de la información. La competencia lectora incluye, necesariamente, la competencia enciclopédica, ya que ese lector genera significado en respuesta al texto a partir de sus conocimientos previos;tanto de otros textos como de los adquiridos en su contexto social y cultural, estableciendo un tejido y una red intertextual.
A tenor de los resultados obtenidos en ambos informes vemos, por tanto, la necesidad de la mejora de los hábitos de lectura y de la comprensión lectora. La escuela debe hacer un esfuerzo extra, tal vez extraordinario, para la consecución de estos objetivos. Chartier señala sobre su infancia lectora: “En relación con