II. La «balada» de GS
¿Recuerdas a los primeros «giessini» (de GS) que conociste personalmente y que te hicieron conocer el Movimiento?
Desde luego. Para participar en GS, fueron sobre todo dos personas: Angelo Scola (nacido en 1941), que luego sería cardenal y arzobispo de Milán, y Fabio Baroncini (nacido en 1942), que luego fue sacerdote, responsable de la guía de la comunidad de CL de Varese, antes de llegar a ser párroco en Milán. Cuando yo pasaba los exámenes de tercero de secundaria, ellos estaban en los de acceso a la universidad. Baroncini se había licenciado hacía poco en Contabilidad, y en el verano estudió intensamente para el examen para el bachillerato clásico del otoño con el fin de poder entrar en el seminario de Venegono. Angelo Scola había superado los exámenes para el bachillerato clásico cuando yo superaba los de tercero de enseñanza media. Después él se inscribió en el Politécnico de la Universidad de Milán, mientras yo me inscribía en cuarto del liceo Manzoni de Lecco. Scola fue quien me propuso participar en GS, la persona que en el verano entre tercero de secundaria y primero de bachillerato me llamó para vernos. Me convocó a una reunión, a través de un amigo, en la sede de GS, haciéndome saber que tenía una propuesta que hacerme. Nos vimos al día siguiente y Scola me propuso participar en unas jornadas de tres días que tendrían lugar pronto en Gazzada, en la provincia de Varese, en la residencia de una entidad religiosa. Allí se iba a hablar de cómo establecer y ampliar el equipo editorial de un periódico estudiantil que editaba GS y que se llamabaIl Michelaccio, que más o menos quiere decir el chaval imprudente. Lo escribían estudiantes de liceo que pertenecían a GS y se distribuía en los colegios de Lecco, Gallarate, Busto Arsizio, Varese, Como y Sondrio. Se vendían unos miles de ejemplares. Era un periódico con una edición muy cuidada, no un ciclostilado corriente: 24 páginas impresas que se publicaban todos los meses. Participar en aquellas jornadas costaba dinero: convencí a mis padres de pagarlo y partí hacia allí con curiosidad, junto con Angelo Scola y otras personas. Villa Cagnola era propiedad de la Santa Sede, un edifico notable de esa localidad. Consistió a la vez en una jornada de presentación de GS y de trabajo sobre cómo se podía ser periodista delMichelaccio. De esta manera llegué a ser redactor del periódico, órgano oficioso de GS. Para mí ambas cosas iban juntas: ser redactor del periódico y formar parte de GS. No era desde luego el periódico de un partido político, era un periódico estudiantil escrito por y para los estudiantes. Y la propuesta era muy clara: el cristianismo como plenitud de la experiencia humana.
¿Por qué Scola, entonces con 19 años, quiso conocer a un chaval de 13?
Por lo que yo sé, la propuesta se hizo también a otros pero fui el único en aceptarla. Él era presidente de la GS de Lecco y no perdía ocasión para dar testimonio de la belleza del acontecimiento cristiano y de proponerlo. Estaba también atento a los más jóvenes, o sea los chavales que iban a pasar a bachillerato y que tenían las condiciones para asumir ciertas responsabilidades en GS. En particular les echaba el ojo a aquellos que entraban en el Liceo Clásico, el liceo donde él también había estudiado.
¿Estabas coartado por aquel hombre de 19 años que te había llamado? ¿Le preguntaste qué era GS?
GS era la presencia cristiana en el bachillerato. Yo había recibido en mi familia una educación católica, sobre todo de mi madre. Había estado en el «oratorio» y en la Giac5 un año en tercero de secundaria porque los domingos salíamos de excursión todos juntos. Mi fe no estaba en absoluto en crisis y veía normal participar en GS, presente en el colegio, aún sin tener las ideas muy claras sobre lo que era. Tenía muchas ganas de que alguien me lo propusiera y ese alguien fue Scola. Supe inmediatamente qué era lo que debía hacer.
¿No había otras realidades en competencia con GS en esa época? ¿Qué hacía la Acción Católica?
Al haber participado en el «Oratorio» en tercero de secundaria fui inscrito en la Giac, que se proponía a todos los que habían participado en el «Oratorio». En esa época había una gran colaboración entre la Giac y GS. No existía ninguno de los problemas que surgirían más tarde. De la Acción Católica no recuerdo ninguna propuesta, a excepción de algunas reuniones de catequesis, mientras que GS estaba muy viva.
Tan viva que antes de que te contactara «el de 19 años»a ti «el de 13», tú ya conocías que GS expresaba la presencia cristiana en los colegios.
¡No solamente! ¡Yo ya había participado antes en dos iniciativas! La primera cuando cursaba segundo de secundaria y tenía 11 años. GS había propuesto a los estudiantes de secundaria la celebración de una misa semanal a las 07.30 h de la mañana de los miércoles en el santuario de Nuestra Señora de la Victoria. Se celebraba antes de las clases, que empezaban a las 8:10. A las 8 en punto la misa había terminado y podíamos llegar cada uno a su colegio. Lecco no es un