2. La dignidad de la materia
En cierto momento de su ensayo acerca de la vida de los estudiantes, Benjamin nos dice que las ideas más revolucionarias de ciertas épocas son también las más ridiculizadas, las más ignoradas, las más perseguidas. Eso bien puede servir para explicar por qué hoy la alquimia es considerada una pseudociencia que habría preparado el camino para la llegada de la química,8 o peor aún, sería algún tipo de misticismo confuso y apolítico que, codicioso como los judíos que lo practicaban, pretendería nada más que la producción de oro, la llamada crisopeya.9 Pero las cosas no son tan sencillas. La alquimia es una política, una política de la no separación y de la mezcla, del desorden, de la belleza y del peligro, de la transición, de la dismorfia y de la amorfia. Su lógica es la de la mixtura; nada en la alquimiaes, sino que todo está continuamentesiendo, no hay posiciones fijas, objetos ni métodos previos.
La palabraalquimia procede del árabe , o sea,al-kīmīya, transliterado para el latín comoalkimia, compuesto formado por el artículo árabeal y por un bello término, tal vez derivado del griego antiguo,χημεία (khēmeíā), que significa «fusión de líquidos».10 Para George Luck, sin embargo,kīmīya proviene de un término preárabe, probablemente del egipciokamt, quemt ochemi, que puede ser traducido como «negro» o «substancia negra», aludiendo, así, al lodo primordial del Nilo.11 En la entrada correspondiente de la monumentalEnciclopedia de la religión de Mircea Eliade, se afirma que la palabraalchemia, que data del sigloxii, se relaciona conars chemica (arte química), por lo que tenemos que decir algo sobre el supuesto carácter primitivo de la alquimia en relación con la química moderna. Solo una mente acostumbrada a ver la historia como una progresión lineal, lógica y racionalizada puede sostener tan tremendo disparate. Si bien es cierto que la alquimia aportó muchas ideas, substancias (el arsénico, el fósforo, el zinc, el antimonio, ¡todos esos nombres tan lindos!) y procedimientos a la química, no es su predecesora, sino algodiferente. Stanislas Klossowski de Rola llega a afirmar que la química derivó de una versión falsificada de la alquimia practicada solo para producir oro. Independientemente de que dicho metal pudiera, de hecho, ser obtenido por el verdadero alquimista, este es visto como un subproducto de sus trabajos, pues «el oro es la sombra del sol, y el sol es la sombra de Dios».12
No deja de ser reveladora la suposición de que, para algunos, la alquimia no fue creada por el legendario Hermes Trismegisto, sino por una mujer —María, la judía, alquimista y filósofa que vivió en Egipto en la Antigüedad y que inventó el utilísimo baño María (balneum Mariae)13—, mientras que la química fue ideada por un hombre, Antoine Lavoisier, en el sigloxviii. Se trataría entonces de una evolución ideal que partiría del irracionalismo sentimental femenino, cuyo símbolo sería, según C. G. Jung, Tiamat14 —divinidad babilónica que evoca el mundo matriarcal de los orígenes—, y llegaría al racionalismo objetivo masculino, en una supuesta línea de desarrollo cuyas nefastas consecuencias ya conocemos bien. Sin embargo, no puede haber evolución entre dos realidades que son no solo diversas, sino opuestas en muchos aspectos. Si la química es racional, ordenada y está encaminada al dominio de la naturaleza, la alquimia es mágica, caótica y practicada para que podamos fundirnos con la naturaleza. Su reino es el de lo no separado, donde se dan las nupcias alquímicas, laconiunctio15 entre el azufre y el mercurio, el coito entre el Rey y la Reina, la lucha amorosa del dragón alado con el dragón áptero; ambos deben morir para este mundo y, después