: Andityas Matos
: Contrapolíticas de la alquimia Un ensayo en imágenes
: Ned Ediciones
: 9788419407283
: 1
: CHF 8.90
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: Philosophie
: Spanish
: 144
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
En 1666, la química logra el estatuto de ciencia. Su inclusión en la Académie des sciences la obliga, no obstante, a desprenderse de aquellas partes consideradas «incómodas»: los químicos tuvieron que abjurar de la crisopeya -la transmutación de los metales en oro- y de la búsqueda de la piedra filosofal. Estas quedaron relegadas a la marginalidad de la alquimia, que pasó a constituir un campo independiente. Sin embargo, aunque periférica, la alquimia ha sido siempre un lugar de resistencia. Lejos de ser una mera «abuela» de la química, su visión ha constituido una alternativa a las lógicas dominantes de la tradición occidental racionalista. Para la alquimia, el mundo es un todo orgánico, total pero no totalizable y, por ello, no sistematizable bajo un método experimental único. Caracterizada por una racionalidad paradójica, con frecuencia contradictoria, ha sido condenada por ello al estatus de pseudociencia; este libro rescata el lenguaje y los principios alquímicos y los celebra como herramientas críticas fundamentales, semillas transgresoras de un saber que nos permite repensar los sistemas políticos y filosóficos actuales. Acompañada por decenas de bellos y raros grabados de tratados alquímicos, la elegante prosa de Andityas Matos nos ofrece una experiencia a la vez política, poética e histórica.

Andityas Matos es doctor en Derecho y Justicia por la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil) y doctor en Filosofía por la Universidad de Coimbra (Portugal). Actualmente ejerce como profesor de Filosofía del Derecho y disciplinas afines en la Facultad de Derecho de la UFMG y es miembro del Cuerpo Permanente del Programa de Posgraduación en Derecho de la misma institución. Es Becario del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq, Brasil) y ha sido profesor visitante y conferenciante en diferentes universidades españolas y latinoamericanas. Ned Ediciones ha publicado su obra La an-arquía que viene: fragmentos para un diccionario de política radical (2023).

2. La dignidad de la materia

En cierto momento de su ensayo acerca de la vida de los estudiantes, Benjamin nos dice que las ideas más revolucionarias de ciertas épocas son también las más ridiculizadas, las más ignoradas, las más perseguidas. Eso bien puede servir para explicar por qué hoy la alquimia es considerada una pseudociencia que habría preparado el camino para la llegada de la química,8 o peor aún, sería algún tipo de misticismo confuso y apolítico que, codicioso como los judíos que lo practicaban, pretendería nada más que la producción de oro, la llamada crisopeya.9 Pero las cosas no son tan sencillas. La alquimia es una política, una política de la no separación y de la mezcla, del desorden, de la belleza y del peligro, de la transición, de la dismorfia y de la amorfia. Su lógica es la de la mixtura; nada en la alquimiaes, sino que todo está continuamentesiendo, no hay posiciones fijas, objetos ni métodos previos.

La palabraalquimia procede del árabe , o sea,al-kīmīya, transliterado para el latín comoalkimia, compuesto formado por el artículo árabeal y por un bello término, tal vez derivado del griego antiguo,χημεία (khēmeíā), que significa «fusión de líquidos».10 Para George Luck, sin embargo,kīmīya proviene de un término preárabe, probablemente del egipciokamt, quemt ochemi, que puede ser traducido como «negro» o «substancia negra», aludiendo, así, al lodo primordial del Nilo.11 En la entrada correspondiente de la monumentalEnciclopedia de la religión de Mircea Eliade, se afirma que la palabraalchemia, que data del sigloxii, se relaciona conars chemica (arte química), por lo que tenemos que decir algo sobre el supuesto carácter primitivo de la alquimia en relación con la química moderna. Solo una mente acostumbrada a ver la historia como una progresión lineal, lógica y racionalizada puede sostener tan tremendo disparate. Si bien es cierto que la alquimia aportó muchas ideas, substancias (el arsénico, el fósforo, el zinc, el antimonio, ¡todos esos nombres tan lindos!) y procedimientos a la química, no es su predecesora, sino algodiferente. Stanislas Klossowski de Rola llega a afirmar que la química derivó de una versión falsificada de la alquimia practicada solo para producir oro. Independientemente de que dicho metal pudiera, de hecho, ser obtenido por el verdadero alquimista, este es visto como un subproducto de sus trabajos, pues «el oro es la sombra del sol, y el sol es la sombra de Dios».12

No deja de ser reveladora la suposición de que, para algunos, la alquimia no fue creada por el legendario Hermes Trismegisto, sino por una mujer —María, la judía, alquimista y filósofa que vivió en Egipto en la Antigüedad y que inventó el utilísimo baño María (balneum Mariae)13—, mientras que la química fue ideada por un hombre, Antoine Lavoisier, en el sigloxviii. Se trataría entonces de una evolución ideal que partiría del irracionalismo sentimental femenino, cuyo símbolo sería, según C. G. Jung, Tiamat14 —divinidad babilónica que evoca el mundo matriarcal de los orígenes—, y llegaría al racionalismo objetivo masculino, en una supuesta línea de desarrollo cuyas nefastas consecuencias ya conocemos bien. Sin embargo, no puede haber evolución entre dos realidades que son no solo diversas, sino opuestas en muchos aspectos. Si la química es racional, ordenada y está encaminada al dominio de la naturaleza, la alquimia es mágica, caótica y practicada para que podamos fundirnos con la naturaleza. Su reino es el de lo no separado, donde se dan las nupcias alquímicas, laconiunctio15 entre el azufre y el mercurio, el coito entre el Rey y la Reina, la lucha amorosa del dragón alado con el dragón áptero; ambos deben morir para este mundo y, después