: Daziel M. Grey
: Cazadores de Demonios Los Ángeles Caídos
: GRP sin amazon
: 9786079658977
: 1
: CHF 5.30
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: Religion/Theologie
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LOS HOMBRES PAGARÁN CON SU VIDA LA ESTUPIDEZ DE SU CREADOR


En los inicios del tiempo, existían sólo los Ángeles y su creador. Sin embargo, algunos de estos Ángeles empezaron a rebelarse, por lo que fueron expulsados del Reino del Cielo y desterrados al Infierno. Entre ellos Abbadon, Diablo y Samael. Los tres perdieron las plumas de sus alas, su piel se volvió áspera y todo rasgo de belleza y pureza se borró para siempre. El Creador, al ver que ésto no era suficiente, creó un mundo que estuviera de por medio entre los dos reinos: el Reino de los Hombres. Pero Abbadon, Diablo y Samael juraron vengarse y atacaron a los hombres. De esto surgió un pacto: los Ángeles y los hombres se unieron para proteger a los humanos y acabar con los Demonios. Así, algunos hombres, llamados Cazadores, se encargan de eliminar a los Demonios que logran llegar a nuestro mundo.


EL PROBLEMA ES QUE AHORA NADIE LO SABE.


Sebastian Grey es un joven que acaba de cumplir sus veintiún años.


Toda su vida ha sido cotidiana: vive con sus padres, estudia en casa y está a punto de entrar a una escuela pública. Sin embargo, el secreto que han guardado sus padres está por revelarse: Sebastián es un Cazador de Demonios y tendrá que vivir a la expectativa de lo que se espera de él. Y no por él, sino por el bien del Reino de los Hombres.

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En las Sombras

En los suburbios de Gatwick, Londres, un joven de veinte años de nombre Sebastián Grey, era un hombre de altura no mayor al metro con ochenta centímetros, tenía el cabello negro como la noche y de un estilo quebrado, lo usaba corto pero era lo suficientemente largo para cubrir sus orejas. Sebastián tenía una complexión delgada, pero poseía gran fuerza, era un joven caucásico y de ojos grises. Era una persona muy seria e intelectual, casi no conocía a nadie, las únicas personas con las que convivían eran sus padres. Él vivía plácidamente en una casa hermosa de color blanco, con un gran patio cubierto de césped verde rodeado por una reja de madera, a las afueras de la casa había un gran árbol frondoso. En su interior era una casa llena de antigüedades y cuadros en las paredes, tenían una Gran Biblioteca, los muebles eran antiguos y todo parecía siempre estar en orden.

El pueblo de Gatwick es un lugar tranquilo, con casas cubiertas de fachadas austeras, los jardines siempre parecían florecer y las personas que vivían ahí eran muy amigables; las calles eran tranquilas y la gente era famosa por su humildad y hospitalidad. Sebastián acaba de comenzar sus estudios superiores en Southbank una escuela de Londres. Sin embargo, no está del todo agradecido con la idea pues la mayoría de sus estudios los ha recibido en su hogar junto con sus padres, desde los quince años. Sebastián había estudiado Latín por hábito familiar ya que sus padres consideraban esencial este conocimiento y a él no parecía molestarle. Sebastián era un joven serio y poco amiguero, la verdad, le va bien mejor pasarla solo, debido a que no se siente en confianza con nadie y parece no encajar con la sociedad, sin embargo, a pesar de ser un joven serio lo que más quisiera es poder pertenecer a un mundo, poder sentirse adaptado, pues su familia es muy introvertida y no acostumbraban a convivir con más gente.

Los padres de Sebastián eran Leonardo y Natalia Grey; Leonardo era un señor que rodeaba los cuarenta y cinco años, su piel era idéntica a la de Sebastián y el color de sus ojos era el mismo, era un señor muy serio e inteligente, además, era una persona muy atlética y fornida, su cabello era corto y lizo, mientras que Natalia era una señora muy joven, su aspecto parecía reflejar los treinta años, sin embargo su edad era de cuarenta y dos, era una señora de altura promedio, poseía un rostro muy hermoso y un cuerpo atlético, su cabello era largo y ondulado de color negro, su mirada estaba adornada con unos ojos de color gris.

Sebastián no pasaba mucho tiempo fuera de su casa, las mañanas se levantaba a leer los libros que eran tan antiguos que podían sentirse rasposas las páginas de la tierra ya adherida a ellas (era uno de sus hobbies favoritos). En las tardes, cuando su padre regresaba del trabajo, el cual desconocía (su padre solía decir que no era de importancia que lo supiera), se daban el lujo de recorrer una pista de obstáculos, ya que no quería que perdiera condición física. Esta pista de obstáculos estaba conformada por paredes de escalada, una pista para practicar algo similar alparkour con objetos que tendría que golpear mientras corría. “Es un ejercicio muy completo para un joven” decía su padre cuando empezaban la rutina. Por