: Giorgio Nardone, Stefano Bartoli, Simona Milanese
: Pragmática de la comunicación digital Actuar con eficacia en línea
: Herder Editorial
: 9788425450983
: 1
: CHF 8.70
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: Angewandte Psychologie
: Spanish
: 168
: kein Kopierschutz
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Durante el confinamiento ha resultado imprescindible trasladar la comunicación a las vías inmateriales de la web: Zoom, Skype y mil plataformas más nos han permitido seguir conociéndonos, hablando, mirándonos las caras, enseñando, aprendiendo, haciendo música y muchas cosas más. Sin embargo, es innegable que algo ha cambiado: las herramientas a nuestra disposición no son las mismas. El contacto visual ya no existe; la voz con sus inflexiones cobra mucha más importancia; la imagen en la pantalla se convierte en un icono; el contacto físico es imposible. ¿Cómo adaptar nuestra comunicación al contexto digital? En este ensayo Giorgio Nardone, Stefano Bartoli y Simona Milanese analizan desde todos los ángulos las nuevas formas de comunicación online. Este libro constituye un manual de instrucciones imprescindible para el buen uso de una comunicación cada vez más extendida.

Giorgio Nardone es director del Centro di Terapia Strategica de Arezzo, que fundó junto con Paul Watzlawick. Dirige la Escuela de Especialización en Psicoterapia Breve Estratégica y la Escuela de Comunicación y Problem Solving Estratégico, con sedes en Arezzo, Milán, Madrid y Barcelona. Reconocido internacionalmente como el máximo exponente de los investigadores que impulsaron la evolución de la Escuela de Palo Alto, es autor de numerosos trabajos que se han convertido en una referencia teórica y práctica para estudiosos, psicoterapeutas y managers de todo el mundo.

1. La realidad en la pantalla


La realidad existe en la mente humana
y en ningún otro lugar
.
GEORGE ORWELL

Un niño camina junto a su madre.

Los dos llegan ante un semáforo en rojo; la madre se detiene, mientras que el niño sigue andando.

Un coche toca el claxon; la madre da un salto y afortunadamente consigue salvar a su hijo.

—¿Es que no has visto que estaba en rojo? —exclama la mujer, asustada.

—Sí, he visto que estaba en rojo, ¿por qué? —responde el niño, desconcertado.

Este sencillo ejemplo explica un fenómeno que está en la base de nuestra percepción de la realidad: un hecho normal, vivido en el mismo momento, puede tener significados distintos para quienes lo están experimentando.

Pese a haber visto claramente el semáforo en rojo, el niño, a diferencia de la madre, no ha atribuido a ese color el mandato implícito «detente».

El mismo objeto, el semáforo rojo, es experimentado e interpretado de manera distinta por dos individuos y, por consiguiente, sus actos han de ser forzosamente diferentes.

Muy a menudo tanto en el ámbito psicológico como en el científico confundimos dos aspectos muy diferentes de lo que llamamos «realidad»: el primero concierne a las propiedades puramente físicas, objetivamente discernibles, de las cosas; el segundo consiste en la atribución de significado y de valor a estas cosas (Watzlawick, 1976, p. 129).

La realidad puede dividirse, por tanto, en dos órdenes: la realidad de primer orden, esto es, el objeto o el hecho en sí, y la realidad de segundo orden, esto es, la manera en que es percibido el hecho o el objeto y las reacciones que siguen a la percepción.

El primer aspecto está relacionado con la percepción sensorial de lo que nos ocurre, mientras que el segundo, esto es, la manera en que reaccionamos, se basa en la comunicación.

El pintor Pablo Picasso afirmó: «Todo lo que puedes imaginar es real»; nosotros preferimos decir que todo lo que es percibido es real, o como expresó el filósofo George Berkeley:«Esse est percipi», es decir, «ser es ser percibido».

El hecho de que yo me lance al agua para salvar a una persona que se está ahogando es un hecho objetivamente real; pero si lo hago por caridad, por aparentar heroísmo o porque sé que el hombre que se está ahogando es millonario y obtendré una recompensa, es una cuestión para la que no existe una prueba objetiva, sino únicamente atribuciones subjetivas de significado. El escritor francés Raymond Queneau, enEjercicios de estilo, llega a dar hasta noventa y nueve representaciones de significado distintas de un hecho tan simple como una disputa banal entre dos personas. Para la moderna epistemología constructivista no existe una realidad ontológicamente verdadera, sino muchas realidades subjetivas según el punto de vista que se adopte.

Si vemos un vaso lleno de un líquido transparente automáticamente pensamos que es agua, cuando en realidad también podría ser otra cosa; si el vaso se hubiera llenado hasta la mitad, habría quien lo percibiría medio lleno y quien lo percibiría medio vacío. Para ser más precisos aún, definir el recipiente como «vaso» ya supone una atribución de significado al objeto, es decir, es nuestra experiencia empírica la que nos lleva a decir que un recipiente con una determinada forma recibe el nombre de «vaso».

En palabras de Paul Watzlawick, «la ilusión más peligrosa del ser humano es que exista una sola y única realidad».

Sin embargo, la realidad que cada individuo vive y experimenta es el fruto de la interacción entre el punto de observación asumido y