: Julieta Piastro Behar, Victor Cabré Segarra
: Pensar la universidad
: Herder Editorial
: 9788425450808
: 1
: CHF 8.70
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: Bildungswesen
: Spanish
: 176
: kein Kopierschutz
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: ePUB
H ce décadas que nuestras universidades experimentan una profunda crisis. Esta se debate entre su función crítica -como entidad que promueve el diálogo cultural, científico y riguroso capaz de aportar nuevas posibilidades- y su función adaptativa, que responde con eficacia a las exigencias del mercado, impartiendo una formación estandarizada y funcional, a veces cuestionada. ¿Cómo hacer frente a este dilema? ¿Cómo abordar los desafíos que el siglo XXI nos presenta? Después de toda una vida dedicada a la docencia universitaria, Julieta Piastro y Victor Cabré intentan responder a estas cuestiones e invitan a reflexionar sobre los aspectos esenciales que, según ellos, deberían conformar los pilares de la universidad en nuestros días. Abogan por una institución que conserve su función social transformadora y continúe su labor como referente en la producción de conocimiento, formando a los profesionales del futuro, sin dejarse tentar por las modas ni las exigencias del mercado. Una universidad que responda verdaderamente a las necesidades de su tiempo.

Julieta Piastro Behar (Ciudad de México, 1960) es historiadora por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona. Especializada en pensamiento crítico, multiculturalismo e inmigración, actualmente es profesora de Pensamiento Contemporáneo y de Interculturalidad en Blanquerna-Universitat Ramon Llull, Barcelona, e investigadora del Grupo de Pareja y Familia de la URL. Es colaboradora habitual en el diario El Punt Avui. Ha publicado, entre otros libros, Los lenguajes de la identidad. La subversión como creación (Herder, 2019).

1. Docencia y diálogo epistemológico

Julieta Piastro


Docencia y pasión


La docencia es una actividad profundamente atractiva para quien le apasiona el conocimiento. Se trata de compartir lo mejor que uno tiene. No hay metodología de enseñanza capaz de reemplazar esa relación significativa con el conocimiento. Por más que un profesor incorpore a su clase métodos y técnicas de innovación, si no hay pasión, no hay educación.

La pasión es una dimensión que forma parte fundamental de nuestra relación con el conocimiento. El interés se siente, luego se piensa. La educación pasional suscita múltiples preguntas, parte de la duda, del querer entender y, a partir del diálogo, abre siempre nuevas posibilidades. Es una educación que permite al sujeto apropiarse de su mundo y hacerse cargo de él.

Cuando el estudiantado reconoce la pasión del profesor, se da cuenta de que ella es el eje alrededor del cual giran el dominio y la actualización de la materia y de que de ella fluyen infinitos recursos didácticos para comunicarla. Es ella también la que propicia o reafirma el interés del estudiante.

Año tras año escuchamos las experiencias de estudiantes que coinciden en que a lo largo de su formación académica se han vinculado con una determinada materia en función de la relación que el docente tenía con ella. Es decir, que el vínculo del profesor con su asignatura es determinante en la relación que el estudiante establece con dicha materia. A pesar de que en la universidad la mayoría de los jóvenes están cursando los estudios que han elegido por interés propio, el vínculo que establecen con las asignaturas también depende, en buena medida, de la relación del profesor con su materia.

Es difícil educar con la palabra cuando esta carece de sentido, cuando solo son palabras. Existen discursos vacíos que no comunican nada. Por eso la educación ha de demorarse para encontrar la coherencia entre la palabra y el sentimiento. Cuando no haypasión, es decir, cuando falta el vínculo entre lo que decimos y lo que sentimos, no hay receptividad.

La educación universitaria ha de propiciar en el sujeto la construcción de un texto identitario propio. Un texto que surge de la curiosidad frente al mundo y que se elabora a través del diálogo dentro del aula. En ocasiones puede ser también a la inversa, un diálogo dentro del aula que genera curiosidad e interés. Cuando el estudiante descubre que algo se llena de significado a través de una pregunta,la cuestión se transforma en pasión. Cuandola cuestión representa un acto de libertad, es ella misma la que implica al actor como sujeto responsable. El mundo pasa a ser su mundo, cuando aparece el interés por él.

En la medida en que algo se conoce, se desarrolla una sensibilidad determinada hacia eso. En la medida en que conocer es producto de un acto de libertad, la curiosidad es mayor y el conocimiento se vuelve pasión responsable.

Docencia y emancipación


En la práctica docente se pueden reconocer al menos dos puntos de partida radicalmente diferentes. El más clásico es aquel que sostiene que en el proceso educativo hay uno que sabe y otro que ignora. Dicho a la manera de Jacques Rancière, se trata de una relación jerárquica entre un sabio dominador y un ignorante que acepta obedientemente ser dominado.

El otro punto de partida es la lógica emancipadora, que surge del principio de que en el proceso educativo hay dos inteligencias, dos voluntades que desean pensar juntas, aprender juntas y que trabajan juntas de manera solidaria.

A la manera de Paulo Freire podríamos decir que nadie educa a nadie, que todos nos educamos mediatizados por el mundo. Es así como Freire también reconoce que el punto de partida de la desigualdad y el sometimiento en la educación no es libe