Elena López-Luján
“La enseñanza es, por definición, un camino de esperanza basado en un conjuto de ideales” (Day, 2011, p. 36). Esta frase define el sentido de la educación y el papel del maestro en el proceso educativo. Educación como camino que aspira a la consecución de un conjunto de ideales. Pero este camino y estos ideales se escenifican en el docente. Es el docente el responsable de acompañar, guiar y orientar a los alumnos en el camino del aprendizaje con su ejemplo y su modelo. Por ello, es fundamental que los docentes tengan unas competencias adecuadas tanto a nivel profesional (pedagógico) como personal para dar una educación de calidad. Una educación de calidad, que aúne competencias técnicas y competencias socioemocionales:
Si se limita al intelecto, la educación se convierte en una fría y abstracta instrucción. Si se la restringe a las emociones, se convierte en narcisismo. Y si se la reduce a lo moral-existencial, pierde su ancla para la totalidad. En definitiva, todas deben estar entrelazadas en el ser humano mismo y en la mejor educación (Jordán y Codana, 2019, p. 36).
La formación del profesorado es un tema siempre de actualidad, relevante, por lo que hay intentos de homogeneizar ciertos principios clave. En esa línea, la Comisión Europea (2015) intenta consensuar una visión general acerca de la profesión docente en Europa. Una visión que suponga un flujo constante de teorías y prácticas pedagógicas con el objetivo de saltar fronteras, culturas y políticas y, de esta manera, poder mejorar la calidad educativa de los propios profesores independientemente de su país de procedencia. Además, se plantea qué estímulos se pueden instaurar para atraer a los mejores estudiantes a la carrera docente.
Una adecuada formación en competencias docentes del profesorado, capacita a los maestros para enfrentarse y vivir con el cambio y los dota de un claro propósito moral: mejorar la vida de las personas mediante su educación (Fullan, 2002). Tengamos presente que la formación docente puede, al mismo tiempo, ser el mayor problema de la educación y su mejor solución, siempre y cuando se haga un estudio sosegado acerca del sentido de la educación, de lo que significa ser docente hoy y de cuáles son las competencias que se necesitan para poder implementar una educación de calidad para todos.
Si atendemos a las raíces del concepto de “Competencia” observamos que proviene de los términos griegosegon yagonistes, términos que hacían referencia alsujeto preparado para triunfar, fundamentalmente en el ámbito de las competiciones deportivas. Desde el punto de vista etimológico, competencia deriva del verbo latinocompetere (ir al encuentro una cosa de otra, coincidir), que evoluciona hacia los verboscompeter ycompetir. Esta división en dos verbos —solo ocurre en castellano— con significados diferentes (pertenecer e incumbir, por un lado ypugnar o rivalizar, por otro) es lo que acarrea en la actualidad diferentes concepciones, lo que hace más compleja una definición unívoca y consensuada, y agita la polémica entre sus detractores.
Si bien es cierto que existen algunos términos muy en sintonía con el concepto de competencia, estos no significan exactamente lo mismo. Para clarificar el significado de cada uno de ellos mostramos la siguiente tabla (Tabla 1.1).
TABLA 1.1.Conceptos similares al término Competencia. Clarificación conceptual
TÉRMINO
DEFINICIÓN
Conocimientos
Re