: María Encarnación González
: Victoria Díez y Bustos de Molina Una por todas
: Narcea Ediciones
: 9788427729704
: Mujeres en la historia
: 1
: CHF 14.30
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: Christentum
: Spanish
: 352
: kein Kopierschutz
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: ePUB
María Victoria Díez y Bustos de Molina (1903-1936), en proceso de canonización, hoy beata, sevillana hasta la médula, fue una excelente y simpática maestra nacional que supo aunar en admirable sintonía su vocación artística y su profesión docente, ejercida en pueblos de Extremadura y Andalucía. No salió nunca de España pero su mente, su corazón y su entusiasmo traspasaron mares y fronteras porque, crecida siempre en aspiraciones, iría hasta 'el fin del mundo' para comunicar a todos el móvil de su existencia, su amor, la pasión que de por vida la acompañó. Desde niña Victoria fue piadosa, como lo era su familia, y pronto emergió en ella una clara vocación apostólica, fruto de su consolidado amor a Jesucristo. Amable y servicial, libre y cercana a todos, atenta a los necesitados, de reconocido prestigio profesional, siendo Presidenta del Consejo Escolar de Primera Enseñanza de Hornachuelos (Córdoba), no dudó en entregar su joven vida en la madrugada del 12 de agosto de 1936 a causa de su fe.

María Encarnación González, Licenciada en Filosofía y Letras, sección de Historia, en la Universidad de Valladolid y Doctora en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Barcelona; es también Licenciada en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia 'Comillas' de Madrid. Ha sido la primera directora de la Oficina de las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española. Postuladora de la Causa del Doctorado de san Juan de Ávila y de la canonización de san Pedro Poveda, entre otros. En 2015, el papa Francisco le otorgó la medalla de Dama Comendadora de la Orden de San Gregorio Magno. Es autora de numerosas publicaciones.

2. UNA SIMPÁTICA SEVILLANA

Hija única en una familia modesta

Victoria vivió en Sevilla más de dos tercios de sus casi 33 años de existencia; desde su nacimiento en 1903 hasta que en septiembre de 1927, maleta en mano y acompañada por su madre, viajó a Cheles para tomar posesión de su primera escuela como maestra nacional. Un total de 24 años en los que creció en una familia modesta, dio cauce a su innata afición artística, se hizo maestra, entabló amistades que mantuvo durante toda su vida y, conoció y se incorporó a la Institución Teresiana.

Sevilla, una cuidad alegre y cosmopolita, con hondas raíces, fecunda en arte y creación literaria, y abierta a la aventura, modeló a Victoria. Su fotografía en un coche de caballos recorriendo la feria acompañada de sus tíos, y aquella otra en la que luce su airosa peineta vestida de sevillana, la sitúan en lo más castizo de un ambiente que siempre fue el suyo, aunque se desplazara durante sus nueve últimos años de vida para hacerse extremeña o cordobesa, pero sin prescindir del tirón de Sevilla.

Sevilla era una gran metrópoli en creciente desarrollo que contaba, además, con una historia muy antigua1. Todavía se conserva el nombre romano,Hispalis,hispalenses, para designar a la cuidad y a los nacidos en ella, pero su origen se remonta a los asentamientos de pobladores fenicios o tartesios en la llanura en el curso bajo del río Guadalquivir. Este territorio fue conquistado el siglo III antes de Cristo por el cónsul romano Escipión el Africano, que fundó la ciudad deItalica, hoy municipio de Santiponce, también relacionada con la biografía de Victoria. Dos siglos después, muy cerca de Itálica, Julio César fundó la colonia romanaIulia Romula Hispalis, latinizando el que debió ser nombre originario del lugar,Ispal.En el siglo I, Hispalis era ya una consistente ciudad amurallada, con puerto fluvial en el Guadalquivir (Betis), navegable unos 80 km. hasta el mar, y encuadrada en la Bética, una importante provincia del Imperio Romano, que fue pronto cristianizada. Hispalis contó con mártires en el siglo III, como las santas Justa y Rufina. A partir del siglo V, en la época romano-visigótica, sustituyendo a Córdoba, Hispalis llegó a ser la capital de la provincia. Destacaron por su ciencia y por su virtud los obispos san Isidoro y san Leandro, que transmitieron con sus obras buena parte del saber de su tiempo.

Con la invasión musulmana, la ciudad comenzó a llamarseIshbiliya,origen del actual nombre,Sevilla,y prosperó como ciudad: fue capital de un reino de Taifas y del al-Ándalus almohade. Notables vestigios de la etapa árabe son, sobre todo, el antiguo Alcázar, la Giralda, alminar de la mezquita almohade, y la base de la Torre del Oro.

En 1248 Sevilla fue incorporada a la corona de Castilla por Fernando III el Santo, que ennobleció la ciudad. Construyó la grandiosa catedral gótica, con la famosa Giralda como torre. Su puerto, abierto al comercio y a la aventura, hizo que prosperara la ciudad y, con el descubrimiento de América en 1492, se convirtió prácticamente en el centro económico y político del Imperio español. En siglo XVI Sevilla experimentó gran desarrollo: de su puerto partían las flotas y galeones hacia Oriente y Occidente, y de 1505 data su Universidad. Desde antiguo esta ciudad ha inspirado a los artistas: el siglo XVII fue su momento más brillante con sus famosas escuelas de pintura y escultura, y también con su exuberante arquitectura barroca.

La ciudad decayó en el siglo XVIII, asolada por crisis económicas y por epidemias de peste. No obstante, de entonces es el Archivo General de Indias, gran