: José Miguel García Pérez
: La pasión de Cristo Una lectura original. Segunda edición (Ed. Rústica)
: Ediciones Encuentro
: 9788413395081
: 100xUNO
: 1
: CHF 8.80
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: Religion/Theologie
: Spanish
: 214
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: ePUB
Una lectura de los relatos de la pasión de Cristo que aparecen en los cuatro evangelios canónicos revela, a primera vista, una narración del desarrollo general de los acontecimientos muy similar. Sin embargo, un análisis atento de los textos manifiesta llamativas diferencias, incluso contradicciones, de algunos hechos narrados en ellos: el motivo de la celebración de la última cena, la comparecencia de Jesús ante el sanhedrín, el día de la muerte de Jesús o el privilegio pascual que permitió la liberación de Barrabás, entre otros. Los estudiosos han intentado explicar o justificar tales diferencias apelando a la intención literaria o teológica de cada evangelista, sin alcanzar una explicación unánime. Este debate, que sigue vivo hoy en día, junto a una supuesta datación tardía de la redacción de los textos evangélicos, habría llevado a relativizar el valor histórico de los relatos de la pasión y a dudar de la identidad de sus autores. Esto supondría un grave problema para la fe cristiana, esencialmente histórica. El autor del presente libro ofrece, desde un punto de vista histórico, soluciones certeras tras décadas de estudio del sustrato semítico de los textos evangélicos, dando con ello un firme apoyo a la fiabilidad de las noticias e informaciones recogidas en ellos.

José Miguel García Pérez (Madrid, 1951), sacerdote de Madrid, realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor de Madrid. Estudió en la Universidad de Comillas (sede de Cantoblanco) y en École Biblique de Jerusalén bajo la dirección del P. Pierre Benoit y, tras un año de permanencia en la Universidad Católica de Washington, obtuvo en 1984 el doctorado en Teología por la Facultad de Teología del Norte de España. En la actualidad es profesor en el Seminario Vescovile de Como. Colaborador de la revista Cuadernos de Evangelio y autor de varios artículos en la revista Estudios Bíblicos, es autor o coautor de trece obras de carácter especializado sobre el estudio del sustrato semítico en el Nuevo Testamento, publicadas en la colección Studia Semitica Novi Testamenti, editada por Encuentro desde el año 2000 y dirigida por él desde 2010. Además, publicó en 2007 en Encuentro Los orígenes históricos del cristianismo, obra de corte divulgativo que ha sido traducida a varios idiomas. Ha publicado además, entre otros títulos, La pasión de Cristo (2019).

PRÓLOGO

Jesús de Nazaret murió clavado en una cruz fuera de los muros de la ciudad de Jerusalén, en una pequeña colina, llamada Gólgota, junto a la puerta de los huertos o de Efraím. El juicio en el que fue condenado, su pasión y muerte están narrados en los cuatro evangelios canónicos, que son nuestras principales fuentes históricas para conocer quién es Jesús. La mayoría de los estudiosos suele fechar la redacción de estas obras cristianas entre la segunda mitad de los años 60 y finales de los 90 de nuestra era; o sea, unos 35-70 años después de los sucesos narrados. Esta fecha tardía, junto a la falta de una sintonía total de los relatos evangélicos, ha llevado a bastantes exegetas a relativizar el valor histórico de los relatos de la pasión, e incluso a poner en cuestión la identificación tradicional de sus autores, que la Iglesia siempre ha reconocido como apóstoles-testigos de los hechos narrados (Mateo y Juan) o al menos como discípulos de aquellos que fueron testigos, de quienes recibieron la información (Marcos y Lucas). Nosotros estamos convencidos no solo de la antigüedad de la historia de la pasión, en sintonía con la mayoría de los estudiosos que suele colocar su redacción a finales de la década de los años 30, sino también de la fiabilidad de las noticias recogidas, ya que proceden de los testigos presenciales, como es fácil deducir del estilo y el contenido de los mismos relatos1.

La antigüedad de los relatos evangélicos donde se narra el prendimiento, el juicio y la condena, el sufrimiento y la muerte de Jesús está avalada por el conocimiento exacto que los autores sagrados manifestaron tener respecto a la situación histórico-social de la Palestina de aquella época y por el carácter semítico de la redacción griega, que obliga a pensar en una formulación, incluso fijada por escrito, en lengua aramea. Según X. Léon-Dufour, las características lingüísticas semíticas apoyan la autenticidad de estos relatos, ya que demuestran que su redacción tuvo lugar en Palestina en las primeras décadas del cristianismo: «La ciencia lingüística resuelve también algunos problemas. Así, difícilmente se puede admitir la afirmación de M. Goguel de que los relatos de la pasión provienen del cristianismo helenístico, pues los semitismos que se detectan en ellos testimonian el medio judeo-cristiano en que fueron elaborados»2.

Estos relatos evangélicos, comparados con los del ministerio público, o con los capítulos iniciales dedicados a la infancia según Mateo y Lucas, tienen unas características especiales. Ante todo, llama la atención que estas narraciones evangélicas tengan una clara unidad y desarrollo temporal progresivo, mientras que el resto de los evangelios son noticias de hechos aislados o palabras pronunciadas en diferentes ocasiones, que a veces se reúnen según la temática. Por otra parte, es llamativa la gran coincidencia que existe entre la historia de la pasión de los evangelios sinópticos, o sea los tres primeros, y la del cuarto evangelio. Durante el ministerio público, el evangelio según Juan destaca por la diversidad de hechos y discursos de Jesús que forman la trama del relato respecto a los otros tres; diferencia que se mantiene en los preámbulos de la pasión, desde la entrada de Jerusalén hasta la Última Cena. Pero a partir del prendimiento de Jesús en Getsemaní, el desarrollo de los acontecimientos es casi idéntico en los cuatro evangelios. Esta semejanza en el orden de narrar y en los acontecimientos señalados es debida en gran parte a la fidelidad de los evangelistas a los hechos acontecidos, como afirma X. Léon-Dufour: «Son los mismos acontecimientos que se transmiten en las cuatro recensiones; pero, si es necesario admitir la dependencia en relación a una misma tradición, no se puede hablar de dependencia literaria mutua inmediata»3. Un rasgo que apoyaría la existencia de una historia primitiva de la pasión es que estos pasajes evangélicos son independientes de los relatos del ministerio público de Jesús, ya que allí no se encuentra mención alguna a la información ofrecida en esos relatos. En dicha historia primitiva, la pasión comenzaría con el prendimiento de Jesús en Getsemaní, como parece sugerir la coincidencia existente entre los evangelios a partir de este suceso; dato que viene confirmado por la formulación del segundo y tercer anuncios de la pasión (Mc 9,31; 10,33; cf. 1Cor 11,23).

Por otra parte, no podemos olvidar que los evangelios se escribieron algunos años después del gran acontecimiento de la resurrección. Por eso, resulta sorprendente que los evangelistas dediquen más espacio a narrar la pasión y muerte de Jesús que su victoriosa resurrección. Hace tiempo M. Kähler, de forma provocadora, consideró los evangelios unos relatos de la pasión con extensas i