: Tzvetan Todorov, Roman Jakobson, B. Eichenbaum, V. Shklovski, I. Tinianov, O. Brik, B. Tomashevski,
: Teoría de la literatura de los formalistas rusos
: Siglo XXI Editores México
: 9786070305245
: lingüística y teoría literaria
: 1
: CHF 10.60
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: Essays, Feuilleton, Literaturkritik, Interviews
: Spanish
: 320
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Entre 1915 Y 1930 un grupo de jóvenes lingüistas y poetas rusos, ligado a los movimientos artísticos de vanguardia, revolucionó el campo de los estudios literarios. Ese laboratorio de experimentación crítica, que ha tenido vastas influencias en el desarrollo estructuralista posterior, modificó el modo de analizar las obras: desde entonces, el sentido de un relato o un poema no emana del proyecto biográfico o intelectual de su autor ni de la tradición literaria, sino de la construcción misma de ese texto, de las decisiones estilísticas y la organización interna que definen su forma. Este cambio de foco generó muchos rechazos y debates, a la vez que se convirtió en el punto de partida de la crítica literaria moderna. Mi actitud frente a los formalistas rusos ha cambiado en diversas oportunidades, lo cual, después de todo, no es nada sorprendente pues se me volvieron íntimos hace más de veinte años. La primera impresión consistla en este descubrimiento: se podía hablar de la literatura en forma alegre, irreverente, inventiva; al mismo tiempo, sus textos trataban de aquello de lo que nadie parecía preocuparse y que, sin embargo, yo había creído siempre esencial, de aquello que se denominaba la 'técnica literaria', Fue esta admiración lo que me llevó a buscar texto tras texto y, luego, a traducirlos. En un segundo momento creí percibir en sus escritos la presencia de un proyecto 'teórico', el de la constitución de una poética que, sin embargo, no era forzosamente coherente ni se había realizado a fondo. Por último, en el curso de un tercer período, empecé a percibir a los formalistas como un fenómeno histórico: lo que me interesaba no era tanto el contenido de sus ideas como su lógica interna y su lugar en la historia de las ideologías.

Nació en Bulgaria en 1939 y emigró a París en 1963. Estudió filosofía del lenguaje con Roland Barthes e integró el círculo de estructuralistas franceses agrupados en torno a la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París a mediados de la década de 1960. Es autor de numerosas obras sobre literatura y ciencias sociales, y fue codirector de la revista Poétique. Se ha desempeñado como Director de Investigación Científica de Francia. Luego de un primer trabajo de crítica literaria dedicado a la poética de los formalistas rusos, su interés se extendió a la filosofía del lenguaje, disciplina que concibió como parte de la semiótica o ciencia del signo en general. Como ensayista, historiador y filósofo se ha interesado, además, en el análisis de la cultura y en temas como la democracia, la memoria histórica, el estudio del otro y la tolerancia.

Hacia una ciencia del arte poética


Roman Jakobson


Era la época de los jóvenes experimentadores en las artes y en las ciencias. En el curso del invierno 1914-1915, algunos estudiantes fundaron el Círculo Lingüístico de Moscú bajo los auspicios de la Academia de Ciencias; dicho círculo se dedicaba a promover la lingüística y la poética, como lo decía el programa que sus organizadores sometieron al secretario de la Academia, el célebre lingüista Shajmatov. A la iniciativa de O. Brik, apoyado por un grupo de jóvenes investigadores, debemos la publicación de la primera antología colectiva de estudios sobre la teoría del lenguaje poético (Petrogrado, 1916) y luego, a comienzos de 1917, la formación de la nueva Sociedad de Estudio del Lenguaje Poético, que sería designada más tarde con la abreviatura Opoiaz y que colaborará estrechamente con el Círculo de Moscú.

El aspecto lingüístico de la poesía fue puesto deliberadamente de relieve en todas estas empresas. En esa época comenzaban a abrirse nuevos caminos en la investigación de la lengua; el lenguaje de la poesía era el que se prestaba más para ello porque este dominio, descuidado por la lingüística tradicional, permitía salirse de las huellas de los neogramáticos, y además porque la relación entre medios y fines, así como del todo con las partes, o sea