Introducción
Cómo descubrí el secreto perdido de la Ley de la Atracción
El año 2017 fue el peor de mi vida. Todo mi mundo se vino abajo. Terminé postrada en una cama por culpa de una enfermedad mientras la ansiedad crónica me consumía la mente. Unos años antes, concretamente en 2013, tras ser víctima de un traumático caso de abusos sexuales, la adicción a las drogas me llevó a trabajar de chica webcam para poder mantener un estilo de vida y unas adicciones insostenibles. Abusé hasta tal punto de mi cuerpo que incluso llegué a perderme a mí misma en el proceso. Lo cierto es que no recuerdo la mitad de las cosas que hice en aquel entonces porque la mayor parte del tiempo estaba drogada.
A causa de las malas decisiones, poco tiempo después terminé siendo una madre soltera arruinada y sin casa.
Después de perder todo el dinero que tenía y encontrarme en la calle, me di cuenta de que no estaba prestando atención a lo que el Universo intentaba decirme. Cuando lo pierdes todo y estás arruinada económica, emocional, espiritual y mentalmente, el único lugar donde puedes encontrar respuestas es dentro de ti. Fuera ya no quedaba nada que mereciera la pena ver. Lo había perdido todo.
Sin embargo, en el oscuro abismo del dolor y el sufrimiento fue precisamente donde encontré mi propósito vital.
Estaba convencida de que si descubría cómo presionar el botón de reinicio y me recuperaba usando todo lo que había aprendido, sería capaz de volver a brillar con intensidad. Me sentiría más empoderada que nunca.
Tenía un mensaje importante que transmitir al mundo. Quería que mis conocimientos sobre la sanación y la manifestación se hicieran virales. Quería que todo el mundo descubriera que ellos también pueden elevarse por encima de las restrictivas construcciones mentales que impiden a millones de personas alcanzar su auténtico propósito, independientemente de cuál sea éste: riqueza, salud, felicidad, éxito, amor… Y así es cómo nació mi nueva misión en la vida. No pararía hasta que la gente escuchara lo que tenía que decirles. Porque por fin había descubierto cuál era el secreto para hacer realidad mis sueños: primero debía encarnar la versión de mí misma en la que deseaba convertirme. La transformación, sin embargo, debía ser integral, incluyendo tanto mi mente como mi cuerpo o mis hábitos.
El secreto se me ocurrió por primera vez frente al espejo después de un largo vuelo. La verdad es que estaba viva de milagro. Por aquel entonces estaba tomando una medicación muy fuerte para el corazón, así que los riesgos para mi salud eran altísimos, lo que se unía a la depresión crónica que sufría. Recuerdo que me quedé mirando fijamente mi propio reflejo en el espejo del baño del hotel mientras sollozaba por culpa tanto del dolor físico como del emocional. Estaba dispuesta a dejar este mundo. Las lágrimas me corrían por las mejillas y me costaba respirar. Era incapaz de contener las lágrimas. Sabía que necesitaba desesperadamente algo que me ayudara a sobrellevar el dolor y lidiar con el tsunami de emociones que amenazaban con dominar mi realidad interior. Fue en ese preciso instante cuando supe que no podía seguir por aquel camino. Debía encontrar una cura. De hecho, comprendí que debía transformar mi adversidad en mi cura. Y, mientras me dejaba llevar por el momento, un destello de luz me iluminó la mente.
Mi primer impulso fue buscar ayuda en Internet. Me topé con los vídeos motivacionales de Denzel Washington e inmediatamente empecé a escucharlos una y otra vez hasta que sus palabras impregnaron mi alma. Mientras lo hacían, me fui acercando lentamente al espejo hasta quedar prácticamente pegada a él. Me miré larga, directamente a los ojos y vi mi alma por primera vez.
Cuando te miras a los ojos en el espejo, descubres el abismo de tu alma y reconoces la inmensidad de todo tu ser, todas tus virtudes y debilidades. Con las lágrimas aún resbalándome por las mejillas, empecé a recitarle a mi alma palabras de aliento y esperanza que reavivaron el fuego de mi auténtica esencia. Recargada de una energía que apenas era capaz de comprender, dirigí poderosas palabras a mi reflejo: «Estás curada, pero es algo temporal. No eres la situación que estás viviendo en estos momentos, ni tampoco lo que estás destinada a hacer. Éste no es tu destino.Estás destinada a otra cosa. Estás en este mundo para alcanzar la excelencia y para ayudar a los demás. No es momento de atenuar tu luz, sino de brillar con más fuerza».
El destello de luz que percibí la primera vez que me dejé llevar empezó a brillar y resplandecer como una brújula, señalándome mi propósito vital. En aquel instante comprendí que, sea cual sea la situación en la que te encuentres, todos los días verás un destello de luz, aunque sea tan débil como la de una vela. Y si te concentras en esa luz, encontrarás el camino que se aleja de la oscuridad y que puede guiarte hacia la felicidad duradera.
Canalicé el mensaje al comprender de repente que el Universo siempre me proporcionaría una luz para guiar mi camino. Poderosas energías se fusionaron con mi ser y recibí el mensaje más poderoso de todos. Hablando con una claridad y una franqueza tales que las palabras parecían brotar de mi interior, me dije: «Vas a convertirte en oradora motivacional ycoach emocional y vas a orientar a otras personas».
Mientras pronunciaba estas palabras, me dije a mí misma: «¿Yo, oradora? ¿Yo,coach emocional? Pero si apenas puedo hablar con la gente, ¿cómo quieres que me ponga a hablar desde un escenario?». Sin embargo, el mensaje había sido claro y explícito. No entendí la razón hasta mucho más tarde.
Cuando ahora echo la vista atrás, casi no puedo creer que pocos años después me dedique a dar conferencias desde los escenari