El municipio que queremos:
la descentralización territorial
en Cuba y sus desafíos
LissettePérez Hernández
Facultad de Derecho, Universidad de La Habana
“Quien esté pendiente del futuro y no aborde
el espacio político llamado ciudad como la nueva realidad,
está equivocado, está en una posición antihistórica”1.
1. Introducción
Desde hace siglos, los municipios desempeñan un papel trascendental en la organización territorial y funcional del poder. Es anterior al Estado, del cual es parte constitutiva […], Estado y municipio son entidades que se desenvuelven en sus propias esferas; pero no de forma independiente, el primero es la gestión de los intereses generales y el segundo en la gestión de los intereses locales, que son también generales.2
Los municipios prósperos y sostenibles constituyen la vara a través de la cual se mide la misma aspiración en dimensión estatal; una se corresponde y depende irremisiblemente de la otra. Por ello, junto a las normas jurídicas y las estructuras y funciones que las regulan, se impone la valoración de la práctica y de las consecuencias políticas y sociales que estas promueven, apelando a los distintos elementos que confirman el significado capital del municipio para una vida en sociedad, democrática.
La municipalidad en Cuba es perspectiva tradicional, heredada de los tiempos de la colonia. Su trascendencia política ha sido cíclica, respondiendo a los distintos intereses que históricamente han primado, por lo que en consecuencia, se ha expresado de forma diversa en las Constituciones y regulaciones que se han derivado. Desde el punto de vista organizativo, la tendencia ha sido la existencia de una dualidad de órganos (colegiados o individuales) en su composición; uno deliberativo y otro administrativo, con diferencias esenciales en las distintas épocas en cuanto a los tipos de relaciones que han mediado entre ellos, y el papel que cada uno ha tenido como parte del entramado municipal. Aunque, en la realización práctica, a partir de la ejecutoriedad y efectividad municipal, aun reconociéndosele naturaleza política al municipio, los órganos administrativos han constituido su proyección y personalización más destacada; habida cuenta que la gestión municipal es en gran medida, gestión administrativa.
En Cuba, la historia demuestra que al municipio le han faltado alas para ejecutar su propio vuelo, la centralización ha mediado sus caracteres más sobresalientes, atando el despliegue de la iniciativa propia. El municipio está por merecer un voto de confianza para el progreso y la sostenibilidad de la localidad y con ella de la nación.
2. Fundamentos generales que sustentan la necesidad
de descentralización territorial
A partir del marco institucional establecido por definición constitucional, el municipio debe abordarse en relación con el diseño del poder popular, máxima expresión de la institucionalización cubana, forma de organización política autóctona en su esencia, con vocación democrática, en tanto requiere para su conformación, control y transformación de un ciudadano activo. Su diseño de compromiso y coherencia interna constituye un aporte del constitucionalismo cubano a la humanidad, a partir de lo cual pudiera convertirse en referente obligado para la organización, estructura y funcionamiento municipal efectivo y democrático.
Al mismo tiempo, es importante recordar que la concepción que primó con la creación del Poder Popular, guiados por la tradición, los aciertos y desaciertos3, fue la de descentralizar el poder local, en correspondencia con la participación ciu