«—Le tengo miedo —dijo Piggy— y por eso le conozco. Si tienes miedo de alguien le odias, pero no puedes dejar de pensar en él. Te engañas diciéndote que de verdad no es tan malo, pero luego, cuando vuelves a verle…, es como el asma, no te deja respirar. Te voy a decir una cosa. A ti también te odia, Ralph».
WILLIAM GOLDING
LA AGRESIÓN Y LOS CONFLICTOS EN LA NATURALEZA HUMANA
La primera novela de William Golding,El señor de las moscas, fue publicada en 1954 y ha sido considerada como una alegoría sobre la naturaleza humana, en la que se habla de la complejidad de nuestra mente y su capacidad para albergar tanto emociones positivas como sentimientos destructivos. Algunos la consideran como una fábula moral que explora los comportamientos agresivos de autoritarismo y dominación, más allá de los instintos de supervivencia. Su argumento plantea situaciones, en principio, ligadas a la necesidad de alimentación, pero que se convierten de forma progresiva en una necesidad de poder y dominio, donde prima la agresividad.
La disección del contenido de esta obra literaria nos permite analizar distintos aspectos de la naturaleza humana y de las relaciones tóxicas que pueden llegar a producirse. Como muestra el texto inicial en el que uno de los chicos, «Piggy» (apodo que le ponen por ser obeso y que significa «cerdito» en inglés), habla del miedo que supone ser víctima de agresiones. Este caso nos recuerda en buena medida la preocupación que alimenta el libro, las conductas de acoso, sus consecuencias y cómo intentar prevenirlas.
«Su mente estaba llena de recuerdos: los recuerdos de la revelación al acorralar a aquel jabalí combativo, la revelación de haber vencido a un ser vivo, de haberle impuesto su voluntad, de haberle arrancado la vida, con la satisfacción de quién sacia una larga sed».
Este otro fragmento que pertenece a uno de los momentos emblemáticos de la novela nos permite reforzar la idea de que el ejemplo literario deEl señor de las moscas, como ocurre con otras muchas obras, puede acercar a los lectores a la complejidad de las relaciones humanas, determinadas por factores personales; pero, también, y esto es lo relevante, por los contextos y las dinámicas culturales que los envuelven. Desde luego, dentro de las relaciones humanas, la agresión parece consustancial a los procesos adaptativos; sin olvidar que, realmente, ha sido la cooperación entre las personas el verdadero artífice de la evolución humana.
Para todos los que ya han leído o van a leer la excelente novela de William Golding es oportuno decir que en ella no se muestra una visión determinista de la conducta, aunque hay quienes con