Prólogo
Hace tiempo, en su clásico sobre la representación (1972), Hanna Pitkin reconoció que no podemos entenderla plenamente sin adoptar una perspectiva sistémica. Sin embargo, ni Pitkin ni yo (Mansbridge, 2011), al defender un enfoque sistémico, profundizamos en el tema. Felipe Rey ha elaborado la obra definitiva hasta la fecha.
Este libro será de interés para lectores muy diversos. Lo recomiendo tanto a los expertos en representación política como a los que están empezando a interesarse por este concepto. Lo recomiendo a profesores y estudiantes de ciencias políticas y jurídicas. Lo recomiendo a todos aquellos que, en uno u otro de los múltiples espacios que conforman el sistema de representación —los medios de comunicación, las organizaciones civiles, los movimientos sociales—, deben en ocasiones soportar la carga de hablar en nombre de otros. Lo recomiendo a los expertos en diseño institucional para que orienten sus reflexiones sobre qué posibles nuevas instituciones representativas, formales o informales, mejorarían sus diseños. Por último, se lo recomiendo a cualquier persona que se preocupe por la democracia y quiera encontrar una salida a la actual crisis democrática.
Una nueva teoría democrática para un mundo nuevo
Hoy la democracia necesita nuevas ideas, y las nuevas ideas surgen a menudo de la interacción de la teoría y la práctica. Rey es un magnífico ejemplo de esta creatividad. Gran parte de su trabajo es inductivo y se basa en prácticas democráticas innovadoras. Rey ayudó a diseñar el Modelo de Asamblea Ciudadana Itinerante, una de las ocho formas de institucionalización de la democracia deliberativa en el mundo reconocidas por la OECD (2021). Ha sido un importante impulsor de algunas de las primeras experiencias de selección aleatoria en América Latina. Trabajó en el clúster español de la Asamblea Ciudadana Global sobre cambio climático, que entregó sus recomendaciones a la COP26 en el Reino Unido en 2021. Es miembro deDemocracy R&D, la principal red mundial de profesionales de la democracia deliberativa. Actualmente dirige un proyecto global en el que participan varias organizaciones de todo el mundo sobre las nuevas fronteras de la democracia deliberativa.
La representación política ha evolucionado de manera espectacular en el pasado y lo seguirá haciendo. Las primeras prácticas representativas no eran electorales. En Atenas, hace más de dos milenios, los miembros de los órganos de decisión más importantes se elegían por sorteo, no por elección. La representación liberal moderna apenas tiene dos siglos. Reemplazó a un sistema de selección, no de elección, mediante el cual algunas circunscripciones medievales y de principios de la modernidad elegían a sus delegados ante el rey por aclamación. Hasta mediados del sigloxvii en Inglaterra, las decisiones parlamentarias se tomaban por consenso y no por mayoría de votos. Los partidos políticos en su forma moderna no evolucionaron hasta el sigloxix. Del mismo modo, el voto secreto fue ganando aceptación solo poco a poco. A finales del sigloxix y en el sigloxx, los sindicatos, los grupos de interés y los movimientos sociales empezaron a desempeñar un papel importante en la representación política. A principios del sigloxx, Estados Unidos conoció las innovaciones de la iniciativa, el referéndum y la revocatoria, los gobiernos municipales no partidistas y la institución de los «administradores municipales». Sin embargo, es posible que el interés por las nuevas formas de representación en nuestro siglo no tenga precedentes. Algunas formas de representación están en «crisis», pero otras están emergiendo. Aunque hace dos siglos los redactores de la Constitución estadounidense concibieron la representación explícitamente como una limitación de la democracia, en nuestro siglo las nuevas formas de representación que están surgiendo están inyectando más profundamente en la fibra representativa aspectos de «autoría propia» democrática.
Creo que Rey está en lo cierto al argumentar que muchos aspectos de nuestras teorías democráticas clásicas se han quedado obsoletos. Como una vez dije, esta no es la democracia de