: Adelaide Baracco Colombo
: Caín, ¿dónde está tu hermana? Dios y la violencia contra las mujeres
: Editorial Verbo Divino
: 9788490733721
: 1
: CHF 10.60
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: Religion/Theologie
: Spanish
: 168
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
'Y Dios dijo: 'Caín ¿dónde está tu hermano Abel?'' (Gn 4,9). El mal culpable, cometido desde el libre albedrío, había sido hasta este momento un asunto solo entre la persona y Dios; a partir de ahora afectará al 'hermano', al mundo. La pregunta de Dios al fratricida Caín es fuertemente simbólica, porque injerta en la historia humana la cuestión de la responsabilidad ética, y de este modo convierte un suceso de violencia circunstancial entre un agresor y una víctima en violencia social y estructural. Ante ella tenemos que 'responder' todas y todos, desde la teoría y desde la praxis, si no queremos dimitir de nuestra humanidad. La reflexión sobre la violencia contra las mujeres se enmarca dentro de este 'grito' de Dios y se manifiesta como denuncia contra todas y cada una de las dimensiones y las estructuras de nuestra sociedad: tradición cultural, filosofía, jurisprudencia, religión, antropología... Denuncia que es teoría y praxis, análisis y experiencia, dolor y esperanza. 'Caín, ¿dónde está tu hermana?'

ADELAIDE BARACCO COLOMBO(EDITORA)


INTRODUCCIÓN


Caín y Abel. Un relato conocido. Un relato que es también interpretación. Hechos objetivos y razones subjetivas. Situación concreta y sus condicionantes. Abrimos el horizonte: historia y respuesta humana libre, es decir,existencia yresponsabilidad.

Mucho se podría comentar sobre este relato tan sencillo y a la vez tan paradigmático. La interpretación inmediata nos la ofrece el mismo texto, con sus silencios y con sus palabras. Sabemos que los silencios nos dicen mucho de lo que está detrás de un texto, porque nos hablan de su trasfondo cultural, de su imaginario social... Sin embargo, como leemos en un capítulo de este libro, «el silencio es en muchas ocasiones, en línea con la espiritualidad sálmica, la única respuesta que la antropología bíblica ofrece ante la incapacidad de encontrar sentido a los grandes misterios de la vida humana, como el sufrimiento, la injusticia o la muerte»1. En este relato, el silencio no es una cuestión menor; es silencio sobre lasrazones de la «mirada» de Dios a Caín. «El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín y a su ofrenda» (Gn 4,4-5). ¿Por qué Abel es aceptado y Caín no? No lo sabemos2. Quizás el autor bíblico quería con ello subrayar la infinita libertad (amorosa) de Dios ante un pueblo «elegido» que no correspondía a su amor3. De todas formas, no cabe duda de que hoy este silencio, poderosamente evocador entonces, nos llega radicalmente desvirtuado, sugiriendo la imagen de un Dios injusto e arbitrario. En nuestra cultura formalmente igualitaria no cabe en absoluto un Dios todopoderoso que, sin razón alguna, concede su favor a alguien y lo niega a otro. Es decir: elsilencio del texto, cuya función era proteger la libertad de Dios –y efectivamente así se entendía entonces–, hoy nos resulta problemático, cuando no escandaloso.

¿Y qué nos dicen laspalabras del relato, los hechos? Que ante la «diferencia» de mirada de Dios entre él y su hermano, Caín responde matando al hermano. La reacción de Caín ante el Dios «que miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín y a su ofrenda, por lo que Caín se irritó mucho y torció el gesto» (Gn 4,4-5), es la ira fratricida. Sin embargo, su violencia la tenemos que leer en el contexto más amplio de la «gran rebelión» frente a Dios narrada en el capítulo inmediatamente anterior e interpretada por el autor bíblico, desde una visión obviamente masculina, como fruto del orgullo y la desobediencia. A estos dos pecados, en el fratricida Caín se suma la ira. Y, con ella, un cambio radical de enfoque. Porque mientras el pecado de Adán y Eva había sido una realidad que concernía a la relaciónpersona-Dios, ahora, y por primera vez en la historia humana, el pecado de Caín –la ira hacia Dios– se vuelve pecadocontra el «hermano». La violencia de Caín nace de una estructura de pecado que de ahora en adelante ya no afectará únicamente