Elaine Graham*
EL CÍBORG ESPIRITUAL:
RELIGIÓN Y POSHUMANISMO DESDE LA ERA SECULAR A LA POSTSECULAR
Este artículo parte de la premisa de que el poshumanismo crítico expone y cuestiona los criterios con los que la modernidad occidental ha definido los límites entre naturaleza, humanidad y tecnología. Los desarrollos religiosos, culturales y epistemológicos de lo que se conoce como «postsecular» pueden señalar un desvanecimiento de otra serie de distinciones características de la Modernidad: las que existen entre lo sagrado y lo secular, la creencia y la no creencia. Utilizando la famosa afirmación de Donna Haraway de que «preferiría ser un cíborg que una diosa», consideraré si el poshumanismo crítico en forma de identidades cíborgs también es capaz de trazar, y cruzar, esta «frontera final» entre inmanencia y trascendencia, secular y sagrado, humanidad y divinidad.
Introducción
EnManifiesto para cíborgs, Donna Haraway afirmó célebremente: «Preferiría ser un cíborg que una diosa»1. Desde entonces, ha sido objeto de debate y análisis. Su defensa de la figura del cíborg ha tenido una enorme influencia en toda una serie de disciplinas que consideran el impacto de las tecnologías avanzadas en la cultura y la sociedad, incluyendo la teoría feminista, los estudios culturales y la filosofía de la tecnología. En su desafío a las esencias orgánicas fijas, el cíborg representa la transgresión de los límites de las especies y las categorías (humano/máquina, naturaleza/cultura, biológico/cibernético), convirtiéndose así en el símbolo del rechazo al esencialismo de raza, género o especie, o a cualquier identidad totalizadora. Es un «mito sobre fronteras transgredidas, fusiones potentes y posibilidades peligrosas»2. Como pastiche híbrido y fluido de partes, el cíborg encarna «las promesas de los monstruos»3, y representa una llamada a encontrar la liberación en las identidades que son híbridas, fluidas e interconectadas.
En este artículo, quiero volver específicamente a la oposición binaria entre cíborg y diosa en el ensayo de Haraway. Esto me ha intrigado a mí y a otros profesores, especialmente en el estudio de la religión, durante muchos años4. En el contexto de un ensayo que celebra los cuerpos aumentados, las identidades híbridas y las afinidades complejas, y que ha sido un texto fundacional para la disciplina conocida como poshumanismo crítico, ¿cómo debemos «leer» la declaración de Haraway de lo que parece ser una forma de dualismo? ¿Representa un rechazo de un tipo particular de pensamiento teológico que asocia la divinidad con una deidad inmutable y desapasionada en cuya imagen la humanidad anhela u