: Amy Alward
: Pociones: Elixir
: NOCTURNA
: 9788416858811
: 1
: CHF 7.20
:
: Kinderbücher bis 11 Jahre
: Spanish
: 432
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
INGREDIENTES Una cucharada de magia peligrosa Un largo hilo de comentarios por Internet Una dosis de suerte (buena o mala) Polvo de cascos de centauro ¡Todo ello llevado a ebullición en un gran viaje! Tras ganar la Expedición Salvaje, Sam acepta acompañar a la princesa Evelyn en una gira real. Y si bien accede para ayudar a su amiga, cuyos poderes mágicos se han descontrolado, en su decisión también hay un motivo secreto relacionado con su abuelo. Para ayudarlos y de paso encontrar un misterioso diario de pociones, Sam se embarcará en una búsqueda contrarreloj donde tendrá que poner a prueba todas sus habilidades como alquimista.

Amy Alward nació en Inglaterra y con once años se mudó a Canadá. Tras licenciarse en la Universidad de Toronto, se dedicó a viajar por el mundo hasta que finalmente se asentó en Londres. En 2015 inició la trilogía Pociones con Filtro (Nocturna, 2016), seguido de Elixir (Nocturna, 2017) y Alquimia (Nocturna, 2018), que se vendió en subastas a varios países meses antes de su publicación.

2

SAMANTHA

—¿Preparada?

La princesa Evelyn me aprieta la mano mientras salimos de la sala de maquillaje para ir al estudio. El decorado representa un acogedor salón con dos sofás de terciopelo rosa claro irisado, ligeramente enfrentados, separados por una mesita de madera de caoba, todo ello sobre una exquisita alfombra oriental de nudos. Si no fuera por el despliegue de cámaras frente a los sofás y por las luces brillantes, podría encontrarme en casa de alguien tomando el té. En casa de alguien muy rico.

Evelyn me suelta y le tiende la mano a la presentadora, que se acerca a saludarnos. Me seco el sudor de las palmas en el vestido de algodón. Ojalá me permitieran llevar vaqueros.

Infusión de camomila y valeriana: una poción calmante para relajar los nervios, estimular la confianza y aliviar la ansiedad.

¿Mi segundo deseo? Irme corriendo a casa y tomarme una poción calmante, aunque creo que ya es demasiado tarde.

La presentadora se vuelve hacia mí; juro que los ojos se le han convertido en estrellas después del breve encuentro con la princesa. Al mirarme parece deslumbrada, aunque tal vez sea yo quien no ve bien: me parece increíble que esté conociendo a gente que llevo viendo por la tele desde que tengo uso de razón. Su programa matinal forma parte de nuestra rutina diaria, tan reconfortante como una taza de café y un cuenco de cereales con nueces y miel. Salvo que ahora quieren entrevistarme. Bueno, a mí, a la princesa Evelyn y a Zain. Me imagino a mi familia apretujándose alrededor de la mesa de la cocina para ver bien la televisión. Es bastante descabellado.

—¡Me alegro de conocerte al fin, Sam! —dice la presentadora. De cerca tiene el pelo rubio más despampanante y los dientes más blancos que he visto en mi vida.

—Gracias por invitarme, señora Carter —respondo mientras procuro por todos los medios que no me tiemblen las manos.

—¡Llámame Annie! ¿Cómo te encuentras? ¿Estás nerviosa?

—Un poco, quizá… —digo, pero me interrumpe el presentador, Mike Evans. Mi primera impresión es de sorpresa: en persona es mucho más bajito de lo que parece en la pantalla. Le saco por lo menos una cabeza.

—¿Nerviosa? ¿La chica que se enfrentó a los enemigos de nuestro país y resultó vencedora? —Me da una palmadita en el hombro—. Imposible.

Alguien grita «¡treinta segundos!» desde detrás y todos nos apresuramos a nuestros puestos. Me colocan en uno de los sofás hecha un sándwich entre Evelyn y Zain, mientras los presentadores toman asiento frente a nosotros.

—Recu