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La búsqueda
Misterio
El misterio de la muerte, que nos desasosiega, a menudo, interiormente, desde la niñez, deja al ser humano frente al inmenso misterio de su vida entera. Ignorarlo es un mal empeño. Quien huye y evade la muerte, desoye su vida y la anestesia. Verdaderamente, la muerte tiene la virtud de lo inapelable: es un fenómeno cierto, inseparable de la condición humana y, también, de su naturaleza.
Puede ser contemplada desde muy diversas dimensiones: la biológica, la clínica, la social, la personal, pero también, dentro de ellas, con perspectivas muy diferentes: sanitaria, antropológico-filosófica, antropológico-cultural, histórica, teológica, política, jurídico-social, artística, ética, conmemorativa, y un largo etcétera. Tan importante es su realidad.
Como dice Laín Entralgo en su textoCuerpo y alma, la muerte es, sin duda alguna, unhecho, una “posibilidad vital absolutamente ineludible y absolutamente irrebasable…, un trance de nuestra existencia a cuya atención debe atenerse la vida del ser humano para ser radical y auténtica”.
Pero estehecho, siguiendo al mismo Laín, no es un hecho cualquiera, un algo que sucede, sino un hecho que, para cobrar su verdadera dimensión, debe convertirse en un“acto” humano, parte del proceso personal del moribundo, que debe ser aceptado y, en gran medida, también asumido e iniciado por él, aunque igualmente, por desgracia, puede ser rechazado por su protagonista. Sobre este aspecto de la muerte vamos a extendernos con posterioridad.
Paralelamente, la muerte suele ser un “suceso” familiar, un acontecimiento que rompe y modifica la homeostasis de la historia del grupo en el que ha coexistido el que fallece, y, asimismo, con frecuencia llega a ser un cierto“acontecimiento” social, por su impacto en la comunidad y en la sociedad que le ha integrado.
Cada cultura modula estas diversas realidades, las enmarca y las conduce, como continuamente nos enseña la antropología cultural.
Pero siemprepermanece el misterio. La muerte, como idea abstracta, nos confronta con el fin de lo conocido y nos sitúa frente a un posible “vacío”, suscitándonos numerosos interrogantes. Es fácil, o al menos es más o menos inteligible, comprender qué significa lamuerte biológica: dejar de respirar, de latir el corazón, de tener actividad eléctrica cerebral, etc. Tampoco nos supone un conflicto excesivo comprender lo que podríamos denominar lamuerte psicológica: dejar de percibir, de pensar, de sentir, etc. Mucho más difícil, ignoto, es la comprensión dedejar de existir: dejar de amar, de ansiar, de proyectar, de vivir en suma. ¿En qué consiste dejar de existir, dejar de ser? ¿Se aniquila el ser o pe