: Jean-Philippe Postel
: El affaire Arnolfini Investigación sobre un cuadro de Van Eyck
: Acantilado
: 9788419036605
: 1
: CHF 5.30
:
: Bildende Kunst
: Spanish
: 168
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
El retrato del «matrimonio Arnolfini», que Jan van Eyck pintó en 1434, es uno de los cuadros más fascinantes de la historia del arte: admirado a lo largo de los siglos, objeto de innumerables estudios, esconde sin embargo un secreto, un significado oculto que se hurta aún hoy incluso a la mirada más atenta. ¿Quiénes son realmente el hombre y la mujer retratados en el cuadro?, ¿qué vínculo los unía? y, especialmente, ¿qué pistas pueden ofrecernos al respecto los objetos que los rodean? En este extraordinario ensayo, Jean-Philippe Postel observa con ojo clínico el lienzo para desvelar uno a uno los misterios que Van Eyck planteó en esta singular obra, como si se tratara del análisis forense en un relato policíaco. ¿Resolverá el misterio de una de las obras de arte más enigmáticas de todos los tiempos? «Esa mujer embarazada, ese marido distante, esas manos que apenas se tocan, ese espejo (¡no se habrá hablado ya bastante de lo que se ve en ese espejo!) lo han oído todo, excepto... Excepto lo que se va a leer aquí». Daniel Pennac «Postel ofrece la más osada y curiosa hipótesis». Sergio Vila-Sanjuán, La Vanguardia «Este libro nos da pie para engolfarnos en cada centímetro de esta composición fascinante, para repasar con él las hipótesis hasta ahora formuladas y para divertirnos con nuevas teorías detectivescas». Elena Vozmediano, El Cultural «Una obra de una meticulosidad, propia de un cirujano, que pocas veces se tiene en cuenta a la hora de escribir. Esta hermosa obra, de apenas un centenar de páginas, es en realidad una pequeña joya literaria». Berta Lucía Estrada, Panorama Cultural «Puede que, en efecto, la de Postel sea la interpretación más real, a fuer de fantástica». Francisco R. Pastoriza, Faro de Vigo

Jean-Philippe Postel (París, 1951) ejerció de médico generalista de 1979 a 2014. «El affaire Arnolfini» es para él el resultado de «la aplicación a una obra pictórica de los métodos de observación clínica».

I


«ALS ICH CAN»


Jan van Eyck, el príncipe de los pintores de nuestro siglo.

BARTOLOMEO FAZIO

El retrato llamadoEl matrimonio Arnolfini fue pintado por Jan van Eyck en1434: enigmático, extrañamente bello, sin precedente ni equivalente en la historia de la pintura.

Pero quizá, después de todo, no fuese pintado en1434. Todo lo que sabemos en materia de fechas está en una frase sibilina que hace las veces de firma, caligrafiada en mal latín encima del espejo: «Johannes de Eyck fuit hic1434»(fig.1). Nofecit ocomplevit, sinofuit hic. No «Jan van Eyckhizo oacabó este cuadro en1434», sino «Jan van Eyck estuvo aquí en1434». O incluso: «Éste es Jan van Eyck en1434». La frase es doblemente ambigua: no dice que el cuadro date de1434, sino que la escena que representa tuvo lugar en aquel año. Y se guarda bien de informarnos si Van Eyck fue testigo o protagonista de esta escena. La frase sitúa al cuadro bajo el signo del doble sentido.

Gracias a los documentos contables de la corte de Borgoña sabemos más sobre Van Eyck que sobre ningún otro pintor de su tiempo, más de lo necesario incluso para escribir una novela (aunque esto no es una novela, sino más bien una investigación, un análisis), y sin embargo parcelas enteras de su biografía siguen en la sombra. ¿Qué es lo que podemos decir de Jan van Eyck? El lugar y el año de nacimiento se desconocen. Los historiadores sitúan su nacimiento en Flandes hacia1390; tal vez en Maaseik, no lejos de Maastricht, a orillas del Mosa, tal vez en otro lugar. Habría vivido en La Haya y luego en Lille, antes de fijar su residencia en Brujas, donde moriría en1441.

Sobre sus maestros, sobre su aprendizaje: nada. Sobre sus comienzos al servicio de Juan III de Baviera, soberano de Holanda fallecido en1425: nada tampoco. Su nombre aparece mencionado por primera vez en una carta patente fechada el19 de mayo de1425.1 En ella se nos informa que «Johannes, antiguo pintor y ayuda de cámara del difunto duque Juan de Baviera» entraba al servicio del duque de Borgoña Felipe el Bueno. Y lo estuvo hasta su muerte. Borgoña sobrepasaba en riqueza tanto a Francia como a Inglaterra, que durante casi un siglo se habían destrozado mutuamente; mientras que el puerto de Brujas, por entonces centro económico y financiero de los países nórdicos, podía recibir en un solo día hasta cien barcos mercantes.

El duque Felipe parece que tuvo a Jan en muy alta estima. Lo colmó con sus atenciones y fue el padrino de su primer hijo, nacido en1434. Jan hizo para él varios viajes por el extranjero: de España le traería el retrato de Isabel de Urgel, con la que el duque no se casó; de Portugal, el de otra Isabel, hija del rey Juan, con la que sí se casó. Las cuentas de laRecaudación general de finanzas mencionan además, y en varias ocasiones, «ciertos viajes lejanos y secretos que el dicho monseñor le ordenó hacer a ciertos lugares, de los que no quiere hacer más mención».2 La finalidad y la naturaleza de estas misiones secretas, retribuidas muy generosamente, son uno de los misterios de la vida de Jan que siguen sin resolver.

Conocía los alfabetos griego y hebreo. En unDe viris illustribus escrito en1456, el humanista italiano Bartolomeo Fazio dijo de él que era «un hombre de cultura literaria, experto en geometría y maestro de todas las artes que puedan añadirse a la distinción de la pintura».3